Estas son las calificaciones que merecen los jugadores de Ecuador luego del sufrido empate 0-0 con Paraguay

Una vez más, se lució con atajadas que fueron determinantes para que el andamiaje, endeble en el primer tiempo, no se derrumbara. En el segundo, el palo le ayudó un poquito, pero arquero sin suerte no es arquero. ¡Háganle un altar ya!

Jugó en modo Arreaga, pero elevó su nivel en el segundo tiempo e incluso realizó un par de pases realmente útiles. De menos a más, tomando en cuenta que es central, pero le tocó desempeñarse como lateral, en otro de los inventos de ya saben quién.

En lo personal, fue un partido Pacho-parse los dedos (este comentario no recibió ningún tipo de auspicio ni combos ni papitas fritas).

El rey del puntazo: apenas le llega la pelota, ¡pum!, al maizal.

Fue extraño verlo tan adelante, prácticamente como un extremo. Fue menos sorprendente que lo frenaran en seco y que se pasara mucho tiempo en el piso, porque intentaba superar a los paraguayos como conos de tránsito en lugar de pasar la pelota y lo derribaban como a costal de papas. Es verdad, no tenía a quién dar el balón. 

Volvió a mostrar pinceladas de talento, pero se lo vio livianísimo en la faceta de marcar y, por la falta de un socio como 'Niño Moi', sus pases fueron imprecisos. Estuvo cerca de anotar un gol de enmarcar en el segundo tiempo. Quizás debió seguir luego del minuto 70, pues con Gonzalo Plata hubiera podido asociarse mejor.

Le tocó la enorme responsabilidad de suplir al 'Niño Moi'. No se achicó y mostró valentía, pero tampoco logró convertirse en el recuperador de balón que se necesitaba y, mucho menos, en la aduana de las transiciones. Pacho le pasaba la pelota y actuaba como si le lanzaran un puñal. Curiosamente, es uno de los mejores cobradores de tiros libres de la LigaPro, pero Enner le quitó la pelota. 

Gestó la mejor jugada de ataque de Ecuador en el primer tiempo. Debió haber subido más veces, pero al parecer su misión era defender y vigilar a Alcívar. Estuvo cerca de anotar en el segundo tiempo.

Tuvo un duelo con personal con Ramón Sosa y no siempre salió airoso. En el ataque, pesó menos que un bolívar en una casa de cambios.

Obviamente, no ha tenido tiempo para encajar en el sistema de Beccacece y se lo notó desconectado, no solo del equipo, sino de la tierra. Pudo anotar un gol en el primer tiempo. En el segundo, perdió una pelota que casi cuesta el gol de Paraguay. Pero no rehuyó su responsabilidad y siempre buscó la pelota.

A los 70 minutos salió la pancarta que anunciaba su cambio, lo cual fue una rotunda sorpresa: pocos se dieron cuenta de que estaba en la cancha.

Su sola presencia desde el minuto 70 permitió al equipo creer en la posibilidad de que se podía ganar.

Arrancó con una línea de 4, con Joel Ordoñez de lateral, Ángelo Preciado de extremo por derecha, Jordy Alcívar de 5 y Enner adelante, pero con Kendry y Nilson Angulo deambulando entre la expectativa y la cacería de su oportunidad. Esto no funcionó porque Paraguay presionó desde el inicio y Ecuador, al contrario de otras ocasiones, jamás mostró esa intensidad tan característica de sus primeros 20 minutos. Los cambios mejoraron el funcionamiento del equipo y equilibraron las acciones, pero al final el partido se cerró con un clásico 0-0. ¡Cuidado, que Ecuador està pasando de los 0 goles al 0 fútbol!