'Adultos niños' son los nuevos clientes VIP de los negocios de entretenimiento
Cada vez se montan más centros de entretenimiento dirigidos al esparcimiento de adultos. Estos lugares reciben casi tantos niños como personas mayores de edad. Y las inversiones son elevadas.

Centro de entretenimiento ubicado en Portal Shopping, en Quito.
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Cortesía
Autor:
Santiago Ayala Sarmiento
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Es el Día del Niño y los negocios de entretenimiento lo saben. Pero, en los últimos años, nuevos centros de entretenimiento han emergido para captar el mercado de adultos con alma de niños.
Para este fin de semana, por ejemplo, LudiLand espera a unas 3.000 personas (entre adultos y niños) para divertirse en los juegos de escalada, camas elásticas, resbaladeras, toboganes, guerra de pelotas y las nuevas incorporaciones: acrocicletas, ludibox y juegos de realidad virtual y aumentada.

Aunque no tiene en mente la fuerte inversión realizada, Milton Gallardo, responsable de Marketing, del centro ubicado en el sector de Calderón, al norte de Quito, señala que les llevó cinco años plasmar la idea. "Varias personas nos juntamos con el sueño de generar una fuente de trabajo, para una zona que probablemente estaba olvidada. Nos llevó mucho tiempo instalar, por la pandemia incluida. Pero nunca nos dimos por vencidos. Y tras cumplir con todos los requisitos de seguridad de los juegos, abrimos".
Disfracémonos, pongámonos disfraces, bailemos con nuestros hijos. El mejor regalo que podemos darles no es el juguete, sino el tiempo compartido, la felicidad de vernos sonreír.
Milton Gallardo, responsable de Marketing LudiLand
Actualmente, LudiLand brinda trabajo a 18 personas y otra dos de manera ocasional. En un área de 2.500 metros cuadrados, además de los juegos cuenta con un spa de uñas, zona de restaurantes y puntos bancarios. En fin de semana normal acuden en promedio 1.000 personas. La entrada cuesta USD 6,37 (incluido IVA) y el visitante puede hacer uso de las instalaciones por una hora y media.
Su meta es tener 400 inflables
Luis Martínez y José Velasco son los dos miembros de la Policía Nacional que manejan Kche Diversiones, un centro de diversiones que abrió sus puertas el 5 de febrero de 2021, en Sangolquí, Valle de Los Chillos. Y, hace tres semanas, inauguraron otro espacio en Puyo (Pastaza).
Su historia, sin embargo, se remonta a 2014. Al nacer su primer hijo, a Luis Martínez se le ocurrió comprar un inflable, para que el pequeño se divirtiera. Familiares y amigos, al ver el inflable le pedían que les alquilara. No había sido su intención, pero así nació un pequeño negocio.
Compró un inflable más grande y dos máquinas, una para hacer algodón de azúcar y otra para canguil. En un inicio todo iba bien, hasta que poco a poco el mercado empezó a saturarse de estos artículos y el negocio decayó. Decepcionado, arrinconó los inflables y las máquinas.
Llegó el 'boom' de Internet y la curiosidad otra vez se le despertó. En una de esas búsquedas encontró a un proveedor de inflables en Colombia. En 2018 viajó a Cali a ver qué podía encontrar. El dueño del lugar tenía 400 inflables de segunda mano, pero en perfectas condiciones. Llamó a su primo-socio, quien logró obtener un préstamo bancario. Invirtieron USD 110.000 y compraron 30 de estos productos.

Lamentablemente, la ilusión de tener permanentemente alquilados los inflables no funcionó. Salvaban los muebles con algún contrato en el mes de alguna empresa. Y para agravar la cosa, llegó la pandemia. "Nos fuimos abajo. Tenía ya dos hijos. Estábamos endeudados. Decidí vender el negocio".
Pero su socio-primo no le dejó, a pesar de tener ya un comprador en Chile. Decidieron esperar que pasara la pandemia. Y recibieron la llamada del dueño de un terreno que les sugería un modelo de negocio distinto: él ponía el terreno, ellos los inflables, y las ganancias a medias.
El pacto se diluyó cuando no se pusieron de acuerdo en las ganancias si los inflables se usaban fuera del terreno, en otras actividades. Buscó terrenos por todos lados, en Quito y el valle de Cumbayá, pero los altos costos de arrendamiento hacían imposible pensar en seguir. Guardaron todo, de nuevo.
Hasta que el azar le sonrío a Martínez. Vio un letrero en Sangolquí que señalaba sobre el arrendamiento de un predio de USD 4.000 metros cuadrados a un valor ya manejable. Invirtieron USD 90.000 más y abrieron. En el primer día de apertura ganaron USD 800. Se frotaron las manos, Pero, como en todo negocio, hay muchas aristas que cubrir y eso significa gastos.
Hoy, el panorama es mejor. Su persistencia da frutos. Cuentan con seis empleados. Suman 98 inflables, muchos nuevos adquiridos en Estados Unidos, Israel y China. Y compraron un terreno en el sector de Azcázubi, cerca del Quinche, para abrir otro centro de diversiones.
Tecnología de punta para la diversión
Como en los centros comerciales de Estados Unidos o Dubai, Portal Shopping, manejado por DK Management, al norte de Quito, cuenta con un centro de diversiones para no salir de ahí. Así lo dice Freddy Beltrán, gerente Comercial de Happy Kart y Skating.
Pista de patinaje sobre hielo. Pista de patinaje skate. Dos pistas de kart, para adultos y para niños, con velocidad estilo F1. Zona de juegos con resbaladera, obstáculos, colchonetas, etc. Todo en un solo lugar y donde por USD 10 es posible disfrutar de ellos.

Las instalaciones ahora, como lo comenta Beltrán, recibe una afluencia de personas, donde la mitad es adulto y la mitad niños. "Por ejemplo, las mujeres son las que buscan los karts, por todo ese fanatismo que han despertado por la Fórmula 1".
En cuanto a las inversiones, el ejecutivo explica que "no son productos hechos en el parqueadero de la casa. Los karts de adultos son franceses, los de niños, italianos; la pista de patinaje es italiana. Los patines son mexicanos. Buscamos tener los mejores equipos para el mejor público".
Antes se decía "familia que come unida, permanece unida". Hoy ha cambiado a "familia que se divierte unida, permanece unida".
Freddy Beltrán, gerente Comercial de Happy Kart y Skating
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