"Un misil cayó en el edificio en el que trabajo, por suerte ese día no fui", cuenta ecuatoriano que vive en Israel

"Hemos pasando noches terribles, las peores desde que vivo en Israel, hace 30 años. Andamos por las calles como adormecidos porque no hemos podido descansar. En todo este tiempo hemos tenido ataques: a las 19:30, a las 20:00, a las 22:30, a las 00:30 y a las 04.30. ¿Cómo descansamos así?

Ayer no me di cuenta del cese al fuego y fuimos al refugio. Cuando salí vi que empezaba una tregua. Sin embargo, desde las 05:30 hasta las 07:00 del 24 de junio hubo cuatro ataques.

Esta es una guerra diferente a las que Israel ha tenido con Hamás y Heezbolá porque sus misiles tienen menor alcance y potencia de los que tiene Irán. Por eso es que el grado de alerta es máximo y generó miedo en muchas personas. Sobre todo porque es la primera vez que se toca a Israel y que hay edificios civiles derribados.

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Al haber tantas alertas de ataque se han suspendido varias actividades. Aunque, como los ataques son en las noches y madrugadas, hemos podido salir a trabajar algo. Pero, claro, con miedo de que en el camino nos agarre la alerta y no podamos refugiarnos. 

Cuando la alerta llega a los celulares significa que va a haber un ataque. Nuestra obligación es aceptar el aviso y, desde ese momento, tenemos unos 10 minutos para alistarnos e ir al refugio.

Luego de eso, suena la sirena general de la ciudad. Las sirenas suelen sonar cuando falta un minuto y medio para que comience el ataque. Si no estuviéramos en casa, debemos dejar de hacer cualquier cosa y buscar el refugio más cercano. Nadie puede negar que una persona ingrese, pues su vida está en peligro. En Israel, la mayoría de edificios tienen refugios y sino, los más cercanos están a dos o tres minutos. En eso, el país está preparado.

En estos días, las explosiones han sido durísimas, precisamente, por el alcance que tienen los misiles de Irán. En los refugios hemos pasado alrededor de dos horas hasta que llega la alerta al celular informándonos que podemos salir. De todas las guerras que nos ha tocado pasar acá en Israel, esta ha sido una de las más duras que hemos pasado: escuchar una explosión y sentir que el edificio y las ventanas se mueven. Las mujeres y los niños son quienes sienten más pánico.

En los primeros días de la guerra, yo tenía que ir a limpiar uno de los edificios en las que trabajo. Por los ataques, ese trabajo se suspendió. Al día siguiente me enteré de que un misil cayó justo ahí. Me salvé de que el misil caiga mientras trabajaba. Ese quizá fue uno de los momentos más impactantes.

Otro momento muy duro fue cuando a una de mis hijas la reintegraron al ejército a hacer labores logísticas de mantenimiento. No esperábamos que eso suceda, pero tenía que hacerlo. Sentimos miedo porque la inteligencia militar, tanto de Israel como de Irán, sabe a dónde atacar y lo que buscan son lo energético, las bases militares, etcétera.

Nosotros vivimos en Ramat Gan y la base en la que está mi hija se encuentra en una ciudad cercana que se llama Jolón. Todo está muy cerca a Tel Aviv. Las separan unos 15 minutos en auto. Lo bueno, dentro de todo, es que no nos ha faltado nada de alimentos. Tenemos todo. Han sido días difíciles, pero no nos ha faltado nada, pese a que no han atacaron y destruido muchos edificios.

Lo que sí debo decir es que las explosiones han sido inimaginables. Esa sería la palabra. La verdad, no he escuchado nunca algo así y es algo que queda para la historia. Hace menos de cuatro días, cometí un terrible error. Por cuidar mis gatos no acudí al refugio y un misil cayó a unos dos kilómetros de la casa. Sentí un estruendo que hizo temblar todo el edificio. Se movió todo y fue una señal de que no se trata de cualquier guerra.

La verdad, no he escuchado nunca algo así y es algo que queda para la historia.

Willan Zhapa, ecuatoriano en Israel

Con el ataque del 24 de junio, entiendo que Irán violó la tregua. Entonces no sabemos a qué atenernos. Tenemos que esperar para saber lo que determinan las las autoridades.