“Un curso vacacional puede rescatar vidas”, el policía Óscar Romero guarda su arma para educar niños en Quito
Óscar Romero, un policía con experiencia en zonas de conflicto y que ha enfrentado a grupos de delincuencia organizada, ahora lidera un curso vacacional en Quito donde enseña a más de 100 niños.

Policía Óscar Romero comparte con niños y adolescentes del curso vacacional Poli Scout 2025, 18 de julio de 2025.
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Santiago Sarango / Primicias
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Tras el cierre del año lectivo en Quito, la Policía Nacional realiza el curso vacacional Poli Scout, una iniciativa que busca fortalecer los lazos con la ciudadanía y “rescatar vidas”, como cuenta el cabo primero Óscar Romero.
Romero, quien cuenta con 13 años de trayectoria en la institución policial, es uno de los uniformados que ha guardado su arma por un momento para liderar estos cursos en la capital.
Junto a otros nueve uniformados, este agente guía a cerca de 120 niños y adolescentes provenientes del norte de Quito. Desde hace dos semanas, los menores acuden todas las mañanas a compartir con los policías, un hecho que representa un reto para los agentes.
Romper un paradigma
Según el cabo primero, hoy es más complicado conectar con los jóvenes y, además, algunos aún creen que los uniformados solo están para reprimir.
“Tratamos de romper el paradigma que por años cultivaron los padres en sus hijos. Esa típica frase: ‘Si te portas mal, voy a llamar a los policías y ya verás’. Nos hacían ver como personas malas, pero no es así. Estamos para servir”.
Cbop. Óscar Romero, policía del Distrito Metropolitano de Quito
De hecho, algunos niños y adolescentes llegaron con temor el primer día del curso vacacional por la imagen que tenían de los agentes. Con el paso de los días, se ganaron su confianza: ahora los reciben con abrazos o escuchan con atención durante las charlas.
Para Romero, esa es la finalidad de la formación: sembrar valores en los niños para que luego sean ciudadanos de bien y aporten positivamente a la sociedad. “Ese pequeño cambio es un gran logro para todos”, agrega.
De combatir en la frontera a "rescatar vidas"
El oficial asegura que educar a un grupo de niños no es tarea fácil, pero lo hace con la misma responsabilidad que cualquier otra asignación de sus superiores.
Esto cobra aún más relevancia si se toma en cuenta la trayectoria de Romero, quien pasó de combatir a Grupos de Delincuencia Organizada (GDO) y disidentes guerrilleros en zonas de frontera norte como Mataje, a cumplir funciones comunitarias como los cursos vacacionales.
“Tenemos que estar preparados para el cambio. En la frontera tenemos una mentalidad más fuerte por los riesgos, pero luego nos adaptamos a estar con los niños. Cambiamos rápido el 'chip', porque en ambos escenarios debemos servir”.
Cbop. Óscar Romero, policía del Distrito Metropolitano de Quito
El curso que se realiza en Quito es su segunda experiencia al frente de jóvenes. Antes ya compartió con 300 menores en Manabí, lo que le ayudó a fortalecer el carisma necesario para trabajar con niños y adolescentes.

Ese vínculo le ha permitido, según sus palabras, “rescatar vidas”, ya que su esfuerzo se ha centrado en alejar a los menores del consumo de drogas y de las pandillas. En la mayoría de casos ha visto resultados positivos, aunque también ha enfrentado situaciones difíciles.
“Yo aquí les cuento a los chicos lo que he vivido. En su inocencia, a veces nos preguntan si hay cárcel para menores, y les digo que sí. Que yo mismo he tenido que llevar a jóvenes allí. Es triste, pero esa experiencia sirve para aconsejarles”.
Cbop. Óscar Romero, policía del Distrito Metropolitano de Quito
La tarea para los padres
Romero destaca que el curso vacacional de la Policía debe complementarse con el apoyo desde el hogar. Agradece que los padres depositen su confianza en los agentes, pero considera clave que lo aprendido no se pierda al llegar a casa.
El oficial subraya que durante los tallers se hace énfasis en valores como el respeto, la solidaridad y el uso adecuado del celular. Estos deben reforzarse en el entorno familiar para que se conviertan en hábitos.
Otro aspecto relevante de la formación es la inclusión, ya que también participan menores con discapacidades. “Aquí compartimos, hacemos pambamesa (acto donde todos comen y comparten los alimentos) y somos un solo equipo. Nos cuidamos y juntos nos vamos formando como buenas personas”, concluye Romero.

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