¿Por qué Paulina Tamayo lloraba con la Canción de Los Andes?
Paulina Tamayo convirtió La Canción de Los Andes en una plegaria llena de sentimiento. Su interpretación, entre lágrimas, selló para siempre su legado como 'La Grande del Ecuador'.

Imagen de archivo de un concierto de la artista ecuatoriana Paulina Tamayo.
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La Canción de Los Andes fue una de las melodías que convirtió a Paulina Tamayo, fallecida el 21 de octubre de 2025, en un ícono musical del Ecuador. Su interpretación estremecía al público, especialmente cuando su voz se quebraba y las lágrimas rodaban por su rostro.
Ese llanto no quedaba solo en ella, sino que se contagiaba al público, porque la historia de la melodía es cercana para cada familia y, sobre todo, para cada madre.
La Canción de Los Andes, escrita por Carlos Alemán y compuesta en 1926 por Constantino Mendoza, relata la tristeza y la soledad de una madre que llora por la ausencia de su hijo, ya sea por su muerte o porque se fue del hogar en busca de trabajo.
La letra describe a una anciana que vive sola “en un pobre rancho” y que, pese a sus súplicas por volver a ver a su hijo, muere sin lograrlo.
¿Por qué lloraba con La Canción de Los Andes?
Para el artista Mario Soria, uno de los fundadores del grupo Los 4 del Altiplano—clásicos compañeros de escenario de Paulina Tamayo—, la cantante se conmovía profundamente con esta canción por todo lo que representa.
El dolor de una madre, la soledad, la muerte y la familia confluyen en la melodía, lo que la vuelve altamente sentimental. "Su pasión es incomparable; cada vez que la cantaba le ponía todo el sentimiento de madre, pues quizás tenía tanto que recordar”, dice Soria.
La propia Tamayo había reconocido en entrevistas que era muy sensible y que La Canción de Los Andes la tocaba en lo más profundo, al punto de hacerla llorar. En el escenario, eso se evidenciaba cuando entonaba cada verso como si fuera una oración.
“Todas las tardes, junto a la puerta, llora y suspira así: Hijo de mi alma, de donde existas, vuelve prontito a mí”, dice una de las partes más emotivas de la letra.
Cuando Paulina la interpretaba, miraba al cielo, apretaba los puños y luego se recogía, como si sintiera suya la pena de la canción. Al verla así, el público tampoco podía contener las lágrimas.
“La Grande está con los Grandes”
Tras conocerse su fallecimiento, Mario Soria, conmovido, aseguró que la música ecuatoriana ha perdido a uno de sus mayores símbolos. Sin embargo, reconoce que ahora “La Grande está con los Grandes”, junto a figuras como Luis Eduardo Miño Naranjo, las Hermanas Mendoza Suasti y Carlota Jaramillo.
El músico recordó que conoció a Tamayo desde la adolescencia, cuando ella estudiaba en el colegio Gran Colombia de Quito y él en el Juan Montalvo.

Por aquellos años coincidieron en concursos musicales intercolegiales, donde Paulina ya destacaba por su talento. “Ella representaba a los colegios femeninos y ganó varios premios”, rememora Soria.
Más tarde, cuando ambos alcanzaron reconocimiento en la música nacional, volvieron a compartir escenarios en distintos eventos. “Tenemos miles de vivencias. Nos hacíamos bromas y disfrutábamos de su estilo inconfundible”, agrega.
Ese estilo, asegura Soria, jamás se olvidará porque Paulina Tamayo llevó a la cúspide lo que significa ser un artista ecuatoriano: “Cantar siempre con todo el corazón, y volverse inmortal”.
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