La historia de la migrante ecuatoriana que creyó ganar el 'Gordo' de Navidad en España, pero la suerte le dejó un reintegro
PRIMICIAS conversó con la migrante ecuatoriana que se volvió noticia en España cuando creyó que se había llevado el 'Gordo' -como se conoce a la lotería de Navidad en ese país- hasta que llegó a casa y revisó el boleto que había comprado.

Dos niñas cantan el número con el premio Gordo del Sorteo de la Lotería de Navidad, el 22 de diciembre de 2025, en Madrid, España.
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EFE
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Madrid. Eran las 10.44 de la mañana cuando los niños de la residencia San Ildefonso cantaban el número ganador del Gordo. A esa hora, la ecuatoriana Gladys Manzanilla suele hacer los mandados por la calle Ricardo Ortiz, entre los barrios de Ventas y La Elipa. Allí, como muchas otras migrantes en España, cuida de una mujer mayor que tiene la costumbre —tan madrileña como el café de media mañana— de comprar la lotería en su tienda de barrio. Gladys se animó a hacer lo mismo, aunque había un detalle que no le convencía: no le gustaban los números que terminan en 2.
“El lotero me dijo: ‘Llévatelo’, y yo le respondí: ‘Es que no me gusta el 32’”, recuerda. Aun así, el décimo acabó en sus manos. Por eso, cuando vio en pantalla que el Gordo terminaba en 32, la emoción se adelantó a la comprobación. “Yo sabía que era un 32 y no lo andaba a cargar porque estaba trabajando. Entonces me emocioné y yo vi cuando vi el número, pero no lo tenía. Se parecía”. La verificación llegó más tarde, ya en casa: “Cuando ya terminé de trabajar y todo me fui a la casa y dije: ‘Ostras, no ha sido el número’”.
La ecuatoriana contó todo esto un día después del sorteo de Navidad, cuando se acercó a la administración a cobrar el reintegro del billete, no una parte del premio Gordo, como había creído al principio. Y aprovechó ese dinero para comprar la lotería de El Niño, que se sorteará el 6 de enero. La confusión, sin embargo, ya había echado a andar por su cuenta. Sus padres, en Loja, están asustados, según el relato de la mujer. Temen que en Ecuador se piensa que su hija era millonaria.

Los que sí son millonarios son las personas que están detrás de una misteriosa asociación que llegó a la oficina de loterías a comprar 10 series, es decir, 100 décimos, con una única condición. El número tenía que acabar en 2. La encargada de la administración 246, Esther Lanchas, vendió así la mayor parte de billetes con el número 79.432.
Gladys insiste en que ella no se llevó el premio mayor, solo el reintegro. “Solo fue una confusión que a cualquiera le puede pasar y ya está”, dice la ecuatoriana y asume el error sin rodeos: “Fue mi culpa”, dice la mujer. La lotera ratifica la historia. “A ella no le tocó nada”, dice Esther que este martes sigue recibiendo la enhorabuena.
La viralización del episodio puso en alerta a la migrante. “Claro, no deberían tomar fotos ni nada por precaución, ¿sabes? Más por eso”, explica. Menciona la situación en Ecuador y también su propia tranquilidad en España. “Tú sabes cómo está Ecuador y todo, pues, y en todas partes”. Por ese motivo se negó a dar detalles personales y pidió que no le hicieran fotos, ni siquiera de espaldas. “No, no, no, por favor. Yo te lo pido de todo corazón. Mis hijos también ya me hablaron”.
Gladys vive en España desde hace casi 30 años y trabaja como cuidadora de personas mayores. No es una compradora habitual de lotería en esa tienda de barrio, aunque sí compra billetes de lotería en esta época como la inmensa mayoría de españoles.
La historia termina donde empezó: con un número que “se parecía” y que durante unas horas ilusionó a Gladys y que acabó siendo solo una anécdota amplificada por la emoción y el ruido de las redes.
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