¿El papa León XIV refleja la decidida apuesta de la Iglesia Católica por América Latina?
El cardenal estadounidense Robert Francis Prevost, llamado desde el jueves León XIV, es un experto en América Latina, la región con la mayor cantidad de católicos del planeta.

Foto sin fecha exacta del 2018 donde posan peruanos junto al entonces obispo Robert Prevost, en Chiclayo (Perú).
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Redacción Primicias/EFE
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Afable, moderado y reservado, el cardenal estadounidense Robert Francis Prevost, desde este jueves el papa León XIV, fue una de las grandes apuestas de Francisco, su predecesor, que lo designó responsable de los obispos de todo el mundo y de su comisión para América Latina.
Prevost también tiene nacionalidad peruana y cuenta con orígenes españoles por parte de madre, Mildred Martínez, como han destacado medios vaticanos. Y no debe ser casual que se haya convertido en el segundo papa del continente americano de manera consecutiva, pese al estancamiento de la Iglesia Católica en Estados Unidos.
La Iglesia Católica en América Latina enfrenta desafíos como la disminución del número de fieles, el crecimiento de otras religiones, y la necesidad de adaptarse a los cambios sociales y políticos. Por eso, tras la ausencia del papa Francisco, se espera que León XIV pueda inspirar a los pueblos del continente y mantener a la Iglesia Católica como un actor relevante en la vida social y política de la región, especialmente en temas como la defensa de los derechos humanos, la lucha contra la pobreza y la promoción de la justicia.

Una trayectoria en Perú
Este misionero de la antigua Orden de San Agustín había sido en los últimos años un estrecho colaborador del difunto papa Francisco y entró a su estilo, discretamente, en la lista de 'papables' para este cónclave, como un 'outsider' en medio de otros grandes nombres.
Su talante moderado le posiciona como puente entre las facciones conservadora y reformadora de la Iglesia. Pero su vasto conocimiento de América le ha valido el respaldo de los cardenales del sur y del norte del continente, muchos de los últimos críticos con Francisco.
Prevost nació en 1955 en Chicago (Estados Unidos), con orígenes también franceses e italianos por parte de padre. Su carrera eclesiástica comenzó con el noviciado agustino de Saint Louis donde, en 1981, asumió sus votos. Luego llegarían los estudios en Teología y un viaje de juventud a Roma para estudiar Derecho Canónico.
Tras ordenarse sacerdote en 1982, con 28 años, fue enseguida enviado al que se convertiría en su segundo país: Perú, mediante su misión de Chulucanas, en Piura (1985-1986).

Este sería el primer paso de un largo camino en Latinoamérica que prosiguió en 1988 en la misión peruana de Trujillo, seleccionando vocaciones agustinas en ciudades como Chulucanas, Iquitos y Apurímac y ejerciendo otros roles durante una década en esa archidiócesis.
Prevost también acumula una dilatada experiencia docente en su país, también como prior general del Capítulo Agustino de Chicago, hasta que en 2014, desde Roma, el papa Francisco le puso al frente de la diócesis peruana de Chiclayo, como administrador apostólico.
Un año después sería nombrado por Francisco obispo de Chiclayo y desde 2018 fue vicepresidente segundo de la Conferencia Episcopal de Perú, afrontando entre otras cosas la grave crisis por los abusos del grupo Sodalicio de Vida Cristiana, disuelto este año por el papa.
Tras un lustro peruano, en 2023 el pontífice argentino le llamó a Roma para hacerle cardenal y nombrarle prefecto del Dicasterio para los Obispos, el ministerio vaticano que elige a los monseñores de todo el planeta.
Al frente de esta poderosa institución, que controla una enorme red de prelados en todo el mundo, asistió también a las pugnas de su mentor, el papa Francisco, con los conservadores católicos, plasmadas por ejemplo con la destitución del obispo estadounidense Joseph Strickland en noviembre de 2023, desleal con la Santa Sede.
Pero Francisco también lo puso como presidente de la Pontificia Comisión para América Latina gracias a su gran conocimiento sobre la realidad y las periferias del subcontinente.
Su rol de "ojeador" de obispos y su experiencia sudamericana hace que Prevost mantenga un contacto continuo con la jerarquía eclesiástica alrededor del mundo, sobre todo en América, la región con la mayoría de los católicos del planeta (unos 485 millones según el Annuarium Statisticum Ecclesiae 2023).
Pero su elección pontificia resulta una novedad no solo porque es considerado un cardenal joven, con 69 años, sino también porque se convierte en el primer papa llegado del corazón de un imperio ya suficientemente poderoso, los Estados Unidos.
A nivel de magisterio, aunque cauto, se ha pronunciado en línea con el papa Francisco, defendiendo la idea de un clero "cercano al pueblo", diametralmente opuesto a la figura de un "directivo" o "un gestor.
Y sobre la lacra de los abusos que ha sacudido a la Iglesia en los últimos años, y que el pontífice argentino afrontó, ha reclamado la obligación de "ser transparente y acompañar a las víctimas".
Así es el nuevo papa León XIV
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