Aluvión en El Tambo deja una víctima mortal y revela la fragilidad de la comunidad ante las lluvias intensas
En Papallacta, parroquia del cantón Quijos, la tragedia se vivió bajo frío y viento, pero también con la solidaridad de los comuneros que no descansaron hasta hallar a Elsa Tipanluisa.

Comuneros de El Tambo se organizaron el 2 de julio de 2025 para encontrar el cuerpo de Elsa Tipanluisa, sepultada por un aluvión en ese lugar de Papallacta.
- Foto
PRIMICIAS
Autor:
Andrés Salazar
Actualizada:
Compartir:
El frío en El Tambo cala hasta los huesos. La neblina se aferra a la montaña como un manto gris que apenas deja ver los corrales, las piscinas de truchas y las casas dispersas que forman esta pequeña comunidad, ubicada en la parroquia de Papallacta, cantón Quijos, provincia de Napo.
Es una zona tranquila, conocida por su cercanía a las famosas aguas termales que atraen turistas, pero este miércoles 2 de julio de 2025 despertó de golpe con un estruendo que acabó con la normalidad de la mañana.
Eran cerca de las 08:00 cuando un bloque de la montaña se vino abajo. En cuestión de segundos, Elsa Tipanluisa, de 42 años, y su hijo de 21 fueron arrastrados por la fuerza de la tierra mientras cuidaban sus borregos. El joven, con una pierna fracturada, pudo ser rescatado a tiempo. Elsa no corrió con la misma suerte.
La lluvia no da tregua. Desde hace casi tres semanas, cae día y noche, según cuentan los comuneros. “Sí llueve, pero no así”, dice Jaime Quinchimbla, vecino del sector, mientras observa lo que quedó del estadio comunal, ahora convertido en una extensión del lodazal.
No es la primera vez que pasa. Hace unos seis o siete años, la misma montaña cedió, pero entonces no hubo víctimas mortales. Hoy, el saldo es más devastador: tres casas destruidas, la tribuna y la cancha desaparecidas, animales perdidos bajo el lodo y una familia rota.
En medio del viento helado y la lluvia persistente que genera una temperatura de apenas cinco grados, decenas de comuneros formaron grupos de búsqueda para encontrar a Elsa. Cada uno con palas, varas y sus propias manos removieron toneladas de escombros y lodo.
Los familiares, inconsolables, aguardaban la noticia mientras los perros de rescate del Cuerpo de Bomberos de Quito y Quijos olfateaban cada rincón.
El operativo, apoyado por personal del GOE y GIR de la Policía Nacional, y también por maquinaria pesada, terminó horas más tarde con la confirmación de la tragedia. Los restos de Elsa fueron hallados entre el lodo y las piedras.
Ella se dedicaba a la crianza de borregos y truchas. Sus piscinas de cría quedaron sepultadas junto a buena parte de su ganado. Los comuneros calculan que al menos 10 animales se perdieron con el aluvión.
Para muchos, El Tambo es un refugio de paz, lejos de la bulla y el tráfico de la ciudad. A unos 50 minutos de Quito, este paraje entre montañas vive del turismo y la agricultura.
Hoy, sin embargo, enfrenta una nueva herida abierta que recuerda lo frágil que puede ser la vida aquí, donde la comunidad se abraza para no dejarse vencer por el frío ni por la tragedia.
El cuerpo de la mujer fue trasladado a una casa, a espera de la llegada de Medicina Legal, para realizar los procedimientos rutinarios.
Mientras tanto, los comuneros trasladaban ollas con agua, para calentar y servir aromáticas a los que trabajaron en las labores de búsqueda.
El inusual clima afectó a la vía que conecta a la Sierra con la Amazonía, al menos ocho derrumbes se cuentan en la vía desde Papallacta hasta Pifo, y dentro de la Amazonía son más, lo que impide el paso por esta zona.
Así viven los habitantes de El Tambo, quienes miran los escombros con asombro, y aunque están dolidos por la pérdida de una sus compañeras, agradecen que la emergencia no cobro más vidas humanas.
Compartir: