Con una marcha pacífica y un ritual en memoria de Efraín Fuerez se cerró el paro indígena en Imbabura
La llamada marcha por la dignidad tuvo un breve enfrentamiento con la Fuerza Pública el 23 de octubre cerca de Cotacachi. La vía Panamericana se cerró; los indígenas avanzaron hasta Otavalo.

Marcha indígena en la E35, a la altura de Cotacachi, Imbabura, el 23 de octubre de 2025.
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PRIMICIAS / Mario González
Autor:
Mario Alexis González
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El partidero de Cotacachi, cantón de Imbabura —que fue uno de los puntos más calientes de los enfrentamientos del paro 2025—, empezó la denominada marcha por la dignidad la mañana del jueves 23 de octubre de 2025. Sucedió un día después de que la Conaie anunciara el cese del paro que duró un mes y dejó tres comuneros fallecidos, así como decenas de manifestantes y agentes heridos.
La marcha fue pacífica y se realizó en simultáneo mientras militares y policías terminaban de despejar las vías que estuvieron cerradas durante 31 días en la provincia de los lagos.
La Unión de Organizaciones Campesinas Indígenas de Cotacachi (Unorcac), organización que agrupa a los indígenas de las comunidades de Cotacachi, organizó la caminata, que empezó en la vía E-35, a la altura del ingreso a ese cantón, al norte de Otavalo.
Los comuneros llegaron a esa zona de la carretera E35 desde varios sectores de la provincia como Ibarra, Cotacachi, Otavalo y Atuntaqui. Lo hicieron en buses, vehículos particulares y a pie. Portaban banderas y carteles con consignas contrarias al Gobierno del presidente Daniel Noboa.
La actitud de los manifestantes fue diferente a la de los otros días del paro. Sus caras estaban descubiertas. No portaban piedras ni voladores en sus manos, ni tubos PVC para lanzarlos. Los agentes que circundaban la zona estaban con sus escudos abajo. Los baldes con bombas lacrimógenas se quedaron en los camiones.
Solo uno que otro manifestante, en ciertos momentos, increpaba a los militares y los responsabilizaba de las muertes de comuneros durante las manifestaciones.
La marcha fue creciendo de a poco. Empezaron unas 100 personas y en cuestión de dos horas se convirtieron en más de miles. Una vez más, los indígenas lograron cerrar el tránsito vehicular en todos los sentidos en esa zona de la E35. Pidieron por un alto parlante que los uniformados se retiren porque debajo del puente que conecta la Panamericana Norte con Cotacachi se habían pintada murales en honor a las víctimas y se iba a realizar una ceremonia indígena.

Los vehículos, que ya habían empezado a circular por esa zona desde la tarde anterior, tuvieron que tomar desvíos por los caminos de segundo orden al interior de comunidades como Iluminán y Peguche. El tráfico se tornó pesado, ya que en varias zonas todavía había troncos y piedras gigantes cortando el tráfico.
Un ritual por Efraín Fuerez
Efraín Fuerez fue la primera víctima mortal del paro indígena. El domingo 28 de septiembre, el comunero de 46 años, recibió un impacto de proyectil en el pecho en medio de la protesta. Este jueves 23 de octubre en la E35 se evocó su memoria. Se trató de un ritual indígena con plantas y limpias ancestrales.
Luego de esa ceremonia, la marcha enfiló hacia Otavalo, bajo custodia policial. Nuevamente, tras gritos contra los agentes, se produjo un corto enfrentamiento. Policías botaron un par bombas lacrimógenas a la altura de Pinsaquí. El problema se dispersó de inmediato.
Los indígenas, en su mayoría, se fueron quedando en cada una de sus comunidades y solo un reducido grupo llegó a Otavalo, pasado el mediodía. Un pequeño tramo de la entrada norte de ese cantón se cerró unos minutos, ante esa aglomeración. Pero ya no hubo ningún tipo de enfrentamiento.
Así, las comunidades indígenas de Imbabura cerraron el paro de los 31 días, con consignas que no se lograron y daños en su propia ciudad y comunidades. Mientras tanto, las ciudades se empiezan a reabastecer y a retomar su ritmo normal.
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