Marco Rubio llega a Ecuador en momentos de fractura regional frente a la tensión entre EE.UU. y Venezuela
En su estrategia contra el narcotráfico, el presidente Donald Trump ha puesto presión militar sobre Venezuela. Argentina, Ecuador y Paraguay se plegaron al discurso contra el Cartel de los Soles, mientras que países como Colombia han cuestionado la presión estadounidense.

Combinación de fotografías del presidente de Estados Unidos, Donald Trump y el de Venezuela, Nicolás Maduro, entre 2024 y 2025.
- Foto
AFP
Actualizada:
Compartir:
No es la primera vez que sucede, el régimen de Nicolás Maduro ha sido un medidor de la política regional desde hace casi una década. Pero esta vez, cuando parecía que el continente había aceptado que el chavismo no dejará el poder, Estados Unidos puso la mira en Venezuela.
Desde finales de agosto de 2025, el presidente Donald Trump desplegó buques de guerra hacia el sur del Mar Caribe, cerca del límite marítimo de Venezuela. Mientras que Maduro anunció la movilización de milicianos armados.
Ese pulso entre ambos países ha levantado las alertas en Latinoamérica. La inclinación política de cada gobierno ha marcado su posicionamiento frente a la acusación de Washington de que Maduro es el líder del supuesto Cartel de los Soles.
La declaración del cartel venezolano como un grupo narcoterrorista abrió un nuevo episodio en la ofensiva contra el chavismo. Esta vez el canal no es la presión diplomática, sino la presión militar y, aparentemente, económica. Puesto que la Casa Blanca apunta a cortar el flujo del narcotráfico en el Atlántico y, por ende, golpear su economía.
Trump no demoró en hacer una demostración de fuerza, más allá del despliegue marítimo. El 2 de septiembre de 2025, los militares estadounidenses “eliminaron” una lancha rápida que salía de las costas venezolanas, con 11 tripulantes y supuestamente una carga de narcóticos.
Su secretario de Estado, Marco Rubio, celebró la medida desde México, después de reunirse con la presidenta Sheinbaum, y afirmó que interceptar cargamentos de droga "ya no funciona" y advirtió que Washington volverá a atacar embarcaciones similares en aguas internacionales.
Esa advertencia pone sobre aviso, además, a los otros carteles que trafican en Latinoamérica e incluso, reacomoda los discursos gubernamentales. Por ejemplo, el presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, celebró la operación militar en su cuenta de X, mientras que el colombiano Gustavo Petro lo calificó de un asesinato.
¿A dónde se inclina la balanza?
Las cuestionadas decisiones del magnate estadounidense, desde su segunda llegada a la Oficina Oval, han provocado varias crisis en la región: la implementación de tarifas 'recíprocas', la ofensiva contra los migrantes regulares e irregulares, y ahora la inquietud de un enfrentamiento armado con Venezuela.
Sin embargo, los gobiernos latinos con más intereses o más cercanos a la línea de Trump cerraron filas con Washington inmediatamente. Ecuador, Argentina y Paraguay se sumaron a la declaratoria del Cartel de los Soles como organización terrorista.
Esto no solamente es una línea discursiva, puesto que permite, al igual que lo demostró Estados Unidos con su ataque a una embarcación venezolana, considerar a los miembros del cartel como objetivos militares.
En el caso de Ecuador, que atraviesa por una creciente crisis de violencia nunca antes vista, esto se suma a otras declaratorias previas contra los grupos de delincuencia organizada locales. Todo esto dentro de la declaración del Gobierno de que el país vive bajo un conflicto armado interno.
Además, geográficamente, Ecuador es la nación aliada de Trump más cercana a Venezuela. En este nuevo contexto, Marco Rubio mantendrá una reunión con el presidente Noboa, en Carondelet, 4 de septiembre de 2025.
A esto se suma que la evolución del mercado del narcotráfico, que sucedió durante la pandemia de Covid-19, abonó para que Ecuador se convierta en uno de los principales exportadores de cocaína. Por lo que esta estrategia de Estados Unidos puede influir en un nuevo cambio en las actividades de los carteles.
Por eso, la reunión de Rubio con Noboa podría centrarse exclusivamente en la relación bilateral en materia de seguridad y lucha contra el narcotráfico. Especialmente debido a que Ecuador tiene vigentes tres acuerdos de cooperación militar, que dan privilegios a los uniformados estadounidenses en el país.
Sin embargo, esa no es la realidad en toda la región. La variedad de gobiernos en Latinoamérica hace que los respaldos a Washington varíen. Por ejemplo, México, Brasil y Colombia, pese a haber puesto distancia del régimen venezolano, continúan siendo opositores ideológicos de Estados Unidos, especialmente de las políticas públicas de Trump.
Aunque han rechazado cualquier tipo de intervención militar, como oficialmente lo han hecho la mayoría de países, los presidentes Claudia Sheinbaum, Lula Da Silva y Gustavo Petro, también han cuestionado la negativa de Maduro de transparentar las actas de las votaciones presidenciales que supuestamente lo mantuvieron en el poder.
El haberse quedado por la fuerza en el Palacio de Miraflores, sumado al éxodo venezolano, le costó muchos de sus respaldos políticos al heredero de Hugo Chávez, excepto los del correísmo ecuatoriano, que insiste en reconocerlo e intentar legitimarlo en el poder.
Por ejemplo, después de los cuestionamientos, Maduro llamó a siete países a retirar de manera inmediata a sus representantes en territorio venezolano, rompiendo relaciones diplomáticas. Esta fue la medida contra Argentina, Chile, Costa Rica, Perú, Panamá, República Dominicana y Uruguay, a quienes acusó de ser "injerencistas"
Pero los vaivenes electorales en el continente también han jugado un papel crucial en la inclinación de la balanza a favor de Washington y en contra de Caracas. La misma permanencia de Daniel Noboa en Carondelet es un ejemplo.
La llegada de un gobierno de derecha próximamente en Bolivia cambiará probablemente la posición histórica del país andino frente al chavismo. Las próximas elecciones presidenciales en Colombia, tras la criticada gestión del izquierdista Petro, también modificarán el panorama ideológico de la región.
La estrategia de Trump ha tenido efecto también en el Caribe, región de incondicional apoyo a Maduro, incluso ante los organismos multilaterales. Países como Trinidad y Tobago y Guyana (esta última amenazada por Venezuela que reclama como suya la región del Esequibo) , han visto con buenos ojos la presencia militar estadounidense.
Previamente, el tablero regional se había mantenido divido al son de los gobiernos de turno y con una izquierda que siempre había pedido al mundo no interferir en los asuntos de Venezuela, mientras minimizaba las denuncias de violaciones de derechos humanos y políticos.
Eso permitió que Maduro no quede del todo aislado en el continente y que los intentos de unidad de los gobiernos de derecha fracasen, como el Grupo de Lima, creado en Perú en 2019, que finalmente se disolvió en silencio. S
Sin embargo, parecería que la gestión -y la presión- de Donald Trump sí podría interferir en el futuro del régimen de Nicolás Maduro.
Compartir: