Santiago Basabe

Si el presidente sigue asumiendo el ejercicio del gobierno como la conducción remota de una transnacional, pronto la ciudadanía buscará los medios para resolver su inconformidad.

El año que se viene, sin política electoral, debe servir a unos para que gobiernen, a otros para que reordenen sus ideas políticas y a todos para criticar menos y aportar más.

La primera gran derrota del gobierno. El país está ávido de una reacción autocrítica del presidente. Si minimiza lo ocurrido, este será solo el preludio de peores días.

Tres tipos de NO a la constituyente. Porque está bien lo de Montecristi. Porque basta con reformas. Porque hay que hacer el cambio, pero la coyuntura política no es la mejor.

El argumento económico para reducir asambleístas es endeble. El argumento político es insostenible. Reducir asambleístas empeorará aún más el desempeño de la Asamblea Nacional.

Tras la finalización de las protestas algunos actores quedan mejor posicionados que otros. No obstante, la esencia de la conflictividad sigue presente.

La desnutrición infantil es un problema que se puede combatir con acuerdos entre actores políticos. Lamentablemente, tenemos gente que gana elecciones, no actores políticos.

Entre las 50 mejores universidades de América Latina solo hay dos ecuatorianas (USFQ y ESPOL). Ese dato refleja la necesidad de grandes acuerdos en torno a la educación superior.

La consulta sobre una Asamblea Constituyente no solo implica un posible nuevo texto legal sino que conlleva una serie de efectos sobre la conducción de la política gubernamental.

El gobierno no ha presentado un proyecto político que justifique una nueva Constitución. Si no lo hace pronto, la de Montecristi, plagada de incoherencias, puede terminar legitimada.