Columnista Invitada
La migración, un viaje hacia el aprendizaje
Líder comunitaria en Nueva York. Formación en artes escénicas y estudios latinoamericanos. Directora Ejecutiva de la organización Juventud Ecuatoriana.
Actualizada:
En la vida cada paso que damos es una oportunidad para descubrir algo nuevo de nosotros mismos. No importa la edad ni el lugar donde nos encontremos; nunca es tarde para aprender. De hecho, cada experiencia que vivimos nos brinda lecciones valiosas que nos moldean y nos ayudan a entender mejor nuestro lugar en el mundo. Aprender y crecer van de la mano.
Cultivar nuestra mentalidad curiosa y receptiva es la clave, especialmente en los momentos de cambio, como cuando decidimos migrar. En este proceso es primordial adaptarnos a una nueva realidad, pero también es importante desarrollar habilidades que nos permitan crecer en una nueva ciudad o país desconocido.
Durante el fin de semana tuve una experiencia enriquecedora. En una biblioteca de Nueva York conocí a una joven universitaria de 26 años y en la tarde tuve una conversación en el parque con una mujer jubilada de aproximadamente 75 años; ella migró a Estados Unidos hace mas de cuatro décadas. Al terminar nuestra conversación nos dimos cuenta de lo importante que ha sido en cada uno de nuestros procesos de vida y experiencias personales el hecho de aprender cosas nuevas y estar abiertas al cambio.
Llegamos a un común denominador en el contexto de la migración. La experiencia de migrar es mucho más llevadera cuando decides aprender de cada cosa que te pasa. Y aunque migrar trae una mezcla de emociones y experiencias, momentos llenos de alegrías, descubrimientos, y también desafíos y dificultades, todas esas experiencias positivas o negativas son fundamentales para nuestro crecimiento personal. Esto nos ayuda a ir construyendo un camino sólido en el proceso de adaptación en el nuevo lugar y nos ayuda a entender que cada experiencia contribuye a nuestra historia.
Lo más importante en el proceso es tener la disposición constante de aprender, de ser curiosos, que es un motor importante para crecer, sin importar nuestra edad o experiencias anteriores; es clave despojarnos de nuestros propios pensamientos, que en algunos casos son cadenas imaginarias que no nos permiten avanzar.
Así, en el proceso de aprender, adaptarnos y crecer, vamos construyendo comunidad, vamos tejiendo relaciones sociales que nos permiten salir de nuestra zona de confort; así, la curiosidad actúa como un hilo conductor, impulsándonos a preguntar para aprender de otras personas y de sus perspectivas de vida. A medida que avanzamos en este proceso, crecemos, maduramos y podemos tener un enfoque personal diferente sobre nuestro futuro: un panorama más claro, donde entendemos que, estando lejos, no podemos crecer solos, sino en conjunto, en comunidad, donde la información, la fuerza, la experiencia y el conocimiento vienen de los demás, de los que nos rodean.
Migrar no es fácil, nunca lo ha sido, pero sí hay algo positivo en esta vivencia: quienes decidimos hacerlo desarrollamos muchas habilidades para levantarnos una y otra vez. Nos damos la fuerza interna de alcanzar nuestros sueños con nuestro esfuerzo. En este contexto, las palabras comunidad, trabajo, esfuerzo tienen un nombre y apellido: el tuyo y el mío. Porque cada migrante donde quiera que vaya se abre camino a través del aprendizaje.
La migración también nos invita reflexionar sobre nuestra identidad, nos enfrentamos a la tarea de redefinir quiénes somos en una ciudad como Nueva York, donde estamos expuestos a tantas culturas, idiomas, nacionalidades. Con cada persona que conocemos tenemos la oportunidad, no solo de aprender, sino de que nos aporte una nueva capa de experiencia. A veces esas interacciones forzadas nos llevan a tejer relaciones con otras personas de diferentes nacionalidades que hablan distintos idiomas, pero las barreras de lenguaje e idioma desaparecen. Así, la migración no solo se convierte en un viaje geográfico, sino también emocional e intelectual, donde solo a través del aprendizaje podemos mitigar la experiencia de la migración y empezar a abrazar nuestros sueños.