Tablilla de cera
Gracias, Diana Salazar

Escritor, periodista y editor; académico de la Lengua y de la Historia; politico y profesor universitario. Fue vicealcalde de Quito y embajador en Colombia.
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Ya sé que no es agradecimiento lo que buscó a lo largo de sus seis años de trabajo la señora doctora Diana Salazar Méndez, que concluyó ayer sus funciones como fiscal general del Estado. Ni tampoco lo que le guio en los 24 años que desempeñó funciones en ese organismo, al que se incorporó de 19 años.
Pero eso, gratitud, es lo que brota del pecho de los ecuatorianos al ver que se aleja una mujer leal, íntegra y respetuosa de la ley, que impidió con su valiente accionar que el crimen, el robo, el peculado y el abuso, incluso de los más poderosos, quedasen impunes en el Ecuador.
Diana Salazar Méndez, mujer, afroecuatoriana, madre, nació en Ibarra, capital de Imbabura, en junio de 1981. Se licenció en Ciencias Políticas y Sociales en la Universidad Central del Ecuador, en la que luego obtuvo su doctorado en Jurisprudencia, Ciencias Políticas y Sociales, así como su título profesional de abogada de los Tribunales de la República.
Más tarde sacó su magíster en Derecho Procesal con mención Penal, en la Universidad Tecnológica Indoamérica y varias especializaciones, entre ellas en Derechos Humanos, con mención en Mecanismos de Protección de Pueblos Afrodescendientes, en la Universidad Andina Simón Bolívar, sede Ecuador, y en Derecho Penal Económico y Criminalidad Organizada, en la Universidad Castilla La Mancha, de España.
Ingresó a la Fiscalía General del Estado en 2001 como asistente y fue escalando posiciones: secretaria, agente fiscal y, luego, coordinadora nacional en ámbitos como: soluciones rápidas, delincuencia organizada transnacional, violencia de género, lavado de activos, transparencia y lucha contra la corrupción.
En 2018 fue nombrada directora general de la Unidad de Análisis Financiero y Económico (UAFE), cargo en el que estuvo poco tiempo, pues fue nombrada fiscal general del Estado en 2019, desempeñándose en él, como ella misma señala en su renuncia, “por seis años, un mes y trece días”.
Esa renuncia es digna de leerse. PRIMICIAS la subió en este enlace.
En noviembre de 2019 fue designada árbitra de la Corte Permanente de Arbitraje, organización intergubernamental que facilita la resolución de controversias internacionales entre Estados, entidades estatales, organizaciones internacionales y actores privados, y que funciona en La Haya, Países Bajos.
En 2021, recibió el galardón “International Anticorruption Champions Award”, de EE. UU., que reconoce a “las personas que han trabajado incansablemente, por lo general enfrentando muchas adversidades, para defender la transparencia, combatir la corrupción y garantizar la rendición de cuentas en sus países”.
En diciembre último, la revista Time la eligió como una de las 100 personas más influyentes del mundo, en la categoría Líderes.
Decía Time que "Diana Salazar Méndez, la persona más joven, de 42 años, y la primera mujer negra en ocupar el cargo de máxima autoridad policial en Ecuador, tiene uno de los trabajos más duros y peligrosos del hemisferio occidental".
Y agregaba que "si bien ha llevado a cabo casos desafiantes antes (no todos los fiscales pueden decir que han logrado condenar a un alto ejecutivo del fútbol y a un expresidente), la fiscal general de Ecuador encabeza ahora el esfuerzo para evitar que narcotraficantes violentos y bien conectados arruinen su amado país".
Estos reconocimientos se suman a dos docenas de otros que le han otorgado instituciones nacionales y extranjeras por su trayectoria profesional y lucha contra la corrupción.
Diana Salazar es muy respetada internacionalmente. Me consta cuando, como embajador en Colombia, tuve el honor de acompañarla al congreso internacional organizado por la Policía Nacional de Colombia y la Embajada de EE. UU., sobre lucha contra la corrupción, donde fue no una ponente más sino la oradora principal de la sesión inaugural.
En aquella cita, a la que asistieron el presidente Gustavo Petro y numerosos ministros y delegados policiales de toda América, pude ver el respeto y admiración que se tiene por ella en el continente.
Por lo demás, hubo un detalle que nos hará recordar siempre aquel acontecimiento. Era el 17 de agosto de 2023 y, en medio de la sesión, a las 12:04, cuando hablaba el embajador de EE. UU., Francisco Palmieri, inaugurando el acto, se produjo un fuerte sismo, que luego supimos tuvo una magnitud de 6.1 y una profundidad superficial menor a 30 km.
Como la sesión se desarrollaba en un inmenso auditorio, en el segundo subsuelo de un hotel, los 500 asistentes lo sentimos muy fuerte, pero con menos intensidad que el susto que corrieron todos los bogotanos que estaban en la superficie o, peor, en pisos altos.
Pasado el incidente, Diana Salazar se lució y fue muy aplaudida en aquella ocasión. Petro se quedó hasta el final, oyendo la explicación de los casos Sobornos 2012-2016 y Metástasis, que fueron explicados con la reconocida claridad de la fiscal, quien se ayudó de una presentación digital.
El primero fue el que llevó a la condena de cárcel al expresidente Rafael Correa y otros altos funcionarios por el delito de cohecho, al haber financiado campañas políticas a cambio de contratos estatales. Y el segundo, sobre la red de corrupción en el sistema judicial ecuatoriano para que los jueces dictaran sentencias y medidas a favor de los narcotraficantes.
PRIMICIAS enumeró el martes los 22 casos que lideró Diana Salazar como fiscal general de Ecuador pues, además de los dos mencionados, hay otros 20, como los casos Purga, Plaga, Independencia Judicial, Reconstrucción de Manabí, Ligados, Sinohydro, Vocales, Nene, Celu, Pampa, Pantalla, Triple A, Las Torres, Isspol y otros.
Cualquier cosa que haga en el futuro, el paso de esta mujer excepcional por la Fiscalía General, que, por supuesto, pudo cometer errores, será recordado siempre. Fue blanco del odio y la venganza de aquellos a quienes señaló y persiguió.
Pero siempre brillará su entereza y elegancia, a pesar de los riesgos personales, del machismo y del racismo, de los intentos de juicio político por parte del correísmo, de las emboscadas tendidas en la propia Asamblea Nacional, de las amenazas criminales y las presiones políticas, que quisieron afectarla incluso en medio de su embarazo de alto riesgo.
Como ella misma dijo, "No pudieron. Me mantuve firme, protegida por la ley y por el respaldo de los ciudadanos que anhelan un país distinto. Esa fuerza me permitió liderar las investigaciones más grandes de la historia del Ecuador".
Gracias, de nuevo, Diana Salazar. Aunque usted se ausente, seguiremos vigilantes de los casos que quedan pendientes.
Sabemos que su fortaleza, equilibrio y valentía provienen de los principios que le transmitieron en su familia, de su fe católica, de sus estudios y formación, de una ética profunda y de un civismo sin dobleces.
Eso la hizo líder y ejemplo nacional en la lucha contra la corrupción y el crimen organizado que el Ecuador se lo reconocerá por siempre.