Además de las golondrinas y el vaquerito brilloso, ¿qué otras aves están bajo amenaza en Guayaquil?
Lo sucedido en la ciudadela Las Garzas de Guayaquil no es un hecho aislado, la expansión inmobiliaria en la ciudad amenaza la fauna urbana, aves y mamíferos, especies que cada vez tienen menos espacio para anidar o refugiarse.

Varias especies de aves nativas de Guayaquil cerca de una vivienda, 21 de agosto de 2025.
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Cuando los grandes ficus cayeron en la ciudadela Las Garzas, aún había nidos entre las ramas, pequeños envueltos de paja y hojas donde se esperaba el nacimiento de un pichón. Pero esto no ocurrió, porque varios ciudadanos de esta urbanización privada en el norte de Guayaquil talaron nueve árboles dejando sin hogar a cientos de aves.
Días después del 'ecocidio', figura legal que no existe en el código penal de Ecuador, las madres golondrinas buscaban a sus crías, mientras que otras especies como el 'vaquerito brilloso' trataban de encontrar un lugar donde refugiarse en la calzada de cemento.
Algunos improvisaron pequeñas 'casitas' en los techos de las viviendas, reconocieron los propios ciudadanos de la urbanización, que protestaron ante la decisión del comité que administra la ciudadela.
"Vamos a caer con todo el peso de la ley para sancionar este acto repudiable, esto es un ecocidio", dijo el alcalde de la ciudad Aquiles Alvarez, que presentó una denuncia penal por la pérdida del hábitat.
De encontrarse culpable al administrador de la ciudadela, la sanción máxima por un delito ambiental como este es de hasta USD 20.000.

¿Cuántos pichones murieron y cuántos nidos se destruyeron? De momento, no hay un número estimado, pero en un informe de la Dirección de Ambiente del Municipio de Guayaquil se determinó que los grandes ficus, algunos de más de 40 años de antiguedad, eran el hogar para especies como:
- Mosquero picudo
- Vaquero brilloso
- Cacique lomiamarillo
- Carpintero carinegro
- Clarinero coligrande
- Vaquero gigante
Pero estas no son las únicas especies de aves amenazadas en Guayaquil, puesto que lo sucedido en Las Garzas no es un hecho aislado.
El avance de los proyectos inmobiliarios en la ciudad, la construcción de grandes rascacielos u hoteles, y la apropiación de espacios verdes con obras de cemento han minado la superviviencia de las aves.
Un estudio, publicado hace 10 años en la revista científica 'Ciencias Naturales y Ambientales' y titulado "La diversidad y uso de hábitat de aves en diferentes gradientes urbanos en Guayaquil", ya pronosticaba lo que sucedería en la ciudad: la riqueza de especies disminuye al aumentar la urbanización o expansión de los proyectos de viviendas en la urbe.
El estudio apunta además que las aves nativas o endémicas de una zona "prevalecen en áreas menos perturbadas", es decir, que no se tocan o tienen espacios verdes casi intactos.
Mientras que las especies introducidas se adaptan en estas zonas intervenidas por el hombre, es el caso de las famosas palomas grises que vemos en plazas y parques de Guayaquil.
"El proceso de urbanización causa que la diversidad y riqueza original disminuyan, solo las especies que pueden tolerar este tipo de impacto se ven beneficiadas".
Estudio "La Diversidad y uso de hábitat de aves en diferentes gradientes urbanos en Guayaquil".

Guayaquil y sus aves
Contrario a lo que muchos piensan de Guayaquil, que es una selva de cemento o una isla de calor que concentra altas temperaturas, en ese ambiente complicado aún viven aves y decenas de especies.
Son aves tan emblemáticas para la Costa como la Lora caretiroja, clasificada en situación vulnerable o amenazada, y que se las puede ver en pareja en las altas columnas del Palacio Municipal, centro de la ciudad.
También tiene a las garzas blancas, con sus largas y esbeltas patas, que encuentran cómo sobrevivir entre la basura del Estero Salado.
Y sin ir muy lejos, mire afuera de su balcón o ventana, porque temprano por la mañana podría avistar unos pajaritos de coloridas plumas como el Pinzón azafranado y el Canario dorado.
Con ayuda de la organización 'Keep in Science', PRIMICIAS detalla varias de las aves que viven en el perímetro urbano de Guayaquil y otras que vuelan hasta los remanentes de bosques en la ciudad.
"Todas estas especies tienen un grado de tolerancia a zonas urbanas y están adaptadas en cierta medida a espacios intervenidos y dietas relativamente generalistas u oportunistas", explica el director de Keep in Science, Benjamín Navas.
Pero, hay otras más frágiles y endémicas, como el Perico cachetigris, "que se encuentra desplazado del área urbana por especies invasoras".

Buscando refugio
El hogar de la mayoría de las especies de aves en Guayaquil sigue amenazado por la expansión inmobiliaria, que trae consigo la tala de árboles, las podas antitécnicas como ocurrió en la ciudadela Las Garzas, y la destrucción de su hábitat para construir vías o centros comerciales.
Según el biólogo Navas, las especies, cuando se sienten en peligro, se desplazan a otras zonas para mantener sus poblaciones y refugios.
Y en Guayaquil, algunas de estas especies como el Vaquerito brilloso o el Clarinero colilargo se han 'mudado' a zonas del puerto, como el Malecón y Santa Ana en el centro; y Sauces, Guayacanes, Samanes, Kennedy o Las Garzas en el norte de la ciudad.
Probablemente estas concentraciones de aves, sean "el reflejo de supervivencia de las especies, al encontrar zonas aparentemente seguras para sus ciclos de vida", añade Navas.
Pero, cuando sus nuevos hogares, levantados en árboles de parques en los barrios, son destruidos por podas agresivas o incendios forestales, entonces el ambiente entra en un conflicto.
"Se produce un desplazamiento de estas especies y por ende, la competencia por ganar espacios y recursos, aumenta dentro de la ciudad", explica el joven biólogo, conocido por monitorear la vida de las especies en los bosques a través de cámaras trampa.
Es decir, si la expansión continúa sin discrimen ni cuidados ambientales, Guayaquil tendrá zonas con muchas especies 'peleando' por sobrevivir, o acorraladas en lugares reducidos y sin áreas verdes.
Esto último puede alterar las dinámicas propias de las especies con el pasar de los años "y creería que no sabríamos, cuales podrían ser las consecuencias de aquello, en términos de salud ecosistémica de la ciudad", apunta el biólogo.
Pero no es todo, porque hay especies de aves que confluyen entre los bosques de Cerro Blanco o Cerro Colorado, o el manglar del Estero Salado, y estos ejemplares también están en peligro por la extensión de la frontera urbana.
Tome de ejemplo lo que ocurre en la vía a la Costa, donde los bosques, algunos sin categoría de conservación, se ven disminuidos por su cercanía a los proyectos inmobiliarios.
En sus recomendaciones, el estudio publicado en la revista Ciencias Naturales, pide que las áreas verdes en Guayaquil aumenten en número y extensión, para así diversificiar los ecosistemas que ya existen en la ciudad.
"Con una adecuada planificación, estas áreas podrían llegar a convertirse en importantes corredores biológicos y además ser de utilidad para el desarrollo de la educación ambiental", añade el reporte científico.
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