"No es una decisión arbitraria": Iglesia explica la salida de las tradicionales cafeterías de la Catedral de Quito
En un comunicado oficial, el Cabildo Primado de Quito asegura que la terminación de los contratos se realizó bajo la Ley de Inquilinato, respetando los 90 días de notificación previa. Los arrendatarios, íconos del Centro Histórico, lamentaron que la medida legal haya cerrado la puerta al diálogo.

Locales tradicionales de la Plaza de la Independencia, en el centro histórico de Quito, 29 de diciembre de 2025.
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Israel Mora / PRIMICIAS
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Tras la difusión de la noticia del inminente cierre de las cafeterías y dulcerías ubicadas en los bajos de la Catedral Primada de Quito, la administración de la Iglesia Católica se pronunció.
Este 31 de diciembre de 2025, fecha de terminación del plazo que tenían los inquilinos para la desocupación de estos espacios históricos, el Cabildo Catedralicio Primado de Quito emitió un comunicado de prensa para aclarar su postura frente a las "afirmaciones hechas de manera pública" por parte de los arrendatarios.
La institución defiende la legalidad del proceso, argumentando que no se trata de un desalojo intempestivo, sino de la decisión legítima de un propietario de no renovar contratos que han llegado a su fin.
La postura de la Iglesia: "Derecho a la propiedad"
En el documento, la administración eclesiástica enfatiza que la relación con los comerciantes ha sido estrictamente contractual. Según el comunicado, la decisión de solicitar los locales responde al cumplimiento de los plazos pactados en los contratos de arrendamiento.
Frente a las quejas de los comerciantes sobre lo abrupto de la medida, el comunicado asegura que se actuó con apego a la normativa:
"Se ha notificado legalmente las terminaciones contractuales con sus arrendatarios, con 90 días de anticipación como señala la Ley. No se trata de una decisión arbitraria ni abusiva sobre los derechos de los señores arrendatarios".
Cabildo Primado de Quito
La Iglesia invoca el artículo 33 de la Ley de Inquilinato y el derecho a la propiedad consagrado en la Constitución para justificar la medida. Según su versión, simplemente han ejercido la "facultad legal que tiene todo propietario de bienes inmuebles" para decidir no renovar un alquiler.
El comunicado cierra indicando que esta aclaración busca desmentir "comentarios públicos mal informados" sobre la situación de estos bienes patrimoniales.
PRIMICIAS solicitó una entrevista para detallar las razones de la decisión tomada, y el departamento administrativo de La Catedral informó que se agendará el día.
El drama humano tras la notificación legal
Aunque el procedimiento se ampara en la ley, para los rostros detrás de los mostradores —muchos de ellos adultos mayores— la notificación notarial fue recibida como una sentencia devastadora.
La noticia impactó gravemente la salud de los comerciantes. Guadalupe Tito Flores, de 75 años, sufrió un infarto tras recibir el documento legal.
"El mejor abogado que yo tengo es Dios (...) Yo voy a seguir aquí hasta cuando él permita, no cuando las leyes terrenales quieran".
Guadalupe Tito
La principal queja de los arrendatarios no es el pago del arriendo —el cual ronda los USD 500 y aseguran que estaban dispuestos a renegociar—, sino la ausencia total de diálogo.
Fernando Escobar, de la 'Dulcería Colonial' con 40 años de historia, y Alicia Eulalia Guevara, cuyo negocio data de 1950, coinciden en que nunca hubo una mesa de conversación previa a la llegada de las notificaciones.
Un patrimonio en el limbo
La disputa va más allá de un simple contrato de alquiler. Estos locales, incrustados como "cuevas" en los muros de piedra de la Catedral, son parte de la identidad del Centro Histórico. Turistas y locales ven en estos espacios —donde se sirve el tradicional sánduche de pernil o el seco de chivo— un refugio de tradición que resiste al paso del tiempo.
Mientras la Iglesia sostiene que su decisión es un ejercicio legítimo de administración de sus bienes, la incertidumbre persiste sobre el futuro de estos espacios a partir del 1 de enero de 2026.
El comunicado de la Iglesia no detalla el destino que tendrán las históricas piedras bajo el atrio, limitándose a defender el proceso de desahucio. Por su parte, los comerciantes, aferrados a sus tradiciones y a su fe, aseguran que mantendrán sus puertas abiertas hasta el último minuto, esperando un milagro o una conversación.
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