Club deportivo o empresa: ¿Cómo se manejan los equipos de la LigaPro y qué les conviene?
Los equipos de fútbol en Ecuador son instituciones sin fines de lucro por ley. Pero la gestión de cada uno de ellos depende de su estructura: hay casos como Independiente del Valle, que se maneja como una empresa o el de Orense SC, que tiene a la cabeza a una familia.

Santiago Morales, gerente general de Independiente del Valle, durante una rueda de prensa en Quito, el 10 de enero de 2025.
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El fútbol ecuatoriano está dividido por instituciones que se manejan como una empresa, un club deportivo o un grupo familiar, aunque la naturaleza jurídica de todos es la misma: sin fines de lucro.
Independiente del Valle, por ejemplo, cuenta con una estructura corporativa. Es administrado por sus directivos, quienes son dueños de varias empresas, las cuales financian el club. Es decir, su ADN es empresarial.
En Liga de Quito pasaba algo distinto hasta diciembre de 2023. El manejo del equipo de fútbol lo tenía la Comisión de Fútbol, que funcionó a través de un poder especial otorgado por el presidente del club.
Los miembros de esta Comisión estaban autorizados a firmar contratos y finiquitos, así como administrar el equipo de fútbol.

"Más allá de que los equipos hoy sean sin fines de lucro, la estructura que conforma el club a la interna es vital para el funcionamiento".
Celso Vásconez, abogado en derecho deportivo
Pero, tras la salida de Esteban Paz, esta Comisión desapareció y el club pasó a tomar el control del equipo de fútbol por medio de su presidente, Isaac Álvarez, quien ahora está a cargo del equipo, el colegio y hasta el country.
Por lo tanto, Liga de Quito es manejado como un club deportivo y se debe a sus socios. Además, toda su estructura también cuenta con el apoyo del personal que trabaja para su presidente.
Del otro lado están varios equipos en los que sus manejos son familiares, como Mushuc Runa, Macará, Orense, Técnico Universitario, Libertad y Vinotinto.
En estos casos, el objetivo es garantizar el control del club a perpetuidad. En Orense, por ejemplo, Darwin Palacios fue su presidente por un período, y después le dio paso a su esposa, Martha Romero. Mientras que sus hijos también están involucrados en la administración.

Lo mismo sucede con Mushuc Runa y los Chango, Macará con la familia Salazar, Técnico Universitario con los Jara y, en cierta medida, con Libertad y los Granda.
Aunque en los clubes mencionados, más allá de que los grupos familiares cuenten o no con un colchón económico para dar estabilidad a la institución, también depende de que exista una estructura sólida y una gestión clara para que el proyecto sea sostenible.
Lo contrario pasa con Barcelona SC, Emelec y El Nacional, equipos que atraviesan crisis tanto administrativa como deportiva. El factor en común de los tres es que no cuentan con una estructura y tampoco con un aparataje corporativo o empresarial por detrás.
Claro, todos estos equipos tienen a su presidente, a su comisión de fútbol y un estatuto, pero el funcionamiento y la gestión no es adecuada, con lo cual todo se vuelve muy desorganizado.

Celso Vásconez, abogado especializado en derecho deportivo, advierte que los directivos del fútbol ecuatoriano deben implementar una estructura corporativa a los equipos, para así paliar, entre otras cosas, los problemas económicos.
Eso implica, agrega el abogado, que los clubes tengan el personal mínimo para hacer que funcione, lo cual requiere de un gasto administrativo importante.
"IDV tiene un montón de gente atrás trabajando para el club, tanto en las empresas de los directivos como dentro de la institución. Cuentan con un abogado, un contador, gerente, gerente de talento humano. Están un escalón por encima del resto en cuanto a estructura".
Asimismo, Vásconez destaca la gestión de Universidad Católica, que desde hace varios años se ha reforzado en varias áreas tanto administrativas como deportivas, para así tener un mayor control sobre su desempeño.
Sociedades Anónimas Deportivas (SAD): ¿conviene a los clubes de LigaPro?
Las sociedades anónimas ya son legales en el fútbol ecuatoriano, tras una aprobación de la Asamblea Nacional con la Ley Orgánica de Solidaridad Nacional, en la sesión del 9 de junio de 2025.
De todas formas, en dicha ley, la Disposición General Tercera aún es insuficiente y, según Vásconez, se debe establecer cómo será la transformación de un club a una sociedad anónima, la cotización de acciones, aspectos fiscales, entre otros asuntos pendientes.
Todo esto será considerado en una ley reformatoria a la Ley del Deporte, la cual ya se trata en la Asamblea y en donde se fijará el marco reglamentario de las sociedades anónimas. "Podría estar en dos meses", adelanta el abogado.
Y agrega que "sería un gran paso para el fútbol ecuatoriano" y para clubes como Independiente del Valle, Liga de Quito, Mushuc Runa y Universidad Católica, que se mantienen con una sólida estructura.

De todas formas, Celso Vásconez advierte que, así como las sociedades anónimas deportivas serían un buen avance para atraer inversión extranjera, también podría ahuyentar a los clubes si no se hace el marco reglamentario de forma correcta.
Y es que, por el momento, el Gobierno establece que las SAD tendrían la misma carga fiscal que las empresas. Es decir que deberían pagar un impuesto a la renta de entre el 30 y 35%.
En la actualidad, la ventaja de los clubes es que no pagan impuesto a la renta. Y en caso de convertirse en SAD, si concretan la venta de un futbolista por USD 1 millón, deberán pagar al menos USD 300.000 al Gobierno, un valor que se podría reinvertir en los centros de alto rendimiento o en sus formativas.
Por eso, Vásconez sugiere que dentro del reglamento de las SAD debería haber una exención fiscal, para que la figura de las SAD sea beneficiosa para los clubes.

Además, este modelo de gestión influiría "muchísimo" en el control de deudas y estabilidad financiera, especialmente si se logra tener inversión externa -no extranjera-.
Es decir, inversión propia nacional en el club a cambio de acciones. "Eso ayudará para que los clubes tengan sostenibilidad económica y sobre todo puedan ayudar a responder sobre sus pasivos. La figura actual impide a cualquier equipo tener una inversión".
Lo cierto es que al fútbol ecuatoriano le conviene un modelo de gestión alternativo, para así atraer inversión privada o de patrocinadores, siempre y cuando exista una administración honesta y con objetivos claros a corto, mediano y largo plazo.
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