Actores ecuatorianos se toman los escenarios de bares y restaurantes latinos en Estados Unidos
Cada vez más actores ecuatorianos encuentran un público migrante ávido de verlos en vivo. Sus presentaciones se han convertido en encuentros cargados de emoción y recuerdos de la televisión y el teatro de Ecuador.

Presentación del Show de la Vecina en La Boom - Queens en Nueva York
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PRIMICIAS
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Nueva York y Nueva Jersey. En un restaurante de Nueva Jersey, entre platos de ceviche peruano y música en vivo, decenas de migrantes ecuatorianos esperan la presentación de una de las figuras más queridas del humor nacional. No hay butacas numeradas ni alfombras rojas: la cita ocurre en el mismo lugar donde estas comunidades se reúnen a comer, conversar y sentirse cerca de casa. Allí, la risa y la nostalgia se mezclan, convirtiendo la noche en un recordatorio de que, pese a la distancia, la chispa ecuatoriana sigue encendida.
Este fenómeno ha ganado fuerza en los últimos años. Según datos oficiales, en Estados Unidos residen cerca de 870.000 ecuatorianos, siendo Nueva York y Nueva Jersey los estados con mayor concentración. Los espectáculos en bares y restaurantes incluso colombianos, dominicanos y peruanos, se han convertido en el espacio ideal para reencontrarse con la identidad: son más accesibles, íntimos y capaces de reunir a migrantes de distintas generaciones.
Es la razón por la que, cada vez más actores y comediantes ecuatorianos estén encontrando en dicho país, un público ávido de espectáculos que les recuerden sus raíces.
Ruth Coello, actriz y productora teatral con más de veinte años de trayectoria, lo explica así: “Los actores con sólidas carreras en Ecuador, poseen una riqueza cultural y artística que resuena profundamente con los migrantes. Verlos en el escenario les brinda un sentido de pertenencia y nostalgia, es como un puente que los conecta con su país de origen”.

Ruth ha trabajado en construir una marca personal auténtica, basada en la coherencia artística y la cercanía con su público.
“Lo original es clave para conectar. Invierto tiempo en redes sociales y en alianzas con artistas y organizaciones que comparten mis valores. Eso nos permite llegar a más gente y mantener viva la relación con la comunidad migrante”.
Ruth Coello
Hoy prepara proyectos teatrales que abordan temas actuales como la salud mental y la convivencia, con la intención de llevarlos a escenarios de distintas ciudades de Estados Unidos.
Del otro lado del escenario, Fénixmar Productions ha convertido la añoranza en un espectáculo rentable y vibrante. Pablo Mario Ansaldo, uno de sus productores, lo resume así:
“Cada show lleva el alma de Ecuador. Quienes asisten lo disfrutan como si estuvieran en casa. Nos esforzamos para que el público viva un espectáculo auténtico, con nuestro léxico, nuestras historias y esa picardía tan nuestra”.
La compañía ha tejido alianzas con negocios latinos e influencers que impulsan a los artistas en cada ciudad donde actúan. En septiembre, llevará a Florida, Nueva Jersey y Nueva York el show “La Vecina: Made in USA”. El próximo año planea un salto mayor con ECUAJAJA, un festival que reunirá a los principales exponentes del humor ecuatoriano en varias ciudades de Estados Unidos. “Queremos que el talento de nuestros artistas brille aquí como lo merece”, afirma Ansaldo.
Para el público, estas presentaciones son algo más que un plan de fin de semana. Luis, guayaquileño que vive en Nueva York desde hace más de ocho años, lo explica con ironía: “Voy, me río como en las reuniones de mi barrio, salgo con dolor de mandíbula y ganas de cantar tecnocumbia en el metro. ¿Qué más se puede pedir por 75 dólares y una cerveza?”
Las redes sociales son un aliado clave: a través de ellas se crean comunidades que siguen de cerca la vida y el trabajo de los artistas. “Compartimos contenido que no solo muestra nuestro trabajo, sino también los procesos creativos y parte de nuestra vida diaria. Eso acerca al público y nos mantiene presentes”, apunta Ruth Coello.
El auge de estos proyectos demuestra que el humor y la cultura son también una forma de afirmación colectiva. Más allá de la risa, los migrantes encuentran en ellos un canal para transmitir su herencia a las nuevas generaciones. Como señala Coello, “es una manera de mantener vivas nuestras tradiciones, nuestro idioma y nuestra forma de ver el mundo”.

Mientras tanto, en Estados Unidos se multiplican las giras y festivales y Ansaldo lo ve con optimismo:
“Soñamos con que el comediante ecuatoriano destaque en el extranjero. Cada show es una declaración de que nuestro talento merece ser visto y celebrado”.
Al final, estos espectáculos no solo llenan salas: convierten bares y restaurantes en puntos de encuentro donde se aplaude, se canta y se ríe hasta las lágrimas. En cada función, los migrantes ecuatorianos encuentran un pedazo de su tierra lejos de casa, reafirmando que, incluso a miles de kilómetros, la identidad viaja en el corazón y se renueva en cada escenario.
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