Sin signos de violencia, pero con cuerpos esqueléticos | Así son las muertes silenciosas en las cárceles de Guayaquil
Ocho internos fallecieron el fin de semana en la Penitenciaría y la cárcel Regional, siete de ellos sin huellas de agresión, pero con signos extremos de desnutrición en medio de un brote de tuberculosis.

Dos enfermos de tuberculosis esperan en catres atención médica en el policlínico de la Penitenciaría del Litoral, durante una visita de la CDH el 22 de abril de 2025.
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CDH
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Redacción primicias
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En las dos principales cárceles de Guayaquil, la Penitenciaría del Litoral y la Regional Guayas, se reportaron ocho muertes de reclusos entre el 1 y 2 de noviembre de 2025. Solo uno de los fallecidos presentaba signos de violencia, mientras que los demás mostraban delgadez extrema y deterioro físico por enfermedades respiratorias, según fuentes penitenciarias.
El Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Privadas de la Libertad (SNAI) confirmó que 12 presos murieron durante esos días en centros carcelarios de tres provincias del país: Guayas (8 casos), Azuay (4) y Esmeraldas (2), en medio también de riñas entre miembros de bandas criminales.
La mayoría de los decesos en Guayaquil obedecen a causas asociadas a la tuberculosis, una enfermedad que está diezmando a la población carcelaria. El brote, que inició en 2024, alcanzó un punto cumbre en el primer trimestre de este año, con 1.131 casos identificados en todo el sistema penitenciario (un 3,24% de la población carcelaria llegó a infectarse).
El complejo carcelario del norte de Guayaquil, que agrupa cinco prisiones, registra un crecimiento alarmante de decesos. Entre enero y agosto de 2025 se registraron 150 muertes de reclusos, de las cuales 21 fueron violentas, según el conteo preliminar del levantamiento de los cadáveres.
La cifra se acerca al total de muertes naturales registradas en 2024 en todas las 35 cárceles del país (173 casos). Es decir, el complejo de Guayaquil casi alcanzó en los primeros ocho meses del año todos los decesos por enfermedad registrados en el sistema penitenciario el año pasado.
Familias acusan "lento exterminio" de internos
Seis de los más recientes decesos se registraron en la Penitenciaría del Litoral -el centro más afectado por la tuberculosis- y dos internos fallecieron en la vecina cárcel Regional Guayas.
En fotografías difundidas de los reclusos fallecidos en la Penitenciaría se observan cuerpos en estado esquelético, raquíticos y con alarmante desnutrición, algunos aún con sondas conectadas al tórax.
El Comité de Familiares por Justicia en las Cárceles denuncia que los reclusos están siendo sometidos a un proceso de “exterminio silencioso” y que los cuerpos de los fallecidos se asemejan más a las víctimas de un campo de concentración que a los de un sistema de rehabilitación social.
Entre las causas de la crisis señalan la falta de medicinas, alimentos e incluso de agua potable y un limitado equipo médico para atender a 7.500 privados de la libertad solo en la Penitenciaría del Litoral.
Fernando Bastias, abogado del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CDH) de Guayaquil, señala que equipos de entre dos a cuatro médicos atienden a miles de internos en medio de condiciones de infraestructura inadecuada. Los enfermos permanecen en el piso o en catres metálicos, sobre cartón.
Según la CDH, el SNAI no asegura de manera efectiva la entrega de alimentación a todo los privadas de libertad, se han registrado más de 500 infectados de tuberculosis en un solo pabellón y el hacinamiento es crítico para una bacteria (Mycobacterium tuberculosis) que se propaga por el aire a través de la expulsión de gotículas al toser o al hablar.
En celdas con tres camas se llegan a recluir hasta nueve personas. El complejo cuenta con un 48% más de presos de lo que la infraestructura instalada permite. Y en el Centro de Detención Provisional (CDP) el nivel de hacinamiento es del 231% hasta septiembre de 2025, según datos estadísticos del SNAI.
Violencia estructural en las cárceles
Las cárceles de Guayaquil enfrentan incluso deficiencias en el suministro eléctrico y en la iluminación -un problema de seguridad ante posibles fugas- y la violencia estructural tampoco cede.
Las Fuerzas Armadas advirtieron desde el primer trimestre del año con un posible “recrudecimiento de la lucha interna” en los centros penitenciarios, por la muerte o captura de cabecillas, por la incidencia de nuevas alianzas entre bandas, represalias violentas y por el movimiento de reclusos entre pabellones.
Tras la militarización de los centros carcelarios a inicios de 2024, las Fuerzas Armadas sólo mantienen militarizados a siete de las 35 cárceles del país, entre ellas los cinco del norte de Guayaquil.

Así ha sido la escalada de violencia en 2025:
- En los hechos más recientes en la cárcel de Esmeraldas, dos internos -uno ecuatoriano y otro colombiano- fueron hallados con múltiples hematomas el viernes 31 de octubre, presuntamente golpeados hasta morir por miembros de una banda rival.
- El fin de semana en la cárcel Turi en Cuenca (Azuay) también se reportó una riña que dejó cuatro muertos (el 1 de noviembre), dos en el pabellón de máxima seguridad y dos en el Centro de Detención Provisional. Dos internos resultaron detenidos como presuntos responsables de los ataques con pistola y cuchillo, según informó la Policía, en otro enfrentamiento entre bandas.
- El 22 y 25 de septiembre de 2025, Ecuador sufrió dos brutales motines en las prisiones de Machala y Esmeraldas que dejaron un saldo conjunto de 33 privados de libertad asesinados.
- La cárcel Regional Guayas en Guayaquil atraviesa un reacomodo de fuerzas criminales por disputas entre grupos como Choneros, Chone Killers y Lobos, lo que está provocando muertes violentas al interior del penal, según fuentes militares.
- En lo que va del año, se han detonado dos coches bomba en los exteriores del complejo carcelario del norte de Guayaquil y la Policía evitó la detonación de un tercer carro el 9 de octubre de 2025
- Además, el pasado 26 de septiembre el director de la cárcel Regional sufrió un atentado por parte de sicarios, del que logró salir ileso. Y ese mismo día, en los exteriores del penal, se descubrió una furgoneta abandonada con un panfleto: “Sigan tratando mal a la gente de la Peni y de la Roca y les va peor”, en alusión a supuestos abusos de la Fuerza Pública.
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