El campo español vuelve a arder con disturbios, miedo y 'cacería' de migrantes: ¿cómo viven los ecuatorianos esta realidad?
Un municipio de Murcia, Torre Pacheco, ha sido epicentro de discursos de odio y racismo luego de una paliza que dieron tres jóvenes que hablaban árabe a un jubilado. La comunidad ecuatoriana, populosa en la zona, mira con cautela los hechos.

Una marcha contra el racismo se dio en Murcia el 21 de julio luego de los hechos ocurridos en la localidad de Torre Pacheco.
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Archivo particular Sara Cutiopala
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MADRID. La paliza a un jubilado por parte de tres jóvenes que hablaban árabe desató el odio racista en Torre Pacheco, un municipio de Murcia, lleno de invernaderos, donde conviven más de 40.000 personas de más de 96 nacionalidades. El jubilado era un vecino de 68 años que apareció en redes sociales con la cara hinchada y el ojo inyectado de sangre. Esa imagen bastó para encender la furia y señalar a los migrantes como presa. La agresión ocurrió el 9 de julio y durante al menos cinco noches se produjo una ola de disturbios azuzada por mensajes de odio en redes sociales y amenazas de “cacerías” a inmigrantes. No importó que los autores de la agresión al anciano, que ni siquiera vivían en la localidad, ya hubieran sido detenidos.
A la “caza al moro”, como despectivamente se trata a las personas marroquíes, gritaba la ultraderecha en redes sociales desde Madrid o Barcelona. Varios vehículos forasteros intentaron llegar a Torre Pacheco, pero la Policía hizo un férreo control de carreteras para impedir que llegaran a incendiar el pueblo. Al mismo tiempo, los vecinos se fueron autoconvocando y llamando a la calma tanto en la localidad, que está en plena campaña de recogida del melón, como en Murcia capital, donde al final se impuso el lema de “Región de Murcia, antirracista” en una gran marcha que pedía paz.
Los ecuatorianos en Murcia, que se estiman en unos 50.000, asentados sobre todo en Murcia capital, Lorca y Totana, no fueron el blanco del odio esta vez. El cónsul de Ecuador en la zona, Patricio Villegas, cuenta que se mantuvo atento a la comunidad ecuatoriana durante el estallido de violencia, pero no se reportó nada. “El problema estaba enfocado en otro sector de la migración”, asegura. Y esa es la sensación que les queda a algunos ecuatorianos tras los hechos. “El tema era con los árabes”, responde Luis Espinoza a la pregunta de cómo vivió esos días de tensión. Este ecuatoriano, dueño de una distribuidora de productos latinos desde hace 20 años, vio los acontecimientos desde lejos. “Sabía algo, escuchaba cosas, pero con el poco tiempo que uno tiene… aunque sí supe que en el pueblo donde pasaron las cosas cerraban las tiendas a las siete de la noche, pero ya está”.
"Mañana pueden ser los ecuatorianos"
Otros ecuatorianos, quizás por su perfil, se involucraron más en las asambleas de vecinos que procuraron bajar la tensión. Es el caso de Sara Cutiopala, que es parte de una asociación de empleadas de hogar y trabaja con una ONG de apoyo al migrante. “No es que no sea conmigo, hoy es la comunidad marroqui, pero mañana puede ser la comunidad ecuatoriana. Se nos olvida que somos un todo”, dice la activista de 36 años que consiguió una licenciatura en Ciencias Políticas y tiene estudios de mediación intercultural.
A Sara le dolió que sus compatriotas tuvieran el discurso de que “la cosa no era con ellos” y se entristeció más cuando vio que algunos se sumaron a las protestas contra los marroquíes. “No hubo implicación y los que salieron, lo hicieron para atacar”, cuenta y lamenta la falta de integración. “No hay una inclusión verdadera, estamos en la misma sala, pero cada uno en una esquina”.
Durante los días más intensos de tensión en Torre Pacheco, los informativos españoles reflejaron la presión que se vivía en la localidad. Fue un periodo marcado por una oleada de mensajes xenófobos y protestas contra la población migrante. Las personas y organizaciones que trabajan en defensa de los derechos de los migrantes se convirtieron en blanco de amenazas de muerte a través de redes sociales. En ese clima enrarecido, muchas de sus sedes se vieron obligadas a cerrar temporalmente por seguridad.

