“Todos los meses voy al hospital a preguntar ¿cuándo compran las prótesis?”, dice afiliado del IESS, uno de los 242 afectados
Años de espera llevan los pacientes del hospital Teodoro Maldonado Carbo del IESS para que se compre las prótesis que necesitan para movilizarse y dejar atrás las muletas o sillas de ruedas.

Óscar Bravo, de 69 años, pide que el hospital del IESS Teodoro Maldonado Carbo les entregue las prótesis que han esperado desde hace años. 21 de agosto del 2025.
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Desde hace tres años, Filadelfo Saltos vive atado a una silla de ruedas que le moviliza dentro y fuera de su casa. Los días pasan mientras él y otros 242 afiliados y jubilados del IESS esperan impacientes que el hospital Teodoro Maldonado Carbo contrate la provisión de sus piezas anatómicas, en reemplazo de aquellas que perdieron por un accidente o una enfermedad.
Él sufrió la amputación de su pierna derecha como consecuencia de una diabetes que avanzó a pesar de los tratamientos y cuidados. Tiene 73 años y se siente “totalmente inmovilizado”. Su discapacidad lo detiene cuando quiere ejercer lo que más ama, la arquitectura.
“Yo tengo deseo de caminar por mi propia cuenta, de desarrollar mis actividades, soy arquitecto, yo desempeñaba mis funciones, no dependía de nadie, aportaba al desarrollo de mi patria y de mi familia, ahora lo hago de vez en cuando, desde el computador”, cuenta Filadelfo, un jubilado que vive en la ciudadela Urdenor, en el norte de Guayaquil.
Desde ahí se traslada periódicamente hasta el hospital Teodoro Maldonado Carbo para preguntar a las secretarias, ¿cuándo llegan las prótesis? Nadie le da la noticia que tanto anhela Filadelfo, un jubilado que se somete a diálisis renales tres veces por semana.
“He estado atrás, preguntando en las mismas dependencias, pero me han dicho que sea paciente. Donde yo me hago las terapias, está lleno de personas que necesitan prótesis. Le pido al IESS que se humanice, hay una necesidad humana de movilizarse, de no depender”.
Filadelfo Santos, paciente

Rolando Mazzini, de 46 años, pide la misma humanidad que reclama Filadelfo. En 2005 sufrió un accidente de tránsito y perdió su pierna derecha. Desde entonces ha recibido dos prótesis del hospital, la última tiene más de cinco años y ya no le funciona, pero aún la usa.
“Yo mismo veo como la arreglo, tiene un poco de parches, pero la tengo que seguir usando hasta que el IESS nos dé una prótesis. Yo voy todos los meses al hospital y me dicen que no está en la plataforma, cambian de administradores, gerentes, y así se pasan diciendo. Como uno necesita va todos los meses”, se quejó Mazzini.
Su prótesis necesita un recambio, pero mientras el hospital decide la contratación, él utiliza la prótesis vieja y así se moviliza todos los días desde el suburbio de Guayaquil hasta la camaronera en la que trabaja en Durán. Vive en las calles 36 y Vacas Galindo. “Me demoro una hora y media en llegar, el tráfico es duro”, cuenta.
No es fácil la vida para quienes dependen de otros, pero siguen adelante como Nicolás Rangel, un joven de 30 años que, en 2022, cuando salía en su moto, fue impactado por un vehículo a la vuelta de su casa, ubicada en las calles Argentina y la 20, en el suroeste de Guayaquil.
Es el tercer hijo de Marlene Vargas, el único varón y por el que ella llora al recordar el día en que ocurrió el accidente. Su pierna fue amputada por encima de su rodilla y desde entonces él se moviliza con muletas, a la espera de que el hospital le entregue la prótesis, una pieza que puede costar hasta USD 3.000.
“Ahí está la moto, arrumada. Él trabajaba en el municipio, en la calle, en obras, pero ahora no puede, está en oficina, su hermana lo lleva y lo trae. Al principio le dieron una silla de ruedas, pero está dañada”.
Marlene Vargas, madre de paciente
No solo Filadelfo, Rolando y Nicolás esperan desde hace años la entrega de sus prótesis. En el Teodoro Maldonado Carbo hay 242 pacientes que esperan este dispositivo, un proceso de compra que el hospital inició el pasado 29 de julio de 2025, según consta en el portal del Servicio Nacional de Contratación Pública, Sercop.

Tercer intento de contrato
Por un monto de USD 2,2 millones, el hospital publicó esta adquisición que va por, al menos, su tercer intento en los últimos tres años y que está pendiente desde hace siete años. El mismo hospital admite que “242 afiliados se encuentran en lista de espera desde el año 2018 y que hasta la actualidad no han podido ser atendidos por la falta de adquisición de estos dispositivos (prótesis)”.
A fines de 2023 ya se quiso hacer la contratación, pero el proceso no se concretó tras las quejas de oferentes que, en la etapa de preguntas y respuestas, denunciaron un supuesto direccionamiento del contrato, además de una sobrevaloración del presupuesto.
Los reclamos provocaron que en el concurso solo se presente la oferta de la empresa cuestionada, la misma compañía a la que el hospital le había pedido una cotización para fijar el presupuesto del contrato.

En el actual proceso de contratación, no se han registrado quejas de proveedores. Sin embargo, Manuel Defás, coordinador provincial del Observatorio de Seguridad Social del Ecuador, pidió que se revise este contrato para evitar “direccionar el proceso a determinado proveedor local de Guayaquil”.
“Solicito que se disponga la inmediata intervención en el hospital Teodoro Maldonado Carbo, con el fin de erradicar actos de corrupción”, pidió Defás, además de la fiscalización del proceso de compra de las prótesis ante presuntas irregularidades.
La adjudicación del contrato de las prótesis está prevista para el miércoles 27 de agosto. El contrato prevé un anticipo del 50% y tiene el plazo de 330 días para la entrega de las piezas anatómicas que necesitan pacientes como Óscar Bravo, de 69 años.

Desde la ventana de su vivienda, en la Octava y Bolivia, mira pensativo el ir y venir de sus vecinos que caminan despreocupadamente por su calle. Él no puede hacerlo. Hace más de dos años le amputaron la pierna derecha, unos diez centímetros debajo de su rodilla.
Se moviliza con silla de ruedas cuando sale al hospital Teodoro Maldonado Carbo. Dentro de casa utiliza un andador. En su barrio, todos conocen su discapacidad. Es pública, porque al pie de su vivienda ha construido una rampa de acceso para la silla de ruedas y también hay dos escalones y un pasamanos en la entrada de su casa.
“En marzo de 2023 le amputaron la pierna, nos dijeron que regresemos al año siguiente, fuimos en febrero de 2024 y nos dijeron lo mismo, volvimos en junio de este año y otra vez que regresemos en un año”.
Nelly Real, de 66 años y esposa de Óscar
Óscar no sale de casa. Sentado en su sala muestra su pierna incompleta y recuerda que antes de la amputación podía hacer todo con independencia, incluso manejar un vehículo. Su familia lo cuida. Teme que se caiga y no lo deja solo.
Él sigue preguntando en el IESS, cuándo llegan las prótesis: “Cada vez que voy me dicen que espere, que espere. A las autoridades del IESS les pido que agiliten los medios para obtener las medicinas y las prótesis, hay muchos pacientes que necesitamos, que nos ayuden a movilizarnos”.
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