Llegar al Mundial de Clubes, ¿misión imposible para el fútbol ecuatoriano?
Para clasificarse al Mundial de Clubes es necesario ganar la Copa Libertadores, un trofeo que Ecuador solamente lo ha conquistado una vez en toda la historia. Hay otra forma: luchar.

Damián Manso, junto a Cristiano Ronaldo y Wayne Rooney en el podio del Mundial de Clubes de 2008.
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Jugar en el Mundial de Clubes se ha convertido en la nueva gran meta del fútbol de Ecuador, en el nuevo objetivo a conseguir de este país. Pero, así como van las cosas, es poco probable que un equipo ecuatoriano pueda clasificarse a ese torneo, el nuevo invento de una FIFA cada vez más empeñada en lo mastodóntico.
Para clasificarse a este bonito y lujoso Mundial de Clubes es necesario (redoble de tambores)... ¡ganar la Copa Libertadores!, un trofeo que Ecuador solamente lo ha conquistado una vez en toda la historia. Pero, con la actual Libertadores convertida en una competición casi exclusiva entre brasileños y argentinos, es poco probable —aunque no imposible— ganar el cupo por esa vía.
Los presupuestos de los equipos de Brasil y Argentina superan con creces a los montos que manejan los equipos de Ecuador, que para remate sufren de déficit en su gran mayoría. Solamente desde el aspecto financiero, la competencia es tremendamente dispareja. En Ecuador no estamos a ese nivel, salvo por la aparición de un heroico, corajudo y sorprendente equipo que conquiste la Copa, tal como pasó en 2008.
Además, el Mundial reparte otros dos cupos para América del Sur que no implican levantar la Copa Libertadores, pero la forma de obtenerlos es acumular puntos a lo largo de las competiciones hasta 2028.
O sea, estamos ante un sistema que exige luchar por varios años para ganar los puntitos, como si los clubes fueran coleccionistas de cartillas que van llenando con stickers cada mes, con la esperanza de ganarse ollas o sartenes en el supermercado.
No obstante, no queda otra alternativa que hacer el esfuerzo y lanzarse a esa aventura. La LigaPro ecuatoriana no puede quedarse fuera del recalibrado Mundial de Clubes, donde el jet set del balompié ha descubierto una nueva vitrina y una fuente de recursos, pese al calor y unas taquillas no tan espectaculares en la fase de grupos. No sería digno de la que se considera a sí misma como la tercera mejor liga de la región.
Sin embargo y hasta que no veamos señales que nos hagan pensar lo contrario, jugar el Mundial de Clubes será, tristemente, una quimera para Ecuador.
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