Video: Enrique Bunbury nunca falla, su Huracán Ambulante sacudió Quito
Enrique Bunbury desató su Huracán Ambulante en el coliseo Rumiñahui de Quito, repasando las canciones que marcaron su inicio como solista. Fue una noche frenética de rock y nostalgia.

Concierto de Enrique Bunbury en el coliseo Rumiñahui de Quito, el 2 de julio de 2025.
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Santiago Sarango
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Quito vivió otro frenético encuentro con Enrique Bunbury, el exvocalista de Héroes del Silencio y uno de los grandes íconos del rock en español.
La noche del 2 de julio de 2025, con un coliseo Rumiñahui totalmente lleno, el músico español ofreció un recital dedicado a sus primeras etapas como solista, tras dejar atrás a la icónica banda zaragozana.
El show llevó por nombre Huracán Ambulante, título que también se atribuye a los músicos que lo acompañaron en discos como Radical Sonora (1997), Pequeño (1999), Flamingos (2002), El viaje a ninguna parte (2004) y Freak Show (2005).
Para muchos, estos trabajos cimentaron la exitosa carrera de Bunbury como solista, y merecían un homenaje. Como no podía ser de otra manera, el exHéroes incluyó a Ecuador en su gira, país donde su fanaticada siempre responde con fuerza.
Y si había alguna duda de ese fervor, esta se disipó sin reparos: sus seguidores coparon el coliseo Rumiñahui, como lo hicieron hace dos años en el Ágora de la Casa de la Cultura. Pero esta vez, con mayor aforo, el “¡Enrique, Enrique, Enrique!” retumbó con más potencia.
Cerca de las 20:30, el Huracán Ambulante arrancó bajo un escenario con estética circense, ideal para el repertorio de rock, blues, bolero y cabaret que ofrecería el español.
Y sí, luego de una apertura con trompetas, clarinetes y percusión, Bunbury emergió entre luces para lanzar su primer as bajo la manga: El Club de los Imposibles. La mejor forma de encender a la multitud.
Desde ahí, todo fue un ascenso emocional. Como un verdadero huracán, llegaron El extranjero, Desmejorado, Te puedes acostumbrar a todo, Infinito y Bing-Bang, esta última —como él mismo dijo— “el principio de todo”.
Tras ese primer bloque, dio paso a la Dolce far niente, ese placer sin culpa de entregarse al disfrute. Y entonces sonaron El rescate, Que tengas suertecita, Las chingadas ganas de llorar, Sí, Sácame de aquí, Apuesta por el rock and roll y Enganchado a ti.
Ese segmento dejó al público extasiado. Pero todavía no era el final. Faltaba coronar la obra.
Tras una breve pausa —en la que Bunbury se retiró la camisa— regresó al escenario para emocionar con Lady Blue, Parecemos tontos y El Jinete.
En esta última melodía, el español se mostró molesto con un asistente que grababa constantemente con su celular. A pesar del incidente, repitió el tema y cerró con Y al final, la canción con la que su banda dice "adiós".
Sí, Bunbury nunca falla, y su fanaticada lo estará esperando nuevamente con ansias, pues si él viene recogiendo sus pasos musicales, tal vez —y solo tal vez— ahora sea el turno de prender la chispa adecuada de su verdadera banda. Que así sea.
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