Zaida Rovira, si no estás dispuesta a tolerar la crítica ciudadana, entonces, no solo te queda grande el puesto, sino que le enseñas al país lo peligrosa que eres con poder.
Sólo quien está vivo tiene intimidad, pues al ser la intimidad un atributo del ser humano vivo, no se puede violar la intimidad de una persona fallecida.
No aguanto ni un día más el que normalicemos ver fiscales o jueces morir. Este no es el país que merecemos y este no es el dolor que sus familias merecen.
Cientos de familias vieron el trabajo de toda su vida ser aplastado por el poder de un régimen que, entre carreteras e hidroeléctricas, sembró terror, dolor y miseria.
¡Qué fácil es ser candidato y ofrecer el cielo en la tierra para luego llegar al poder y culpar al antecesor de las arcas vacías como responsable de las promesas incumplidas!
Pónganse zapatos y corran a la librería más cercana, luego, cuando nos encontremos en la calle y tras leer 'Aquella noche en París', me agradecen con efusividad.
Hoy, que estás uniformado, encadenado, en una celda de concreto, sin más compañía que los demonios que devoran tu conciencia, te pregunto Carlos ¿valió la pena?
No tuvieron las agallas de eliminar el examen oral, esa etapa en donde prima la subjetividad y en la que finalmente se decide quién es el nuevo Fiscal General.
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