Barrio Inglés, la herencia británica que busca renacer como atractivo turístico en Ancón, Santa Elena
El barrio nació en una 'época dorada' impulsada por la industria petrolera y la migración de los trabajadores petroleros. Los habitantes buscan apoyo estatal para potenciar el turismo.

Ancón, parroquia de cantón Santa Elena, provincia de Santa Elena. 30 de abril de 2025
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PRIMICIAS
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Ancón, una parroquia del cantón Santa Elena, guarda en su corazón un tesoro arquitectónico y cultural que muy pocos ecuatorianos conocen: el Barrio Inglés. Testigo silencioso de una época dorada impulsada por la industria petrolera, este sector resiste el paso del tiempo como un fragmento vivo de la historia.
Sus casas fueron construidas en el siglo XX por los extranjeros provenientes de Inglaterra que llegaron a Santa Elena con la empresa Anglo Ecuadorian Oilfields, en 1920.
El objetivo de la llegada de los ingleses a territorio peninsular fue la de explotar el crudo que yacía debajo de este pequeño territorio lleno de acantilados y cuyo potencial petrolero fue descubierto en el año 1911, cuando, según consta en la historia, se extrajo el primer barril.

“Antes, todo esto parecía otro país”, cuenta doña Carmen Villao, de 78 años, mientras barre la vereda frente a una casa de madera, de paredes color crema, grandes ventanales y techos altos. Ella nació aquí, cuando Ancón todavía era sinónimo de petróleo y modernidad.
“Los ingleses vivían en una zona, los trabajadores ecuatorianos en otra. Todo estaba ordenado: los jardines, los clubes”.
Carmen Villao
Estas construcciones se hicieron con la idea que los extranjeros no se sientan muy lejos de sus tierras, por lo tanto, construyeron el ‘campo minero de Ancón’ donde las casas eran muy parecidas a las que existían en sus países de origen, eso sí, nadie de afuera podía ingresar a menos que no haya sido invitado. Además, crearon parques, escuelas y un sistema de alcantarillado sanitario que convertía al sector en el único lugar de la península que mantenía estos servicios.
El gas por tubería fue otro de los recursos que adquirieron los ingleses y que fue compartido con los ecuatorianos que entraron a trabajar en la zona. “En esa época no hubo discriminación para nosotros, teníamos prácticamente lo mismo” comentó Carlos Zambrano, hijo de un trabajador de la empresa petrolera.

Pero el tiempo no perdona. Desde los años 70, con la salida de la compañía y la nacionalización del petróleo, el Barrio Inglés empezó su lenta transformación. Muchas de las casas fueron abandonadas o vendidas; algunas, derrumbadas por el descuido, o remodeladas sin respeto por su arquitectura original.
Aunque, en la actualidad, estos domicilios son considerados patrimonio cultural, sus habitantes aseguran no recibir ningún tipo de apoyo para mantener las estructuras de las casas. Los gastos de reparación y prevención ascienden a grandes cantidades, dicen.
Los habitante del Barrio Inglés ahora piden seguridad, más promoción turística, rondas policiales, y el mantenimiento de sus calles para evitar accidentes por algunos tramos de la carretera que han sido dañadas.

La Casa Inglesa, guardiana de la historia
La casa inglesa es administrada por su propietaria Johana Llaguno. Ella contó a un equipo de PRIMICIAS que su padre compró el domicilio a un extrabajador de Anglo cuando ella era muy pequeña. Recuerda que, junto a sus padres, solían ir todos los fines de semana. Con el paso del tiempo, dice, se enamoró del lugar: tanto que dejó Guayaquil para radicarse en Ancón.
“Llevamos viviendo más de 30 años en este lugar y hace ocho años comenzamos con una 'travesía', con nuestro emprendimiento, para reactivar la economía y el turismo” comentó Janguno.
Ella explica que mantener la vivienda tal como lo estaba en la época de la migración inglesa no ha sido tarea fácil y tampoco han recibido ninguna ayuda estatal.
“Hemos tratado de conservar en lo mínimo cada detalle de la casa. Queremos compartir con nuestros visitantes la esencia del lugar: cada recuerdo de lo que se vivió, los jardines, los balcones”.
Johana Janguno
La Casa Inglesa ofrece a los turistas la agradable experiencia de conocer cómo eran las costumbres, y el estilo de vida que llevaban los ingleses en esa época.



Hoy, el Barrio Inglés enfrenta el desafío de mantenerse en pie frente a los embates del tiempo. Si bien varias de sus casas aún están habitadas o se mantienen como patrimonio, otras sufren el deterioro inevitable.

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