La minga y la solidaridad son protagonistas en la Navidad de las comunas quiteñas de Lumbisí y Oyambarillo
Vecinos, reinas y dirigentes transforman bodegas y plazas de Oyambrillo y Lumbisí en centros de acopio para llevar un "gesto de corazón" a los abuelos y niños en época navideña.
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En la comuna de Lumbisí, ubicada al nororiente de Quito, los planes de la Navidad comienzan en agosto. Apenas son elegidas, la Reina y su corte inician una maratón de oficios y gestiones para conseguir donaciones para Navidad.
En las comunas rurales de Quito es donde la expresión popular de "juntar el hombro" cobra una dimensión real, pues las navidades se gestionan mano a mano, entre vecinos, con mingas...
Pedro Tuza, cuenta que su hija, la reina Mía Pilar, hizo "un trabajo de hormiga": enviando cartas a la empresa privada y a los propios vecinos para conseguir galletas, avena, fideo y otros productos para las canastas y fundas navideñas de la comunidad.
El fruto de su esfuerzo repleta la bodega en forma de sacos, cajas y fundas que pronto serán abiertas y distribuidas en los los kits alimenticios que se entregarán en la comunidad a manera de homenaje navideño.
Alejandra Mejía, miembro de la Comisión de Belleza y Cultura de Lumbisí, destaca que el éxito de la Navidad radica en el aporte voluntario de los propios vecinos.
"Es lo bueno de la vida en comunidad... se trabaja con un fin común y se consigue realizar este tipo de eventos".
Alejandra Mejía.
Este año, la entrega de los dulces tuvo un matiz diferente. Las fundas de caramelos no solo se repartieron, sino que fueron el cierre de una fiesta renovada.
Este año, el grupo del que son parte Mía Pilar y Alejandra decidió romper la rutina, y por primera vez en Lumbisí, organizar un "Pase del Niño" con misa y una concentración festiva en el parque, donde se repartirían esos presentes. Ese evento tuvo lugar el domingo 21 de diciembre.
Por eso la víspera, el sábado 20 de diciembre de 2025, los vecinos se reunieron en la casa de Pedro Tuza para organizar las fundas de caramelos y kits alimenticios. La jornada fue larga, pero las fundas quedaron listas, estratégicamente organizadas.

Para el día de la fiesta, la reina y su corte se vistieron de Santa Claus, con el rojo y blanco característico, con gorros navideños, acompañados por sus bandas. Los niños se disfrazaron de pastores y acompañados de una banda de pueblo, recorrieron las calles de la comuna.
El parque de Lumbisí se llenó de niños corrían por sus aguinaldos y adultos mayores que recibían sus canastas.
La ruta de la solidaridad en Oyambarillo
En la casa social de Oyambarillo, el ambiente es como el de una minga. Las cajas se apilan y los vecinos se organizan: unos abren las cajas y otros clasifican. El objetivo es armar los kits de alimentos para repartir en la comunidad.
Las cajas son entregadas puerta a puerta. En camionetas, taxis o caminando llegaban los colaboradores a entregar este aporte, que se juntó a las donaciones realizadas por las empresas del sector.
No son simples fundas. Ramiro Gómez, presidente del Cabildo, explica que gracias a la autogestión con empresas vecinas, "este año los paquetes son robustos": llevan arroz, azúcar, atún, aceite, fideos, máchica y más productos que recibieron en donación.
Desde la llegada del aeropuerto Mariscal Sucre a Tababela (2013), las empresas que trabajan de manera directa e indirecta con la terminal aérea, se han convertido en los mejores aliados de Oyambarillo, con las donaciones más grandes.
Pero el espíritu colaborador no es exclusivo de las grandes firmas. Ferreterías, bodegas de víveres y profesionales que tienen sus consultorios en la zona, también entregaron donaciones al cabildo ciudadano.
"Por su ancestralidad, la comuna siempre ha trabajado con mingas, y eso es lo que nos mantiene unidos".
Ramiro Gómez
Esa unión es vital, porque la ayuda pública —del Consejo Provincial o el Municipio— ha disminuido, y ahora depende de la capacidad de gestión de los propios dirigentes, tocar puertas en las bodegas y empresas del sector.
En Oyambarillo hay una "ruta de la solidaridad" trazada en un mapa que los dirigentes conocen de memoria. El destino son las casas de los adultos mayores que no pueden caminar hasta el centro, aquellos que no pertenecen a los grupos del patronato y que, sin esta visita, pasarían la fecha en silencio.
Los vehículos saldrán el 25 de diciembre y recorrerán las zonas más altas de la comunidad, en el ascenso al cerro Cotohurco, el plan será llegar con felicidad a los rincones más complicados.

Carmen Coro, tesorera de la comuna, recuerda con nostalgia cuando de niña los camiones pasaban "haciendo bulla". Hoy, aunque hay menos ruido, hay más organización en la entrega: los abuelitos reciben sus víveres y los niños sus helados y caramelos.
Tanto en Oyambarillo como en Lumbisí, el mensaje es claro: nadie que sea parte de la comuna debe quedarse solo.
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