“Que no se nos lleven los clientes”, el pedido que hacen para sobrevivir las tiendas de barrios en Guayaquil
En medio de la crisis de las tiendas, el municipio de Guayaquil canceló un contrato por USD 340.000 para capacitar a 1.000 tenderos en microfinanzas y atención al cliente.

En la esquina de la 24 y la G, en el suburbio de Guayaquil, la despensa Dios Ñucanchijhuan aún se mantiene en pie pese a la llegada de un local de la cadena de supermercados Tuti en el sector. 16 de mayo de 2025.
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Detrás del enrejado de una tienda en un barrio del suburbio de Guayaquil, una mujer aguarda la llegada de algún cliente para hacer “la primera venta del día”, aquella que le dé la suerte para cumplir la diaria meta de alcanzar una ganancia de al menos USD 20.
En los últimos meses no ha sido fácil. Los ingresos han disminuido desde que un local de la red de supermercados Tuti SA se abrió en las calles 25 y la J, en el mismo sector donde viven ella, sus parientes, sus vecinos, sus clientes.
“Antes vendía, bajito, unos USD 30, ahora me toca tener la tienda abierta hasta las 23:00 para llegar a eso, pasar mala noche, madrugar, así como está la delincuencia, con suerte no me han robado todavía”, cuenta Ana, de 54 años, en una tienda en las calles 24 y la G.
Para completar sus ingresos, Ana ha diversificado su negocio. Hace varios meses abrió los servicios de un Banco del Barrio y realiza los pagos de servicios básicos para sus vecinos a cambio de una comisión.
“Conozco gente que cerró su tienda por los Tuti, incluso en los mercados sé que algunos comerciantes han cerrado locales donde vendían arroz, azúcar, fideo. Yo vendo la funda de azúcar a USD 1,50 y en el Tuti vale USD 1, sí me afecta, dañan el negocio, que no se nos lleven los clientes”.
Ana, dueña de una tienda de barrio

A pocas cuadras de su tienda se encuentra la despensa Dios Ñucanchijhuan (Dios está con nosotros), donde media docena de comerciantes indígenas se mueven diligentes para atender a varios clientes que compran legumbres, frutas o carnes congeladas.
Trabajan sin detenerse a responder preguntas, pero los vecinos dicen que la tienda nunca está vacía. “Ahí encuentra de todo, le venden lo que pida, si quiere USD 0,5 de yerbita, o si quiere un tomate o un pedazo de sandía, una libra de pollo”, comentó Genaro López, un cliente la mañana del 15 de mayo de 2025.
Genaro compra en la tienda Dios Ñucanchijhuan, pero también en el Tuti, donde asegura que los vinos y los embutidos son de buena calidad, y que los precios del pan, la leche y el yogur son bajos para su bolsillo.
“Uno es el que decide dónde comprar. Las tiendas siempre van a existir, porque venden al menudeo y, a veces, hasta le fían; en cambio, en los Tuti solo aceptan dinero en efectivo”.
Genaro López, comprador.

Expansión de cadena Tuti
Creada en diciembre del 2018, esta cadena de descuentos, de propiedad de la Corporación El Rosado, dueña también de la red de supermercados Mi Comisariato, vendió el año pasado USD 693 millones, el 188% más que en 2022.
“Actualmente, la Compañía cuenta con 645 establecimientos (2023: 421 establecimientos) que operan en tiendas y grandes almacenes y 5 Centro de Distribución”, mencionó Tuti en sus reportes financieros presentados este año y que corresponden a 2024.

Contrato municipal
Un informe del Municipio de Guayaquil señala que “las tiendas de barrio son pequeños comercios distribuidos en distintos sectores de la ciudad, dedicados a la venta de productos de primera necesidad. Estos negocios juegan un papel fundamental en la economía local, brindando cercanía, comodidad y confianza a la comunidad”.
A pesar de su tamaño -agrega el cabildo- enfrentan un mercado dinámico y en constante evolución, lo que hace “imprescindible que sus dueños refuercen sus conocimientos en atención al cliente, microfinanzas y relaciones públicas”.
Estos espacios son administrados, en su mayoría, por tenderos que son jefes de hogar, responsables del sustento de sus familias, generalmente compuestas por tres a cinco integrantes, señala el municipio en un informe elaborado para justificar la contratación del “Programa de Capacitación Tiendas de Barrio".
“Gracias a estos negocios, no solo logran generar ingresos, sino que también contribuyen al desarrollo económico de sus comunidades. Con una visión empresarial actualizada, pueden fortalecer sus negocios, mejorar su calidad de vida y generar un impacto positivo en su entorno”.
Municipio de Guayaquil
El programa de capacitación, dirigido a 1.000 tenderos con 60 horas de talleres, buscaba “fortalecer las capacidades y competencias de los ciudadanos en los sectores atendidos por las tiendas de barrio en Guayaquil”, pues con estos conocimientos podrían “posicionarse en un mercado altamente competitivo”.
“Identificar la importancia de las tiendas barriales y su impacto que tiene dentro de la economía de cada sector de la ciudad, de tal forma que se reconozca la importancia en el desarrollo económico y social de Guayaquil”, también consta dentro de los objetivos del programa.
No obstante, en medio de la crisis que enfrentan los tenderos, la DASE resolvió cancelar la contratación del programa de capacitación Tiendas del Barrio, que había iniciado el viernes el 9 de mayo, por un monto de USD 340.000. Lo hizo cuatro días después de publicar el proceso (13 de mayo) en el portal del Servicio Nacional de Contratación Pública, Sercop.
La cancelación se dio, según señala el gerente de la DASE, Camilo Samán, porque esta entidad está absorbiendo a otras dependencias de la alcaldía, “lo cual prevé que se continúe ajustando el presupuesto a la baja, y debido a que existen proyectos que son prioritarios para el apoyo continuo de la comunidad más vulnerable”. Los recursos -agrega la resolución de Samán- serán “redirigidos a otros proyectos de carácter crítico”.
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