El Nacional quedó atrapado entre las deudas y los sueños de recuperar la grandeza perdida
El equipo militar atravesó un tormentoso 2025 con agudos problemas financieros y la pérdida de la categoría. Pero El Nacional encontró un socio que podría sacarlo de su larga crisis.

Los jugadores de El Nacional se retiran de la cancha del estadio Olímpico Atahualpa, el 27 de septiembre de 2025.
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El término "fútbol ecuatoriano" debería constar oficialmente en el diccionario como sinónimo de "crisis". Y 2025 pasará a la historia como el año en que todos los equipos considerados grandes de Ecuador (excepto Independiente del Valle) la pasaron mal en cuestiones de finanzas, algunos más que otros. Pero, quizás, el caso de El Nacional es el más emblemático, pues perdió la categoría por deudas.
Este año, en El Nacional ya no se discutía a profundidad si se jugaba con esquema de 4-4-2 o si para el siguiente partido se optaría por un falso 9. Lo realmente falso aquí era la constante promesa de la Directiva de pagar los sueldos, lo que causó un penoso círculo vicioso: los futbolistas se negaban a entrenarse, los dirigentes prometían pagar algo de los sueldos, los jugadores creían la promesa y saltaban a la cancha, el dinero no era depositado, los futbolistas se negaban a entrenarse, los dirigentes prometían...
¿Cuánto tiempo puede un club pasar en este esquema que, como bola de nieve, acumula la deuda laboral a lo largo del año? ¿Tres semanas? ¿Tres meses? Para El Nacional, el equipo más poderoso de Pichincha en las décadas del 70, 80 y 90, esto se ha repetido por años, lo que ha causado que las deudas del Bi-Tri se eleven a USD 15 millones (aunque la cifra puede variar).
Esta bola de nieve ha sido agrandada por los juicios laborales. Cada demanda ganada por unexcolaborador arrancaba dinero de las cuentas del cuadro militar. Por ejemplo, el entrenador Omar Asad, en septiembre de 2025, se impuso en un litigio que le reconoció USD 120.000.
Por eso, el presidente de El Nacional en este año de calvarios, Marco Pazos, resumió su situación con una nostálgica frase: “Me he convertido en un presidente que todas las semanas está buscando dinero. No hago absolutamente nada más".
La constante preocupación incidió en el rendimiento deportivo y el equipo acabó la fase regular en el puesto 11, com un mediocre rendimiento del 38 %, muy lejos de la otrora 'Maquina Gris', luego 'Máquina Roja', que impuso respeto. Mientras tanto, en la Copa Ecuador, de la que era campeón defensor, El Nacional fue eliminado por 9 de Octubre y no llegó a los cuartos de final.
Pero de todos modos había rasgos de heroicidad en la plantilla del 'Nachito', que logró evitar el cuadrangular del no-descenso (¡qué alivio no tener esa presión!) y pudo pelear por un cupo en la Sudamericana. ¿Era la famosa luz al final de este túnel de drama social, digno de una novela de Charles Dickens?
Por eso, porque el equipo luchaba pese a los dramas económicos (jugadores echados de sus departamentos por no pagar el arriendo, hijos cuyas pensiones escolares estaba en mora, las esposas vendiendo lo que sea para sacar adelante el hogar...), dolió el abrupto descenso en mesa. Y ni siquiera les dejaron jugar el último partido del año, con Delfín.
Y fue más triste todavía porque El Nacional acabó el año como el quinto equipo que más boletos vendió, con un promedio de 3.000 entradas, cuatro veces menor al más taquillero, que resultó Liga de Quito.
De aquí, solo se podía esperar para El Nacional lo que le sucedió a Deportivo Quito: jugar en 2026 en la Serie B y resistir hasta que una deuda impagable mande al equipo militar, con sus 13 títulos de Serie A, sus dos Copas Ecuador y sus toneladas de partidos, cracks y anécdotas, a ese agujero negro llamado Segunda categoría.
Pero, ya que mencionamos a Charles Dickens, parece que ha llegado un milagro navideño (y capitalista, a lo Ebenezer Scrooge). Los militares regresan a la conducción de El Nacional (ahora el general Ricardo Cajas está al frente) y firman un convenio de inversión con la empresa NEF Naniecheandia, con el objetivo de ordenar sus finanzas, relanzar al Bi-Tri y devolverlo al lugar que su historia merece.
Así que el futuro de El Nacional ya no se vislumbra con tanto pesimismo. Es verdad que la historia del fútbol ecuatoriano está llena de socios estratégicos que fracasaron, pero ahora a los hinchas y jugadores no les queda otra que tener una cuota de fe y soñar que es posible recuperar la grandeza perdida. Aunque lo primero, obviamente, será regresar a la Serie A.
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