Resumen 2025 | El mundo vivió en permanente estrés debido al frenético ritmo que impone Donald Trump
Donald Trump, presidente de Estados Unidos, llevó su agenda MAGA y su particular estilo más allá de las fronteras de su país: aranceles, migrantes, portaviones y más forman parte de su retórica.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ofrece un discurso en Pensilvania, el 10 de diciembre de 2025.
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EFE
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Donald Trump, que el 20 de enero de 2025 se convirtió en el 47.º presidente de los Estados Unidos luego de un arrollador triunfo electoral, ha causado a lo largo del año un estrés sin precedentes, no solamente a su país, sino a todo el mundo por su ambiciosa agenda y sus particulares formas para conseguir las cosas. Casi parece que estamos en un episodio continuo de 'El Aprendiz', el reality en que Donald Trump gritaba "¡estás despedido!" a los participantes.
Ya no hay cómo estar tranquilos. Los migrantes, e incluso los hispanos estadounidenses, salen a las calles de Nueva York o San Francisco en permanente tensión por si alguien del ICE los atrapa. Los gobiernos temen que sus economías se hundan por algún arancel que aparezca en Truth Social, la red social de Trump. La posibilidad de una guerra en Sudamérica quita el sueño a los venezolanos, que temen usar lanchas en el mar, vaya a pasar que les caiga un misil. El mundo está en ansiedad.
Siempre se ha dicho que el presidente de Estados Unidos es una especie de mandatario global y que su conducta es clave para el equilibrio geopolítico del mundo. Pero Donald Trump ha actuado como un desbocado rinoceronte dentro de una cristalería, decido a avanzar rápidamente en sus objetivos, resumidos en el lema "Make America Great Again", o MAGA, sin importar los destrozos que deje en el camino, incluso a sus propios aliados.
Cacería de migrantes
Casa adentro, su política migratoria ha sido de inédita mano dura. Trump declaró una emergencia en la frontera sur desde el primer día para movilizar recursos militares. Retomó la construcción física de las barreras fronterizas con fondos federales. Y, sobre todo, relanzó al ICE, el servicio de migración y control de aduanas de Estados Unidos, como un cazador de migrantes irregulares.

Las noticias de migrantes arrestados en redadadas y expulsados en aviones conmovieron a la opinión pública, enfadaron a sectores de hispanos (o latinos) estadounidenses que apoyaban a Trump y causaron roces con algunos mandatarios de otros países, como Gustavo Petro, de Colombia.
Los despidos masivos de empleados públicos y recortes presupuestarios drásticos también generaron ansiedad en Estados Unidos, pues se trataba de medidas que se tomaban para ahorrar, en efecto, pero también para combatir la llamada "agenda woke" al dejar sin dinero público ciertas iniciativas. Con esa justificación, se desmantelaron los programas que financiaban proyectos sociales en América Latina, África y Asia.
Trump, como se sabe, no busca una mera administración eficiente del país, sino que su meta es crear un nuevo orden político basado en el MAGA, con el nacionalismo como ingrediente esencial y con un estilo de conducción confrontacional, sin espacio para pensar o respirar y que polarice al país entre buenos y malos. Trump se colocó en el bando de los buenos, por supuesto.
Parte de la estrategia incluye lo simbólico, porque los gestos, el lenguaje y la cultura en general también se convirtieron en campos de batalla políticos. El Departamento de Defensa ahora se llama Departamento de Guerra. Se demolió parte del ala este de la Casa Blanca para construir un gran salón de baile. Se renombró al Golfo de México. El Paseo Presidencial de la Fama de la Casa Blanca se decoró con mofas a otros expresidentes (a su predecesor le puso este letrero: "Sleepy Joe Biden fue, con diferencia, el peor presidente de la historia de Estados Unidos"). Algunos migrantes expulsados salían encadenados, pese a que no era necesario. Y así.
Trump se vale de los aranceles para presionar
Por supuesto, era imposible que el mundo estuviera a salvo del estilo de Trump, que ha opinado e incluso presionado sobre cada evento, guerra o suceso importante. Pero siempre fue más allá. Quiso entrometerse en la elección del papa. Parecía un jugador más del PSG en los festejos del Mundial de Clubes. Exigió que le den el Premio Nobel de la Paz (pese a que los ocho conflictos en los que se ha sido mediador siguen activos, incluso el de Gaza). Quiere que el fútbol americano se cambie de nombre para que el 'soccer' pase a ser 'football'.
Aunque lo más impactante fue la política de aranceles, que la usó como herramienta de persuación y de ajuste de cuentas. Por eso, la FundéuRAE declaró que la palabra del año era "arancel".
El arma militar
La otra arma de este Trump bullanguero y omnipresente ha sido la militar. Apoyó a Israel en sus ataques contra las instalaciones nucleares de Irán para luego concentrar su mirada en el Caribe, donde Estados Unidos ha realizado el mayor despliegue militar de la historia en esa zona, sobre todo frente a las costas de Venezuela.
En su dicotomía buenos-malos, Donald Trum ha puesto en el bando de los 'malos' a Maduro (y también a Petro), mandatarios de izquierda a los que acusa de enviar droga a Estados Unidos. La Casa Blanca sostiene que el régimen de Maduro utiliza el petróleo para financiar el "narcoterrorismo", la trata de personas y el asesinato, y Trump ha dado pasos para presionarlo y alejarlo del poder.

De nuevo en lo simbólico, Trump fijó la recompensa por la captura de Nicolás Maduro a 50 millones de dólares, la cifra más alta ofrecida en la historia de Estados Unidos por un jefe de Estado. Esto ha venido acompañado de una retórica que ya no solo habla de "democracia", sino de capturar al "líder de un cártel de narcotráfico".
El último acto es el "bloqueo total y completo" de buques petroleros que entren o salgan de Venezuela, una medida más para el final que Trump desea: sacar del tablero al principal sostén de los gobiernos totalitarios de Cuba y Nicaragua, y un importante aliado de Rusia en la región. Y gritarle "¡estás despedido"! a Nicolás Maduro. Sí, como en el show que antes era divertido, pero que en la vida real solo causa estrés.
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