Cuenca vive un 2025 con más lluvias de lo usual, tras dos años de sequía hidrológica, lo que beneficia a Mazar
Los ríos de Cuenca, que abastecen al embalse de Mazar, están llenos, a diferencia de lo que ocurrió en esta misma época en los dos años anteriores. Los pronósticos indican que las lluvias continuarán.

Peatones se protegen de la lluvia en el centro de Cuenca, Azuay, el 20 de mayo de 2025.
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Hace un año, en septiembre de 2025, Cuenca sumaba más de dos meses de sequía hidrológica. En algunas zonas del río Tomebamba casi no había agua, solo piedras, y las áreas verdes lucían quemadas por el sol.
En 2024, Cuenca vivió 160 días de sequía hidrológica. Pero hoy la situación es diferente: el cielo permanece nublado, los ríos están llenos de agua, con los caudales en niveles normales, y los pronósticos indican que las lluvias continuarán en la capital azuaya.
"Cuenca registra periodos atípicos de lluvia", confirma Pablo Mosquera, administrador de investigación y monitoreo de la Empresa de Telecomunicaciones y Agua Potable (ETAPA), encargada del monitoreo del clima en la capital azuaya.
"Esperábamos lluvias a partir del mes de octubre, sin embargo, hemos tenido un agosto muy húmedo y ahora, en septiembre, prácticamente está lloviendo todas las tardes", explica el técnico.
"El 2025 ha sido húmedo todo el año, no hemos parado de tener lluvias continuas. Aparentemente, los ciclos hidrológicos han cambiado"
Pablo Mosquera
En efecto, en Cuenca solían existir dos periodos lluviosos más o menos delimitados: el primero, entre febrero y mayo; el segundo, entre octubre y noviembre. Mientras que la época considerada seca iba desde junio a agosto, incluso extendiéndose a septiembre.
Pero desde hace unos años, la situación ha cambiado. En 2023 y 2024, Cuenca vivió periodos de sequía hidrológica extrema y las épocas de lluvias se acortaron. "Los patrones climatológicos cambiaron de un año a otro", explica Mosquera.
Mientras que en 2025, las lluvias en Cuenca y Azuay han sido más intensas y se han extendido por más tiempo. En febrero, las precipitaciones provocaron la crecida de los ríos y causaron emergencias en varias zonas de la provincia.
Un año lluvioso
En abril pasado, ETAPA ya había informado que a inicio de año, las predicciones indicaban que 2025 no sería un año de lluvias tan intensas, pero la realidad fue diferente. En febrero, por ejemplo, el acumulado de agua llegó a los 150 milímetros, cuando el promedio histórico es entre 80 y 90 milímetros (mm).
En abril y mayo de 2025, que son meses lluviosos, hubo torrenciales aguaceros, a diferencia de lo que ocurría un año atrás, cuando en esa misma época hubo menos lluvias.
Y, cuando se esperaba la llegada de la época seca en agosto y una probabilidad de estiaje, las lluvias no se fueron del todo. Septiembre tampoco es un mes de altas precipitaciones, pero ETAPA ha registrado días con acumulados de lluvias de hasta 20 milímetros, que es mucho más de lo normal para esta época.
Los técnicos de ETAPA coinciden en que los cambios en los ciclos hidrológicos son una consecuencia del cambio climático.
El funcionario destaca que la continuidad de lluvias permite tener una adecuada disponibilidad de agua, tanto para consumo como para la generación hidroeléctrica.

El embalse de Mazar se favorece de las lluvias
Los ríos de Cuenca abastecen al río Paute, en donde se encuentra el embalse de Mazar, el más importante para el abastecimiento de energía en Ecuador. Este 26 de septiembre, el embalse se encuentra en un nivel elevado, con cerca de 400 metros cúbicos por segundo.
A las 12:00 de este viernes, la cota del embalse de Mazar llegó a 2.154,31 metros sobre el nivel del mar, superando un poco los niveles habituales.
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