Del casi retiro al oro mundial: el sueño de Juleisy Angulo ahora es regalarle una casa a su mamá
La machaleña Juleisy Angulo hizo historia el 20 de septiembre de 2025 y se consagró campeona mundial de lanzamiento de jabalina en Tokio. La deportista ecuatoriana le contó a PRIMICIAS cómo transformó la pérdida de su hermano, las lesiones y la falta de apoyo en la mayor conquista de su carrera.

Juleisy Angulo muerde su medalla de oro tras el campeonato mundial de atletismo, el 21 de septiembre de 2025.
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Estadio Nacional de Tokio. Más de 50.000 espectadores presentes. Un ruido ensordecedor y un ambiente inmejorable. Allí, ante la ovación y la sorpresa de propios y extraños, Juleisy Angulo se convirtió en la primera mujer ecuatoriana en ganar una medalla de oro en un Mundial de atletismo.
Para la deportista de 24 años no fue una medalla cualquiera. Fue una demostración de coraje, disciplina, sacrificio y de sobreponerse ante las adversidades. Y sí que las tuvo.
Una vez en el podio, con el metal dorado que brillaba en su cuello tanto como su último lanzamiento (65,12 metros), a Juleisy se le atravesaron muchas situaciones por su cabeza.

En 2021 falleció su hermano Jean Carlos y, un día antes de su competencia en la capital asiática, se cumplía un mes más del lamentable suceso. Era inevitable pensar en eso.
Presión. Ansiedad. Nerviosismo. "Pánico escénico". Pero al mismo tiempo convicción, confianza y determinación. Así salió a la pista atlética del estadio Nacional de Tokio, en donde alcanzó la gloria.
"Muy merecido lo tengo (la obtención de la medalla). Solo las personas que están a mi alrededor y yo sabemos lo mucho que me costó seguir de pie. He tenido varios pensamientos de no seguir entrenando por las duras lesiones, de las cuales me costó mucho recuperarme".
Otro punto de quiebre en su carrera fue cuando se rompió los ligamentos cruzados y el menisco de su rodilla izquierda. Su anterior entrenador la presionaba para competir, sin atender el dolor.
"Él solo quería resultados". Pero su cuerpo dijo basta. En ese momento, Juleisy tuvo que elegir entre operarse o retirarse del atletismo. Decidió seguir, aunque en varias ocasiones pensó en retirarse.
Lo cierto es que pasó dos veces por el quirófano y, tras un extenso proceso de recuperación, volvió a la competencia, con otro entrenador, por supuesto.
Tanto la muerte de su hermano como las lesiones fueron golpes devastadores para Juleisy. Pero, más allá del dolor, insiste en que también significó un impulso para seguir.
"Esa medalla es totalmente para él. Gracias a él tuve las fuerzas para luchar en esa final y conseguirla. Trabajé mucho en lo mental. Antes me afectaba el pánico escénico, los gritos, la presión. Pero esta vez llegué preparada".
Sus inicios y un sueño pendiente
Muchos obstáculos se atravesaron en su camino. Hija de una madre que trabaja en una empacadora de camarones. Creció en condiciones humildes. "Desde que nací, mi papá nunca estuvo presente. Mi mamá ha sido padre y madre para mí".
Fue ella quien la acompañó en los años más duros, quien lloró por su hermano y quien hoy celebra su consagración. "Todo lo hago por ella. Se merece todo en la vida".
La deportista también recuerda cómo nació su vínculo con el atletismo, que fue casi por accidente. "Yo no me veía como deportista. Me gustaba el fútbol, pero solo por hobby. Hasta que un profesor en la escuela me vio potencial y me llevó a competir en velocidad".

Tenía apenas 11 años. Desde entonces, su talento la fue guiando, aunque muchas veces el dinero no alcanzaba ni para viajar a entrenar. "En una base en Paraguay tuve que cubrir todos los gastos: pasajes, comida, suplementos. Y mi entrenador me ayudó con lo que pudo".
Por eso, cuando ganó el oro en Japón, el sabor fue doble. No solo había vencido a sus rivales, sino también a la adversidad. "No he tenido todo el apoyo necesario, pero nunca me di por vencida". Su perseverancia, esa que la define más allá de la técnica, fue la que la llevó al podio mundial.
El triunfo también cambió su horizonte. "Lo que acabo de hacer es algo histórico. Me va a abrir muchas puertas, no solo en lo deportivo, sino también en lo personal".
Y entre esas puertas está el sueño más grande de su vida: darle una casa a su madre. "Ese es mi sueño: que tenga su hogar propio, que no le falte nada".
Hoy, ya sin las dolencias que la atormentaron en el pasado, Juleisy trabaja con la misma mentalidad e intensidad que la llevó a la cima. "Respeté los procesos de rehabilitación y ahora estoy muy bien. Solo tengo una tendinitis, pero es parte del movimiento del lanzamiento", cuenta con naturalidad.
Ahora, su mirada está puesta en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028. "Todo será un proceso para llegar en buenas condiciones", dice. No tiene apuro, solo convicción. La misma que la acompañó cuando todo parecía derrumbarse.
Juleisy Angulo ya lanzó su historia más lejos de lo que jamás imaginó. Y dejó claro que las medallas más valiosas no se ganan en el podio, sino en los días en que nadie ve cuánto cuesta seguir de pie.
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