Messi y Álvarez, artífices del triunfo de Argentina en semifinales

Atento a lo poco que le lanzaron en el primer tiempo. En el segundo, tuvo algo más de acción pero se mostró sobrio.

Se complementó con Otamendi para cortar los centros croatas y procurar que nadie quede suelto en su zona. Nunca le ganaron las espaldas.

Ya está presentada la propuesta en la Real Academia de la Lengua para considerar la palabra 'Otamendi' como sinónimo de 'inexpugnable', 'muralla' y 'nadie pasa en mi guardia'.

Altamente subestimado antes de Mundial, volvió a ser el amor y señor por su costado, con el añadido de que sus pases fueron casi siempre correctos. En el segundo gol, atrajo la marca para que Julián pudiese anotar.

Los croatas jamás supieron cómo superarlo. Gracias a su garra, Argentina logró estar a salvo por su costado derecho. Aportó salida por la derecha.

Fue la gran novedad en la alineación. Estuvo algo flojo en la marca, sobre todo en el corazón del primer tiempo. Con los minutos, mejoró su aporte en la contención.

Ese caño que le mandó Kovavic, ¡uf!, refleja su padecimiento en el primer tiempo. Pero no dejó de batallar por la pelota para recuperar la posesión.

A ratos, parecía que no terminaba de animarse, de conectarse con sus compañeros. Perdió la opción de anotar de cabeza, que hubiera sido el tercer gol de su equipo. Lució más cortando el circuito de la pelota del rival.

Aguerrido y lúcido, metió ese pase largo que acabó en la falta penal del primer tiempo. Se conectó de maravilla con Messi y fue autor de varios de los pases más acertados del cotejo.

Vivió el partido de su vida: propició el penal, marcó un gol como si el espíritu de Maradona hubiera dominado sus pierna y luego anotó otro, para cerrar una gran jugada de Messi. Pero también se destacó por su habilidad para conducir la pelota y para desmarcarse. Un crack.

¡La pelota, siempre al 10! Cobró con maestría el penal y fue el autor intelectual del tercer tanto, al desparramar croatas y ceder la pelota a Julián, para que solamente tenga que empujarla. Agilidad mental y sabiduría para dosificar energía. Aplausos.

Fue osado al plantear un 4-4-2, pero sin extremos, ya que prefirió optar por especialistas de medio campo con la idea de condicionar a Croacia desde la posesión. Con eso, Argentina no jugó tan vistoso, sobre todo en el primer tiempo, pero logró desarticular las conexiones de los croatas, sorprendidos por la presión. Ni el gran Modric supo qué hacer. La 'Scaloneta' volvió a salir airosa, esta vez en su cotejo más táctico pero también más contundente del Mundial.