Lorena Contreras, que también tiene cercanía con muchos ecuatorianos por su trabajo en una agencia del Banco Pichincha en Murcia, habla del miedo que experimentaron sus connacionales. “La gente ecuatoriana sí tuvo temor, porque gente desconocida, con otra ideología, había ido al pueblo y no había libertad ni para hacer la compra”, cuenta esta ecuatoriana de 38 años.
Lorena, que tiene formación superior en Ciencias Empresariales y Dirección de Empresa, prefiere defender la región a la que llegó siendo una adolescente. “Murcia es un lugar multicultural, en el que convivimos personas de distintas nacionalidades, culturas y religiones. Lo de Torre Pacheco fue un caso aislado que por falta de cultura o educación de unas personas han realizado malos comentarios o acciones, pero no es lo común además la mayoría somos una nueva generación que somos un híbrido como me gusta llamarnos, debido a que hemos cogido lo mejor de las cultura española y ecuatoriana”.
El racismo en el campo español
En España, sin embargo, todo lo vivido en Torre Pacheco ha recordado los incidentes racistas del año 2000 en El Ejido, Almería, vecina de Murcia, donde se levantó el odio contra toda una población inmigrante a raíz del asesinato de tres españoles. El partido de ultraderecha Vox aprovechó la coincidencia y convocó un acto en esa comunidad de 90.000 personas que también viven de la agricultura el día 11 de julio para dar más altavoces a su propuesta de expulsar a ocho millones de inmigrantes y sus hijos si no se adaptan a las costumbres españolas.
Los seguidores de este partido o los que usan sus banderas fueron los que más azuzaron el odio en redes sociales durante los días de violencia en Torre Pacheco y que llevaron a que ocurrieran hechos tan cuestionables como que una turba destrozara un local de kebab. Y cabe apuntar que la Región de Murcia, con toda su multiculturalidad, dio el primer triunfo a Vox en las elecciones autonómicas celebradas en mayo de 2019. El partido de Santiago Abascal consiguió irrumpir en la Asamblea Regional con el 9,46 % de los votos y pasó de cero a cuatro representantes. En las elecciones de 2023 su resultado mejoró y consiguió un 17,72 % de los votos y nueve escaños y llegó a gobernar en coalición con el Partido Popular (derecha) durante un año.
Hoy por distintos desacuerdos, Vox ya no gobierna en la región, pero condiciona su voto a temas esenciales como los presupuestos regionales imponiendo más control migratorio, y hace mucho ruido.
Los mensajes de odio: "Alimañas" o "dan asco"
El Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia (Oberaxe), dependiente del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, publicó un informe extraordinario sobre la actividad en las redes sociales a raíz del incidente ocurrido el 9 de julio en Torre Pacheco (Murcia). El informe analizó los mensajes entre los días 6 y 22 de julio y contabilizaron más de 138.000 mensajes con contenido de odio. El pico de mensajes se dio el 12 de julio, día de una manifestación, alcanzando los 33.046 mensajes
El 91% de los contenidos de odio detectados estuvieron dirigidos a personas del norte de África, un 6% se dirigía a personas musulmanas en general, y un 5% se dirigía a afrodescendientes.
Además, el 33% de los mensajes correspondían a deshumanización, incluyendo expresiones como "alimañas" o "dan asco" y el 23% incitaban directamente a la expulsión, con frases como "se dedican a pegar palizas, violar y robar a los españoles".
El informe de Oberaxe añade que circularon bulos, desinformación, imágenes manipuladas y convocatorias violentas, principalmente en plataformas como Telegram, dirigidas contra la población migrante, y que solo el 22% de los mensajes de odio fueron eliminados por las plataformas.
El informe anual del Ministerio del Interior de 2022 señaló que los delitos por racismo/xenofobia representaron el 43,5% del total de delitos de odio, y en 2023 hubo un aumento del 13,38% en hechos conocidos por racismo/xenofobia, sumando 856 casos. Además, se ha observado un aumento en el uso de internet y redes sociales para cometer delitos de odio racistas. La Federación SOS Racismo también ha estado alertando sobre este incremento en las denuncias de agresiones racistas, registrando un pico en 2022 con 740 casos.
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