Estas son algunas de las celebraciones más curiosas de la Navidad alrededor del mundo

En México, las posadas —que se empiezan a celebrar nueve días antes de Nochebuena— representan   la travesía de la Virgen María y José para encontrar hospedaje antes del nacimiento de Jesús.  

Las tradicionales piñatas, con forma de estrella de siete picos, simbolizan la lucha entre el bien y el mal. Están rellenas de dulces y frutas que representan las bendiciones tras vencer a los “pecados capitales”.

Actualmente muchas posadas han dejado de lado su cariz religioso para ser un encuentro más entre familiares y amigos.

En Caracas, cada 24 de diciembre comienza con una imagen única: muchas las personas que se dirigen a la iglesia, pero en patines. 

Las calles se cierran al tráfico para permitir que los fieles lleguen rodando a la tradicional misa del Gallo. Una costumbre que forma parte esencial del espíritu navideño venezolano y quienes más disfrutan son los niños.

En Noruega, la Nochebuena viene acompañada de una peculiar costumbre: esconder las escobas. 

La tradición parte de una antigua superstición que afirmaba que la noche del 24 de diciembre las brujas  y los espíritus se despertaban para merodear y si encontraban una escoba la robaban para sobrevolar el poblado y hacer el mal.

Para evitar que se las lleven, las familias ocultan las escobas dentro de los armarios. En décadas pasadas, los noruegos incluso solían disparar al aire para ahuyentar a los malos espíritus.

A diferencia de Noruega, las hechiceras no tienen mala fama en Italia. En este país europeo la encargada de entregar obsequios no es Santa Claus, sino la Befana, una bruja.

La leyenda cuenta que los Reyes Magos le pidieron ayuda para encontrar el portal de Belén, pero ella se negó. Arrepentida, preparó dulces para el Niño Jesús y, sin saber dónde encontrarlo, comenzó a repartirlos a todos los niños. La tradición se mantiene hasta hoy.

En Japón, donde la Navidad se popularizó después de la Segunda Guerra Mundial por influencia estadounidense, las tradiciones vinculadas a estas fechas son muy diferentes de las occidentales.  

A diferencia de muchos hogares americanos, donde el pavo es la estrella de los festines, en el país nipón optan por una proteína más económica. En Nochebuena cenan pollo frito, una práctica instaurada por la cadena de comida rápida Kentucky Fried Chicken (KFC). 

Además, la tarta de fresas con nata sustituye a los polvorones, mantecados y turrones que cada Navidad colman las mesas españolas.

La costumbre nació en los años 70 como una campaña dirigida a extranjeros que pasaban las fiestas lejos de casa y terminó arraigándose en la cultura japonesa. Hoy, millones de familias reservan con semanas de antelación.

Además, son las iluminaciones, decoraciones y mercados navideños los encargados de extender el espíritu y la ilusión de estas fechas hasta cada rincón del país al más puro estilo occidental.

En Filipinas la celebración de la Navidad se extiende por varias semanas y las actividades se centran en el Festival de las Linternas Gigantes en la ciudad de San Fernando, desde mediados de diciembre hasta el día de Año Nuevo.  

Celebrado el sábado antes de Nochebuena, este festival convierte a la ciudad en un mar de luz y color, con linternas navideñas (parols) que llegan a medir hasta seis metros de diámetro y cuentan con miles de luces parpadeantes. Estas linternas simbolizan la estrella de Belén y reflejan la fe y esperanza de los filipinos durante la Navidad.

La linterna en forma de estrella es quizás el principal símbolo navideño filipino: colorido, elaborado con amor y resplandeciente con el espíritu de la temporada.

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