Estas son las cuatro urgencias de Sebastián Beccacece de cara a su debut con Ecuador

Beccacece es un profesiona que 'conoce' el medio, por eso ha sido contratado. Pero la realidad es que solo conoce la superficie. De entrada, el Emelec al que él llegó en 2010 se ha convertido en una bolsa de infortunios que ni siquiera ofrece jugadores para la Selección (hay uno, pero no es que sea un crack tampoco). Y la geopolítica del poder del fútbol ecuatoriano en general es distinta, con la LigaPro aprendiendo de sus errores y la Ecuafútbol bajo constante y descarado asedio de los nostálgicos del 'Último Cóndor'. Ese ambiente debe quedarle absolutamente claro al entrenador.

Parte de la íngrima popularidad de su predecesor, el 'locuaz' Félix Sánchez Bas, se debe a las convocatorias, vistas por los nostálgicos del 'Último Cóndor' como una sumisión a los gustos de la dirigencia de la Ecuafútbol. No es verdad que la cúpula dicte la lista, por supuesto, pero las constantes sorpresitas rebuscadas del 'míster' generó un enorme daño de imagen en su contra. La solución a esto es obvia: llamar a los mejores, con el inevitable espacio para la subjetividad que siempre implica definir al mejor de algo. 

La lista y sobre todo el once abridor ante Brasil determinará la imagen del entrenador en el futuro. Ratonear para perder por un gol puede ser un plan fatal de cara a la afición, cansada de la retención de pelota. La hinchada anhela que Ecuador se muestre ofensivo, peleador, menos táctico y más aguerrido.

En términos objetivos, Beccacece (en solitario) no ha dirigido a un equipo grande. Y ahora le tocará comandar a jugadores que militan en importantes equipos del mundo. Haber formado parte del cuerpo técnico de Argentina en el Mundial de Rusia le permitirá manejar esta realidad con la suficiente sabiduría para no perder el control del camerino.