Tablilla de cera
Cuatro escenarios en el camino a la Constituyente
Escritor, periodista y editor; académico de la Lengua y de la Historia; politico y profesor universitario. Fue vicealcalde de Quito y embajador en Colombia.
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El consenso de los observadores políticos es que el presidente Daniel Noboa salió favorecido tras el pulso con los indígenas. A pesar de los bloqueos de carreteras y ataques, intensos en la sufrida Imbabura y en Cayambe y aislados en otros puntos de la Sierra, por primera vez en el siglo XXI un mandatario no tuvo que retroceder en la decisión de reducir subsidios a los combustibles.
Un análisis de PRIMICIAS enumeraba algunos factores por los que el presidente logró sostener la medida, que era urgente por la necesidad de ingresos y los compromisos con el FMI:
1. la división interna de la Conaie y su menor capacidad de presión;
2. la rápida reacción militar y política del Gobierno, aunque despertó cuestionamientos;
3. la naturaleza distinta del movimiento indígena del norte, más diversificado económicamente;
4. el bajo precio del petróleo que le permitirá sostener la medida;
5. la subida gradual de los precios de todos combustibles desde el año anterior, y
6. las compensaciones millonarias focalizadas (si el subsidio costaba USD 1.243 millones al año, los bonos y tractores cuestan al menos USD 923 millones).
Hoy el país está en un escenario distinto, con la consulta popular ad portas, para la que el presidente parece mejor posicionado que durante el mes del paro.
Aunque puede considerarse que la oposición ha crecido y que, como decía este servidor, el presidente ha perdido apoyo (Azuay, élites indígenas, segmentos de las clases medias de la Sierra que rechazan su autoritarismo y los actos de corrupción de su gobierno), parece ser que su “triunfo” en lo del diésel le fortalece en otros segmentos de la población que lo que anhelan es justamente un gobierno de mano dura y decisiones rápidas.
Nadie puede predecir con certeza el futuro, pero un ejercicio de configurar escenarios permite vislumbrar cómo pueden desarrollarse la historia en lo relativo a la consulta popular sobre una asamblea constituyente:
Escenario 1: Noboa pierde la consulta.
Es lo más improbable, tal como están las encuestas. Pero sería un golpe gravísimo para el presidente, que tendría que reinventarse cómo concluir su período presidencial y pondría en solfa su reelección.
Escenario 2: Noboa gana la consulta, pierde la mayoría en la asamblea constituyente, se aprueba una nueva constitución de un corte distinto al que pretende Noboa.
Es el escenario al que aspira el correísmo. De ganar ellos la mayoría, perfilarán una constitución que permita el perdón y olvido de los crímenes de Correa, Glas, Serrano, Aleaga y sus compinches del narcotráfico. Y abrirá la puerta para su retorno triunfal. No es probable, pero no es imposible. Es la peor mano de la baraja de posibilidades.
Escenario 3: Noboa gana la consulta, gana la mayoría en la asamblea constituyente, pero la nueva constitución no es aprobada.
Este es el escenario de desperdicio del capital político y de los recursos fiscales. Es lo que vivió Chile, donde tuvieron que quedarse con la constitución de Pinochet. Reforzaría a la de Montecristi, continuando todas sus aberraciones. Implicaría que, por cualquier razón, Noboa ha perdido popularidad para el momento del referendo y no puede respaldar con su peso la aprobación de su propio texto constituyente.
Escenario 4: Noboa gana la consulta, gana la mayoría en la asamblea constituyente, gana la aprobación de la nueva constitución.
Es el escenario perfecto para Noboa. Implica que logra extender su popularidad por al menos un año más, que presenta candidatos aceptables (pueden ser anodinos y mediocres, pero no causan resistencia), que la asamblea funciona sin tropiezos (cuestión de manejarla como a la actual), que a lo sumo en tres meses de sesiones se tiene el texto, y que este es aprobado por mayoría.
“Esto de ahí”, como se expresa Noboa en su poco elegante español, es difícil de lograr, pero tampoco imposible. Quedan, por supuesto, muchos interrogantes y el principal es cuál es el modelo de Estado que Noboa tiene en la cabeza, qué tipo de Constitución quiere, qué derechos consagrará la nueva carta, cómo visualiza el sistema de pesos y contrapesos. Pero de “eso de ahí” no quiere hablar. Dice que primero hay que ganar la consulta y que luego vendrá el período para hablar de la nueva Constitución. Es decir, pide un cheque en blanco, que es muy posible que la gente se lo dé, con todo el riesgo que encierra.