Mujeres rurales: guardianas del futuro sostenible

Representante Residente del PNUD en Ecuador
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Cada 15 de octubre, el Día Internacional de las Mujeres Rurales nos invita a mirar hacia quienes sostienen, con su trabajo y sabiduría, el equilibrio entre la naturaleza, la producción y la vida. En Ecuador, las mujeres rurales son el corazón de la sostenibilidad: protegen los bosques, impulsan las economías locales y garantizan la seguridad alimentaria. Sin embargo, aún enfrentan desigualdades persistentes en el acceso a la tierra, al crédito, a la tecnología y a la toma de decisiones.
En la Amazonía ecuatoriana, donde los retos ambientales y sociales se entrelazan, el desarrollo sostenible solo es posible si se integran tres dimensiones inseparables: la conservación de los ecosistemas, los medios de vida sostenibles y el empoderamiento de las mujeres. Bajo esta visión, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), como socio estratégico del Ecuador, implementa junto con el Ministerio de Ambiente y Energía (MAE) el Proyecto Pago por Resultados, una iniciativa emblemática que aporta al desarrollo sostenible en línea con la política nacional REDD+.
En esta misma línea, junto con el Gobierno del Reino Unido, a través de su programa UK PACT, se ha canalizado financiamiento para la “Medición de los impactos positivos en la implementación de estrategias de producción sostenible y finanzas verdes en las provincias de Zamora Chinchipe y Morona Santiago”. Esta colaboración ha permitido complementar acciones para el fomento de buenas prácticas agropecuarias sostenibles, promover el acceso a finanzas verdes y fortalecer el liderazgo femenino en las cadenas de valor del cacao, el café y la ganadería sostenible. Con un enfoque de género, interculturalidad y discapacidad, se han canalizado más de USD 540.000 en créditos verdes y asistencia técnica, beneficiando directamente a mujeres y pueblos indígenas.
Los resultados son tangibles: 127 mujeres y 71 personas de las comunidades lideran hoy sistemas de producción sostenibles en más de 2.000 hectáreas, contribuyendo a conservar más de 800 hectáreas de bosque y reduciendo emisiones de gases de efecto invernadero. Pero más allá de los números, el cambio se refleja en la autonomía económica, el liderazgo comunitario y la confianza que florecen en las comunidades amazónicas.
“Las mujeres podemos producir, generar ingresos y sostener a nuestras familias sin dejar de cuidar los bosques”, afirma Blanca Awak, lideresa Shuar y productora de cacao. Su testimonio resume la esencia de un desarrollo que une inclusión, sostenibilidad y dignidad.
Esta alianza refleja un modelo integral que demuestra que la acción climática y la igualdad de género pueden avanzar de la mano. La transición hacia una economía verde y equitativa no puede depender de acciones aisladas: requiere de alianzas sólidas, coherencia institucional y visión compartida. Las mujeres rurales ya están liderando este cambio, pero necesitan entornos habilitantes que reconozcan su rol, faciliten su acceso a recursos y garanticen su participación plena.
A 30 años de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, es momento de reafirmar que la igualdad de género no es un componente adicional del desarrollo sostenible, sino su punto de partida. Cuando las mujeres rurales acceden a tierra, crédito, tecnología y redes de apoyo, las comunidades prosperan, los bosques se conservan y las economías locales se fortalecen.
El PNUD ratifica su compromiso de seguir trabajando junto al Estado ecuatoriano, los socios de cooperación internacional y las comunidades amazónicas, para que las mujeres rurales sean reconocidas no solo como beneficiarias, sino como socias estratégicas del desarrollo sostenible. Ellas son las verdaderas guardianas del futuro: las que siembran esperanza en la tierra y resiliencia en la sociedad.