El patinaje artístico: la elegancia de un bailarín de ballet y la fuerza de un atleta
En Ecuador, uno de los deportes más practicados por los jóvenes es el patinaje artístico sobre ruedas. Esta disciplina destaca, entre otras, ya que al momento de patinar no existen banderas ni colores: solo importa el amor por el deporte.

El entrenador de patinaje, Christian Arévalo, durante un entrenamiento con niños y jóvenes.
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Verónica Ríos
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El patinaje artístico es una actividad física que requiere mucha disciplina, ya que el cuerpo debe estar fuerte, especialmente las piernas, el torso y el abdomen.
Es una combinación entre la elegancia de un bailarín de ballet y la fuerza de un atleta. Christian Arévalo, entrenador de patinaje, comenta que esta preparación ayuda a las personas a ser disciplinadas y a combinar su vida escolar con su pasión por el deporte. Asimismo, él cree que la disciplina vence al talento y que, con perseverancia, pasión y dedicación, se puede superar cualquier obstáculo.
Este deporte no solo une a diferentes países, sino que también es inclusivo, ya que hombres y mujeres pueden entrenar por igual. Marco Arévalo, campeón panamericano de patinaje e hijo de entrenadores, cuenta que, aunque sus padres lo introdujeron en el mundo del patinaje, fue él quien decidió continuar con el entrenamiento.
También relata cómo se siente al ser un hombre que practica esta disciplina. Admite que, en ocasiones, persiste el estereotipo de que el patinaje artístico es solo para mujeres debido al uso de coreografías; sin embargo, él se siente plenamente incluido y cree que se deben romper estos prejuicios, ya que este deporte es para todos.

El patinaje también es inclusivo para personas con discapacidades. Natalia Osorio, entrenadora y expatinadora, explica que ha trabajado con niños con condiciones como autismo y síndrome de Down.
Ella señala que esta disciplina los ayuda a socializar, a seguir instrucciones y a superar sus miedos, gracias a clases personalizadas en las que los profesores se dedican plenamente a su bienestar, ayudándolos a desarrollar su pasión.
Además, el patinaje artístico puede abrir puertas a oportunidades académicas. Julieth Cachago comparte su experiencia como patinadora desde 2020: "Al principio era muy difícil porque las demás chicas eran mucho mejores que yo".
Ella explica que, en su colegio, inicialmente no tenía beneficios por practicar patinaje, pero actualmente, si gana una medalla de oro en competencias, le ofrecen una beca para la colegiatura. Su parte favorita del patinaje es competir, ya que disfruta realizando cruces, figuras y saltos.
El patinaje artístico sobre ruedas no es solo un deporte: es una disciplina que transforma vidas. Más allá de la competencia, promueve la inclusión, la perseverancia y el equilibrio entre la pasión y la responsabilidad.
En Ecuador, jóvenes como Marco y Julieth demuestran que, con esfuerzo, dedicación y amor por lo que hacen, se pueden romper estereotipos y alcanzar grandes logros, tanto dentro como fuera de la pista.
* Escrito por Verónica Ríos, estudiante de periodismo de la USFQ
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