Mauro Quishpe, el ecuatoriano que creó un imperio de chocolate en España
El emprendedor Mauro Quishpe dirige Leyenda Spain, una empresa que elabora en Europa chocolates veganos y experimenta con los subproductos del cacao ecuatoriano. Incluso ofrece champán de chocolate.

Mauro Quishpe, chocolatero ecuatoriano en España..
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Cuando pensamos en el origen del chocolate, la imaginación se va directo a México, a los templos mesoamericanos donde los dioses exigían brebajes amargos. Pero el cacao nació mucho antes de esos rituales, y mucho más al sur. En un rincón verde y húmedo de Zamora Chinchipe, llamado Palanda, un grupo de arqueólogos halló las primeras huellas del cacao del mundo
Se hallaron restos de cerámica con residuos de teobromina y teofilina —compuestos químicos característicos del cacao— que datan de hace unos 5.300 años. Desde allí, dicen, el fruto viajó hacia el norte y en el camino se volvió mito.
Esa historia la repite con orgullo Mauro Quishpe mientras habla de su propio viaje con el chocolate. La idea le llegó lejos de la selva, en el museo del chocolate de Lindt, en Suiza. Tal y como lo recuerda, se reencontró con su país frente a unos mapas enormes donde figuraban los principales exportadores del mundo. Ecuador estaba entre ellos y el migrante empezó a pensar que tenía la tierra y el fruto, y se dio cuenta de que lo único que faltaba era empezar.
Los padres de Mauro cultivaban cacao en Quevedo mientras él estudiaba Derecho en la Universidad Central de Quito y francés en la Alianza Francesa, convencido de que su futuro estaría entre embajadas y acuerdos internacionales. En 1992 viajó a París para estudiar en la Sorbona, pero el rumbo cambió. Terminaría en Málaga, estudiando Derecho Penal, y allí conoció a quien sería su esposa. “Conocí a una malagueña, me casé y me quedé aquí”, dice con una sonrisa.
En los años de su migración, Ecuador era casi un territorio invisible para Europa. “No sabían ni dónde quedaba Ecuador, ni qué idioma se hablaba, sobre todo en Francia, había un desconocimiento total de nuestro país”. Y a veces, el desconcierto rozaba lo absurdo. “Nos confundían con Guinea Ecuatorial”, recuerda.
Con el tiempo, ese anonimato se convirtió en impulso para este migrante. “Me considero más bien alguien que promovió todo lo que es la cultura nuestra”, cuenta mientras reconoce que el camino que quería hacer para poder trabajar en las embajadas de Ecuador lo llevó al mundo empresarial. “Comencé a hacer mis negocios, a tener varias empresas y al final pues me quedé aquí con mi negocio”.
Este ecuatoriano de 61 años convirtió el cacao que sembraban sus padres en su territorio de innovación. Desde Málaga dirige Leyenda Spain, una empresa que elabora chocolates veganos y experimenta con los subproductos del fruto, en especial con el mucílago, esa sustancia blanca y dulce que rodea las semillas del cacao y que normalmente se desperdicia. “Somos los únicos ahora mismo en trabajar con el mucílago de cacao”, dice con orgullo.
Mauro explica este proceso que suena a alquimia. “Lo que le recubre al cacao, lo blanco, lo utilizamos para endulzar nuestros propios chocolates”, comenta. El resultado es un producto que rompe esquemas en el mundo del chocolate amargo. “El chocolate de Kamm, que tiene hasta un 85 por ciento de cacao, ahora mismo es uno de los únicos en el mundo que es 100 por ciento dulce”.
Su apuesta va más allá y ofrece un chocolate blanco vegano que prescinde completamente de lácteos. “Tenemos una fórmula basada en la leche de coco y el chocho o el altramuz de aquí en España”, cuenta, y adelanta que están experimentando con frutas exóticas que llegan deshidratadas desde Ecuador.
Las burbujas del champán se llenan de chocolate
Entre las rarezas del portafolio de Leyenda Spain hay un producto que parece salido de una fantasía gastronómica: el champán de chocolate. La bebida, llamada Chocolate in a Bottle, se elabora en Francia con cacao y combina el brillo del champán con la intensidad del licor de chocolate.
La empresa de Quishpe distribuye este producto en España, Portugal y Ecuador, donde la reacción del público ha sido sorprendente. “La degustación del champán ha sido una completa locura porque la gente no creía que podría existir un champán con sabor de licor a chocolate”.
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Esta historia comenzó en París, cuando Mauro y sus socios conocieron al dueño de esta novedosa empresa y comenzaron a hablar del tema. “El champán utiliza originalmente un cacao de Madagascar al 90%, pero para conseguir la representación exclusiva les pusimos la condición de incluir cacao ecuatoriano”, cuenta. “Y ya estamos ahora trabajando con un poco de cacao nuestro”, explica.
La empresa de este ecuatoriano ha levantado un modelo de negocio que conecta directamente el cacao ecuatoriano con el mercado europeo. En cuanto a los volúmenes, Quishpe maneja dos líneas claras: el producto terminado y la materia prima. Su empresa exporta barras y grageas de chocolate listas para el consumo, con un volumen que se mantiene constante durante todo el año. “Estaríamos hablando trimestralmente unos 3.000 o 4.000 kilos”, explica.
A eso se suman los envíos de pasta, polvo y manteca de cacao destinados principalmente al mercado asiático, donde manejan pedidos a gran escala.
Cacao de Esmeraldas y Los Ríos
El circuito logístico está bien definido. El cacao y los productos terminados llegan primero a Málaga, donde son almacenados y distribuidos en distintos puntos de Europa, incluyendo Italia, Francia y Suecia. La estructura del negocio combina comercio internacional, algo que le queda de sus aspiraciones de ser parte de una delegación diplomática.
Aunque Quishpe se define como “productor de cacao y fabricante de chocolate”, su empresa no cuenta con una fábrica propia. Trabaja bajo un modelo de maquilación, es decir, su cacao se transforma en chocolate en plantas asociadas dentro del país, pero bajo sus fórmulas y especificaciones. “Nuestro cacao es sometido a un buen secado, una buena fermentación, y luego se maquila con nuestras fórmulas”, explica.
El cacao que alimenta su negocio proviene de las propiedades familiares en Quevedo, donde cultivan variedades nacional y CCN 51. Además, el proyecto mantiene un fuerte componente social. Kamm trabaja con la comunidad Chachi de Esmeralda, según el testimonio de Mauro, mientras que otra de sus marcas, Okaé, colabora con productores de Los Ríos.
El trabajo del ecuatoriano ha recibido varios reconocimientos. Hace dos años recibió el Goya de Chocolate en la feria Chocomad. Para él es un logro de muchos y agradece el respaldo de la embajada ecuatoriana en España, aunque no duda en criticar la falta de apoyo en otros lugares como Francia.
En el fondo, Mauro no solo vende chocolate sino historia e identidad, como muchos emprendedores del otro lado del charco. Y, aunque un día soñó con ser diplomático, terminó representando a su país desde otro frente, con un brindis que sabe a cacao ecuatoriano.
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