Luciana Guschmer habla de errores, lecciones y límites: “Ser niña de papi es mi mayor bendición”
La actriz y creadora de contenido ecuatoriana Luciana Guschmer reflexiona sobre lo que calla, lo que aprendió tras hablar de más y cómo la figura de sus padres ha sido su base.

Luciana Guschmer en una imagen compartida en redes sociales en marzo de 2025 (grande) y ella junto con su padre, Andrés Guschmer en una fotografía publicada en mayo de 2024 (círculo).
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La plancha roza el mechón con precisión. Del lado izquierdo, una trenza ya está lista; del derecho, el cabello sigue suelto. Mientras la peinan en el camerino de Suerte TV antes de grabar un nuevo episodio de 'Sorbito de opinión', Luciana Guschmer no mira el espejo. Mira al frente, a nadie en particular, como si ordenara las ideas antes de decirlas. Pero no hay filtros, ni discurso armado.
“Yo hablaba de más. Ese ha sido mi peor error durante toda mi vida. Muchas veces no tengo la información completa y digo las cosas mal, y eso me ha metido en un montón de problemas”.
Luciana Guschmer
Lo dice sin dramatismo, como parte de un recuento necesario. La escena, íntima, entre peines, calor y trenzas, contrasta con la imagen que suele acompañar su nombre en redes: la de la influencer segura, frontal, polémica.
Pero lo cierto es que Luciana, de 24 años y con más de un millón de seguidores entre Instagram y TikTok, está en otra fase: una de límites, silencios y revisión.
Ser 'niña de papi' es un orgullo para Luciana
De todas las etiquetas que le han puesto, hay una que se repite con insistencia: “niña de papi”. Luciana no la rechaza. Pero le pone contexto. “Para muchas personas ser ‘hija de papi’ es un insulto, y para mí es una bendición”.

Y cuenta una anécdota que la marcó, relacionada con su participación en la primera temporada de MasterChef Celebrity Ecuador, donde quedó en séptimo lugar en 2024.
“Una vez me acuerdo que le pregunté a mi papá: ‘¿Tú hablaste para que yo entre a MasterChef?’ y él me respondió: ‘Yo hablé para que te saquen de MasterChef’".
Luciana Guschmer
Lo repite sin rabia. Con una sonrisa que mezcla incredulidad y respeto.
“Mi papá no quería que yo entrara a eso, porque cuando me anunciaron un montón de gente empezó a decir que era por mi papá. Eso jugaba un montón con mi mente. Hasta que un día me dijo: ‘Luciana, yo nunca he movido un dedo para nada de lo que tú has logrado. No te preocupes, ten claro que es por ti’".
Luciana Guschmer
Desde ahí, resignificó todo. “No me refiero a que si necesito algo voy a correr hacia mi papá para que me lo dé”, aclara. “Me refiero a que puedo correr hacia los brazos de mi papá para un abrazo y un consejo”.
Pero esa seguridad, dice, no viene solo de él. Su madre ha sido su equilibrio y su impulso. “Mi mamá también es maravillosa. Tiene siempre la palabra indicada para los momentos en que más la necesito. Mi actitud y mi seguridad vienen de tantas palabras de amor que ella me dio cuando era pequeña”.
Lo que no se dice también importa
Luciana no romantiza su impulsividad. Reconoce que durante mucho tiempo dijo lo que pensaba sin procesarlo, y que eso la alejó de personas, le generó problemas y la hizo replantearse el valor de las palabras.
“Soy un poco rebelde, entonces como que no me importa y digo lo que pienso. Pero muchas veces no está bien lo que pienso, y eso me ha hecho daño".
Luciana Guschmer
A partir de ahí, algo cambió. Los cuatro acuerdos, el libro de Miguel Ruiz, fue una guía para empezar a ordenar sus impulsos. “Ser impecable con tus palabras” es, dice, una de las cosas que más le ha costado. Y también una de las que más le ha enseñado.
“Las palabras son lo único que no podemos devolver. Me di cuenta de que ser siempre 100 % real no es lo correcto. Aprendí a dibujar una línea llamada límite. Hay cosas que se hablan en la casa, no en redes”.
Luciana Guschmer
Lo que no se publica también construye
Aunque gran parte de su carrera se ha construido desde la exposición, hoy Luciana guarda más de lo que muestra. Y eso no es una contradicción, sino una decisión consciente. Dice que hoy guarda pensamientos, vínculos y emociones que antes hubiera publicado sin filtro.
“Hay pensamientos que son valiosos y que son literalmente mis principales reglas de vida, pero no tengo que estar enseñándolas”.
Luciana Guschmer
Esa misma lógica la llevó a revisar sus relaciones personales. “Desde que inicié mi carrera filtré un montón de amistades y yo ahí dije: 'De esta forma es en la que me voy a dar cuenta quiénes realmente quieren estar cerca de mí'. Los que te aman, te dicen las cosas con amor. No solo tus aciertos, también tus errores”.

En 2024 se convirtió en la primera ecuatoriana invitada al Victoria’s Secret Fashion Show en Nueva York, y ha colaborado con marcas internacionales como L'Oréal y Victoria’s Secret.
“El cielo es el límite. Hay un montón de cosas que nos van a pasar, pero hay que soltar un poco y fluir".
Luciana Guschmer
Lo que viene después de tropezar
Luciana no pretende tener respuestas para todo. Comenta que a veces se exige de más, a veces se queja por cosas pequeñas y luego se arrepiente. Pero también reconoce que ya no le duelen las cosas como antes. Y eso, añade, también es avanzar.
“De tanto que tropezamos, a veces ya hay que saber caer. Si te han pasado tantas cosas malas… ya a la próxima te va a 'dar' menos duro. Acostúmbrate".
Luciana Guschmer
Y si algo la sostiene, lo resume en una frase sin pretensión: “Yo sí creo que el amor es uno de los motores más grandes. Hacia la familia, hacia los amigos, hacia el trabajo, hacia la gente que cree en nosotros”.
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