¿Cuáles son las causas de la actual crisis en Perú? La inseguridad ahora descabeza a los presidentes
La inseguridad ciudadana ha escalado al punto de ser el principal problema social de Perú, por encima de la economía o la corrupción, y ahora influye en la tradicional crisis política.

Militarés de Perú custodian una calle de Lima, el 22 de octubre de 2025.
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AFP
Autor:
Redacción Primicias/EFE/AFP
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El incremento de la inseguridad ciudadana y de los ataques del crimen organizado han generado gran preocupación y la protesta de los peruanos, sobre todo en Lima, donde se exige a las autoridades de Perú medidas efectivas para enfrentar este acuciante problema.
La inseguridad ha escalado al punto de convertirse en el principal problema social de Perú, por encima de la economía o la corrupción.
Tras varias manifestaciones de protesta y el ataque con armas de fuego que sufrió la popular agrupación de cumbia Agua Marina en pleno concierto, el Congreso destituyó el 10 de octubre a Dina Boluarte de la presidencia del país. La causa: una "permanente incapacidad moral" para ordenar acciones efectivas para combatir el embate de la criminalidad.
Boluarte fue reemplazada en la jefatura de Estado por el presidente del Congreso, el derechista José Jerí, aunque este cambio en el Gobierno no ha amainado las protestas ni las exigencias ciudadanas, que responsabilizan a toda la clase política del avance de la inseguridad y la corrupción en el país. De echo, Jeri es cuestionado por su pasado y se exige su renuncia.
Descontento en las calles
El 15 de octubre se realizó en Lima una multitudinaria manifestación que dejó a un joven músico muerto tras recibir el disparo de un policía, así como a decenas de agentes y civiles heridos. Eso ha enardecido más a los ciudadanos, por lo que el Gobierno de Jerí declaró el 21 de octubre estado de emergencia o excepción en Lima y Callao.
El estado de excepción en Perú permite restringir derechos como las reuniones y contempla la militarización de las calles de Lima, una medida similar a los estados de excepción que ha utilizado el Gobierno de Ecuador con el mismo fin.
El presidente Jeri, para demostrar que controla la situación, anunció que el Gobierno "pasa a la ofensiva" en la lucha contra el crimen organizado. No obstante, el anuncio de que se pensaba concretar la declaratoria de emergencia desató las protestas del 21 de octubre que golpearon fuertemente la imagen del naciente Gobierno de Jerí.
¿La razón? El estado de emergencia es interpretado como una salida autoritaria frente al descontento social, lo cual puede generar más protestas y violencia en Perú, cuyos ciudadanos están agobiados por el crimen y exigen respuestas.

Perú, en jaque por el crimen organizado
Estas son algunas cifras del crimen organizado en Perú:
- La denuncias de extorsión pasaron de 2.396 en 2023 a más de 17 mil en 2024. Lima encabezó el registro, según cifras oficiales.
- Al menos 47 conductores han muerto a manos de pistoleros entre enero y octubre de 2025, de acuerdo con Anitra, el principal gremio del sector que agrupa a 460 empresas en Lima y el puerto de Callao.
- Entre enero y septiembre, en el país se han registrado 20.705 denuncias de extorsión un 28,8% más en comparación al mismo periodo de 2024, en el que se registraron 16.075, según la policía. Perú registró 17.519 denuncias en todo el año 2024.
- Se calcula que más de 200 organizaciones criminales operan en Lima Metropolitana.
- La tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes pasó de 3,5 en 2019 a 6,1 en 2024 (según el Sistema Nacional de Defunciones - SINADEF). Esto representa un aumento del 74 %.
Un presidente débil
El presidente José Jerí no es una figura de peso político en Perú. Tiene apenas 38 años, poca experiencia y cuneta con denuncias archivadas por violación. Muchos peruanos no lo ven como una figura idónea para liderar el país en esta crisis.
Su llegada, pese a que se ajustó a las normas legales de Perú, generó múltiples protestas en Lima y otras regiones, incluso antes de conformar su gabinete.
El problema estructural radica en que el sistema legal permite que el presidente del Congreso asuma la presidencia del país si no hay vicepresidentes, sin pasar por elecciones. Esto ha derivado en un liderazgo sin respaldo democrático directo en un país que ha tenido ocho presidentes en los últimos diez años, una marca de inestabilidad en la región.
La situación actual se complica porque Jerí actualmente ocupa dos cargos simultáneamente: presidente del Congreso y presidente de la República. Si renuncia, el Congreso tendría que elegir a un nuevo presidente legislativo, quien automáticamente asumiría también la Presidencia del país. Y eso no resolvería la crisis de legitimidad, en un sistema que se muerde la cola.
Las próximas elecciones generales de Perú serán el 12 de abril de 2026. Se elegirá al presidente de la República, a los vicepresidentes y a los representantes ante el Congreso y el Parlamento Andino para el periodo 2026-2031
¿Jerí podrá quedarse hasta la elección del nuevo presidente? ¿O, pese a que sacó a la calle a los militares, terminará fuera del poder? No importa la respuesta, pues ambas fomentan la permanente crisis que vive Perú.
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