Jueves, 25 de abril de 2024

La ciudadanía ve con desagrado a los partidos políticos

Autor:

Adriana Noboa

Actualizada:

26 Dic 2019 - 0:05

Al 40% de ciudadanos no le agrada ningún partido o movimiento y a otro 22% ni siquiera le interesa el tema lo suficiente como para dar su opinión. Una medición de Cedatos muestra cómo ha ido creciendo el desapego hacia las organizaciones políticas desde 2007.

campaña partidos políticos collage

Autor: Adriana Noboa

Actualizada:

26 Dic 2019 - 0:05

Al 40% de ciudadanos no le agrada ningún partido o movimiento y a otro 22% ni siquiera le interesa el tema lo suficiente como para dar su opinión. Una medición de Cedatos muestra cómo ha ido creciendo el desapego hacia las organizaciones políticas desde 2007.

La desafección partidista ha ido creciendo en la última década. Tuvo su pico más alto en octubre pasado, cuando a un 56,7% de ciudadanos no le agradaban ni partidos ni movimientos políticos.

El momento coincide con la manifestación nacional, contra las medidas económicas del Gobierno, y en la que los partidos y movimientos políticos prácticamente carecieron de representación. A excepción del correísmo.

Sin embargo, en el último mes, el desagrado disminuyó en una parte de la población. Pero se incrementó la ausencia total de interés. Los ciudadanos consultados por Cedatos se limitaron a decir que no sabían si algún partido o movimiento les agradaba o no respondieron.

Ambos sentimientos de la población superan con creces el respaldo a cualquier partido nacional, desde 2017. Ese año coincide con la caída en la aprobación de Alianza País, que había alcanzado niveles de respaldo de más del 50%.

Alianza País campaña 2013

Alianza País campaña 2013 

Según las mediciones de la encuestadora, en los últimos 12 años el movimiento 'verdeflex' alcanzó lo más altos niveles de aprobación. Más que ninguna otra organización política.

Sin embargo, desde la salida de Rafael Correa, las pugnas internas y los casos de corrupción destapados en estos dos años, la imagen del movimiento se ha derrumbado.

Ahora el nivel de respaldo de Alianza País llega apenas al 3,5% y el correísmo pasó a usar la bandera de Fuerza Compromiso Social (FCS), que durante la última campaña electoral ha mejorado la percepción ante la opinión pública.

El movimiento Creo, liderado por Guillermo Lasso, tuvo un repunte entre 2017 y 2018. Pero en 2019 empezó a caer. Incluso, este noviembre causa menos agrado entre la población que FCS, cuyas figuras han tenido un fuerte protagonismo después del paro nacional y se declaran perseguidos políticos.

El único partido con un crecimiento estable es el Social Cristiano (PSC). Sigue siendo la principal fuerza política de Guayaquil y tuvo muy buenos resultados electorales en las últimas seccionales. Actualmente, según Cedatos, es el que más agrado provoca entre los ciudadanos.

El movimiento indígena Pachakutik es el que más bajo respaldo recibe. Aunque, tras el paro nacional, las mediciones indican que subió 1,3%. Pero su coordinador nacional, Marlon Santi, sostiene que es la segunda fuerza electoral del país.

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Desde 2007, este desagrado solo ha ido incrementando. Aunque tras la Constitución de 2008, el sistema partidista y electoral fue modificado y arrancó de cero, la corrupción se mantuvo y el famoso escándalo de las firmas falsas hizo que los partidos empezaran su nueva vida bajo una sombra de duda.

Sin embargo, ese caso nunca se resolvió. Fue denunciado públicamente y miles de ciudadanos reconocieron que sus datos personales habían sido falsificados para utilizarlos dentro de las bases de los militantes y adherentes de las organizaciones políticas.

Actualmente, hay registrados en el Consejo Nacional Electoral (CNE) 20 partidos y movimientos nacionales. Y ha habido una proliferación de organizaciones políticas locales, de diversos tamaños, actualmente hay 257. Aunque la autoridad electoral las sigue eliminando.

Ecuador tampoco ha tenido una cultura partidista fuerte, sin embargo, cada vez hay más candidatos en las elecciones locales y nacionales, lo que hace que la fragmentación de los votos y del respaldo sea cada vez mayor. Por ende, las autoridades llegan con menos respaldo a los cargos públicos.