Estas son las calificaciones del inofensivo Ecuador de Beccacece tras la derrota de 1-0 ante Brasil

Abusó del juego de pies, que casi siempre fue utilizado para un intrascendente pelotazo. Vinicius casi lo sorprende. En el gol de Rodrygo, estaba algo desubicado, lo que impidió reaccionar a tiempo ante el desvío del balón, que pegó en Pacho para colarse en el arco. No fue el arquero solvente de otras ocasiones.

Cuando Ecuador atacó, intentó desdoblarse en calidad de lateral, casi siempre sin éxito. Mejor estuvo en su faceta natural de defensa, apagando incendios parecidos a los de Nayón.

Estuvo desbordado en el primer tiempo por la incapacidad de los volantes en sus tareas de marca. Demostró personalidad. Lástima que el remate de Rodrygo le pegó en el cuerpo para convertirse en rebote y gol de Brasil. 

Más concentrado que coreano en examen de matemáticos, frenó varias incursiones de los brasileños. Un crack.

Se notó la falta de ritmo, sobre todo en los pases filtrados a sus espaldas. No marcó ni tampoco fue aporte en la ofensiva. 

Desperdició una oportunidad para anotar, lo que hubiera maquillado su discretísimo partido.

El gol llegó por su zona, pero es verdad que no acompañaron la jugada ni Jeremy Sarmiento ni Pervis Estupiñán. La falta de juego explica que no estuviera a la altura de las expectativas y que, para la segunda parte, ya no regresara.

Tras su estupenda Copa América como doble pivote, en esta ocasión le tocó ser lateral... ¡y rindió! Es tan polifuncional, que si le tocaba ponerse los guantes y tapar, de seguro lo hacía bien. Tuvo un duelo aparte con Vinicius Jr.

Cumplió labores más de contención que de ataque, y por eso dio la impresión de que estaba jugando mal. Pero no: en realidad, y pese a que fue superado cuando defendía, se constituyó en el jugador que más atacó en el primer tiempo y no dejó de pelear ningún balón. Su premio: no volvió para la segunda parte. Una pena.

De no ser por esa corrida con pase-gol para Caicedo, hubiera pasado como un turista en Curitiba.

Creyó que el estadio Couto Pereira de Curitiba era una pista para jogging. 

Con su presencia, la posesión de Ecuador mejoró. Pero faltó esa chispa que se espera de un jugador especial.

Entró aplicado, poniendo orden y liderando la marca. 

¿Feliz Sánchéz, eres tú? Es que solo el míster era capaz de cosas inexplicables como, por ejemplo, mandar de titular, ¡y ante Brasil!, a un jugador con un solo cotejo de titular en el año, como Jhegson Méndez. Eso fue desperdiciar todo un tiempo. El equipo mostró orden, lo cual es una virtud. Los cambios mejoraron el desempeño del equipo y luchó para conseguir el empate ante un Brasil opaco. Pero, pese al buen tramo final, Ecuador sigue siendo inofensivo, sin gol. Todo lo que se hizo en Curitiba pareció ser, en realidad, una práctica para el cotejo con Perú del martes.