"¿Qué hacemos con dos baldes?", vecinos del sur de Quito claman por ayuda ante la falta de agua
En barrios del sur de Quito, como Lucha de los Pobres, cientos de familias enfrentan largas filas y escasez de agua. Otro pagan hasta USD 5 por un botellón.

Decenas de personas junto a los baldes sin agua en un barrio del sur de Quito, 14 de julio de 2025.
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Autor:
Andrés Salazar
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La crisis de agua en el sur de Quito continúa. Con baldes, bandejas y botellones vacíos, decenas de vecinos del sur se concentran desde las 06:00 del 14 de julio en las veredas de Lucha de los Pobres, uno de los barrios más afectados por la falta del líquido en la capital.
Este lunes se cumple el quinto día sin agua potable tras el derrumbe que dañó la línea de transmisión La Mica.
Hasta el mediodía del lunes, ningún tanquero había llegado, y la desesperación es evidente.
“¿Qué hacemos con dos baldes? Si los botamos en el baño, ¿con qué cocinamos? ¿Con qué tomamos?”, reclama Gladys Simbaña, una adulta mayor que vive con cuatro familias bajo el mismo techo.
Simbaña cuenta que lo poco que reciben se reparte entre niños y ancianos, pero no alcanza ni para comer.

Los vecinos del sur de Quito denuncian que, mientras esperan horas bajo el sol, los tanqueros abastecen primero a zonas bajas y que muchos se quedan sin una gota.
“Es la lucha de los pobres, pero nadie nos ve. Nosotros queremos agua, aunque sea déjennos dos baldes".
Gladys Simbaña, moradora del sur de Quito
La situación ha obligado a familias a comprar agua embotellada, cuyo precio se ha triplicado: pasó de USD 1,70 a más de USD 4 o USD 5 por un botellón de cuatro litros.
Otros recurren a camales o negocios cercanos para llenar recipientes. “Hoy madrugué a vender caramelos, pero tuve que ir a traer dos tesalias (recipientes grandes) desde el camal para cocinar algo”, cuenta María Gualoto, otra vecina que vive con cuatro familias más.
Escuelas y guarderías también sufren. Una directora, que pidió no revelar su nombre, explica que sobreviven gracias a los botellones que cada padre lleva de su casa. El centro atiende a 52 niños.
“Cada papito está trayendo dos botellones, así pasamos. Pero el tanquero no llega nunca”.
Directora de una guardería.
Mientras tanto, autoridades municipales aseguran que los trabajos de reparación de la tubería avanzan en la zona afectada por el derrumbe, pero los vecinos se sienten abandonados.
Por su parte, el Gobierno Nacional prometió la instalación de tres plantas potabilizadoras portátiles para reforzar la distribución en el sur, aunque los habitantes de Lucha de los Pobres no ven una solución inmediata.
“Dicen que viene el tanquero más tarde… ya veremos”, comenta resignada María, mientras mira la fila de baldes vacíos que se extiende por la vereda.
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