Logo

Suscríbete a nuestras notificaciones para recibir las últimas noticias y actualizaciones.

Lo Último
Temas:
  • Eliminación de subsidios
  • Migrantes por el mundo
  • Mano invisible de las Big Tech
Miércoles, 17 de septiembre de 2025
  • Home
  • Lo Último
    • Qué pasa hoy
  • Política
    • Elecciones Ecuador 2025
  • Economía
    • Empresas
    • Reputación en Acción
  • Seguridad
    • Sucesos
    • Caso Metástasis
  • Quito
  • Guayaquil
  • Jugada
    • #Eldeportequequeremos
    • Eliminatorias Mundial 2026
    • Tabla de posiciones LigaPro 2025
    • Tabla de posiciones Mundial de Clubes
    • Tabla de posiciones Eliminatorias Mundial 2026
    • Tabla de posiciones Copa Libertadores 2025
    • Tabla de posiciones Copa Sudamericana 2025
  • Sociedad
    • Censo Ecuador
  • Trending
    • TV y Streaming
    • Música
    • Gastronomía
    • Cine
    • Cultura
    • Agenda
  • Firmas
  • Internacional
  • Gestión Digital
  • Podcast
  • Newsletter
  • Juegos
  • Telegram
  • X Twitter
×
  • Telegram
  • X Twitter
  • Lo Último
    • Qué pasa hoy
  • Política
    • Elecciones Ecuador 2025
  • Economia
    • Empresas
    • Reputación en Acción
  • Seguridad
    • Sucesos
    • Caso Metástasis
  • Quito
  • Guayaquil
  • Jugada
    • LigaPro
    • Fútbol
    • La Tri
    • Tabla de posiciones LigaPro 2025
    • Tabla de posiciones Copa Libertadores 2025
    • Tabla de posiciones Eliminatorias Mundial 2026
    • Tabla de posiciones Copa Sudamericana 2025
    • Más deportes
    • Ciclismo
    • Eliminatorias Mundial 2026
    • #Eldeportequequeremos
    • Dónde ver
  • Sociedad
    • Censo Ecuador
  • Trending
    • TV y Streaming
    • Música
    • Gastronomía
    • Cine
    • Cultura
    • Agenda
  • Ciencia y Tecnología
  • Firmas
  • Internacional
  • Gestión Digital
  • Juegos
  • Podcast
Videos
NEWSLETTERS

En sus Marcas Listos Fuego

Renato Ortuño, la historia de un error

Felipe Rodríguez Moreno

PhD en Derecho Penal; máster en Creación Literaria; máster en Argumentación Jurídica. Abogado litigante, escritor y catedrático universitario.

Actualizada:

17 sep 2025 - 05:55

Compartir:

  • X Twitter
  • Telegram
ÚNETE A NUESTRO CANAL

Quizá llamar la historia de un error sea simplista, porque en realidad se trata de una historia de horror. Un horror afrontado con valentía, entereza y amor. Por eso es una historia que merece quedar grabada en nuestra memoria.

Tenía 18 años cuando, en mi primer día como universitario, en las aulas de la Universidad Católica, conocí al sonriente Renato Ortuño. Mi compañero desde primer semestre. De risa fácil, siempre listo para hacernos reír, siempre listo para recibir y hacer una elegante broma. Habilísimo con el humor y el sarcasmo exquisito.

Quizá por eso Renato fue uno de los compañeros más queridos de mi generación, porque a diferencia de muchos, nunca generó enemigos, jamás cultivó rivalidades. Hombre sin vicios, de alegrías constantes.

Una vez graduados nos vimos poco. Cada uno siguió su camino, pero cuando la vida hacía que nos encontrásemos en la calle, nos abrazábamos con el mismo cariño de siempre, intercambiábamos bromas rápidas, soltábamos un par de carcajadas y seguíamos nuestro andar.

Quizá sea por eso que la imagen que me llevo para siempre será su sonrisa.

Hasta que el 23 de junio de 2023 ocurrió lo imposible. Mientras él entraba a su oficina, un sicario – maldito – lo disparó con saña. Los proyectiles destruyeron sus vértebras a nivel del cuello.

Renato sobrevivió, porque sobrevivir es estar por sobre de la vida. Quedó cuadripléjico para siempre.

