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Convertirse en bombero voluntario no solo requiere valentía, sino también preparación, disciplina y compromiso que transforma vidas.
Formarse para servir: así empieza el camino bomberil
Cada año se abren tres cursos para aspirantes en la Academia de Bomberos “Crnl. Gabriel Gómez Sánchez”, donde los postulantes —hombres y mujeres mayores de 18 años— se preparan durante un proceso que combina instrucción teórica y práctica.
Entre los requisitos para ingresar como voluntario del BCBG constan:
- Ser bachiller.
- No tener antecedentes penales ni historial judicial negativo.
- No haber sido dado de baja en las Fuerzas Armadas.
- Condición psicológica estable y buena salud física.
Entre los temas que abarca el entrenamiento están: control y extinción de incendios, rescate de personas y animales, primeros auxilios, supervivencia y trabajo en equipo. Además, se exige una condición física óptima y el cumplimiento estricto del reglamento interno. "Solo quienes aprueban las evaluaciones técnicas, médicas y psicológicas pueden portar el uniforme bomberil", indica el Mayor Christian Acuña, jefe de la Segunda Brigada del BCBG.
Una dedicación que no descansa
Los integrantes pasan a formar parte de las divisiones especializadas, como Rescate, Ambulancias, Materiales Peligrosos, Comunicaciones, Fluvial, Forestal y Ambiental.
- Ser parte del BCBG implica asumir un deber que trasciende horarios y fechas. Su personal interviene en emergencias, capacitaciones a la comunidad en prevención de incendios y en campañas educativas, como las de uso responsable de pirotecnia y simulacros.
Foto: BCBG
Además, los colaboradores participan en campañas de recolección y entrega de donaciones. Este compromiso silencioso, que se mantiene activo los 365 días del año, convierte al voluntariado en la base más sólida de la institución.
El llamado a nuevas generaciones
Para muchos jóvenes, ingresar al BCBG representa una oportunidad de crecimiento personal y profesional, pero sobre todo, un espacio donde el servicio y la empatía adquieren sentido, señala Acuña.
“Si tienen ganas de servir y ayudar a las personas sin esperar nada a cambio, las puertas están abiertas. No hay nada mejor que atender emergencias y recibir un agradecimiento de corazón”.
El BCBG sostiene un llamado constante a la comunidad para que más ciudadanos se unan a este legado de servicio desinteresado, manteniendo altiva la llama del voluntariado que ha protegido a Guayaquil año tras año.