Y no se rindió. Lo probó todo. Experimentó todo. Y lo hizo porque tuvo a su esposa, padres, hermanos y amigos incondicionalmente a su lado. Y lean bien, nunca se rindió. Lo que sucedió al final fue otra cosa, fue su grito desesperado por hacer que quienes se rindan sean sus seres queridos.

Al aplicarse la eutanasia, evitó atar a su esposa y a su familia a su sufrimiento. Irse no fue un acto de cobardía, sino de amor. No se fue porque bajó los brazos, sino para soltar las amarras de quienes tanto amó y tanto lo amaron, porque sabía que si seguía vivo anclaría a seres libres a vivir para siempre su tragedia.

La vida de Renato se detuvo y detuvo la vida de los suyos. Con su muerte, voluntaria, permitió que la vida de quienes amó pueda empezar a rodar de nuevo. Y ese es el mayor acto de amor del que puede ser capaz un ser humano: entregar su vida para que sus seres queridos puedan vivir las suyas.

Pero esta historia va más allá, porque aún no les he contado por qué un sicario decidió matarlo.

Es que el sicario no decidió matarlo. Es que nadie contrató un sicario para matar a Renato. El objetivo era otro. El sicario se equivocó de persona.

El sicario, según Renato y todo lo que he podido leer, iba por un vecino suyo. Misma urbanización, mismo color de cabello, mismo modelo y color de auto. El sicario, además de ser un maldito y grandísimo vástago de meretriz, es un pelmazo. Disparó a la persona equivocada y con ello detuvo la vida de una familia entera.

Renato no se dedicaba al Derecho Penal. Renato no tenía clientes oscuros. Renato no estaba involucrado con narcos. Renato se dedicaba al Derecho corporativo, una rama del Derecho donde los rivales no halan gatillos.

Y por eso la historia de Renato es también la radiografía más cruda de Ecuador y debe hacernos reaccionar.

  • Los amos de las alcantarillas

Esta historia nos dice a gritos desesperados que Ecuador ha tocado fondo a un nivel tal alcantarillezco, que aquí ya no necesitas tener enemigos para que te maten. En Ecuador ya hasta te matan por error.

Aquí ya no podemos decir: “yo ando tranquilo porque tengo una vida limpia”, porque aquí te matan incluso por equivocación.

Y por eso quiero que despertemos, porque lo que vivió Renato no lo merece nadie. Porque todos estamos a puertas de repetir su historia.

Y yo mantengo la esperanza. Aún creo que este país tiene cura. Y el día que la tenga, no deberemos olvidar, nunca, a sus víctimas. El rostro de Renato deberá ser el rostro de lo que nunca más puede volver a suceder.

  • Protocolo para matar a un Fiscal

Por mi parte, lo confieso, cuando piense en Renato, solo veré su rostro feliz, porque estoy seguro de que así se despidió de los suyos.

¡Qué orgullo, amigo mío! ¡Y qué temple el tuyo! Yo no hubiese resistido ni la décima parte de lo que tú aguantaste. Ojalá que tu ejemplo también sea un mensaje para darnos las agallas de combatir el crimen y el mundo oscuro que nos acecha.

Un abrazo gigante a la familia de Renato, quienes estoy seguro que sabrán vivir pensando siempre en hacerlo sentir orgulloso. Gracias por ser el ejemplo de cómo una familia unida e incondicional es el único motor que mueve al mundo.

Hasta siempre, Reni querido.

Noticias Relacionadas

Firmas

Renato Ortuño, la historia de un error

Leer más »

Firmas

La arrogancia del poder: Noboa, el subsidio al diésel y las protestas que se cocinan en Ecuador

Leer más »

Firmas

El espanto del mundo cabe en un pie de foto

Leer más »

Firmas

Noboa usa la sorpresa para Quimsacocha y para eliminar el subsidio al diésel

Leer más »

Firmas

Eliminar el subsidio al diésel: ¿ajuste valiente o riesgo innecesario?

Leer más »

Firmas

Gobierno sin oposición

Leer más »

article.theLast

  • Telegram
  • X Twitter
  • Quiénes somos
  • Regístrese a nuestra newsletter
  • Sigue a Primicias en Google News
  • #ElDeporteQueQueremos
  • Tabla de Posiciones Liga Pro
  • Etiquetas
  • Politica de Privacidad
  • Portafolio Comercial
  • Contacto Editorial
  • Contacto Ventas
  • RSS

©Todos los derechos reservados 2024