¿Hidrovía en Guayaquil? Estas son las rutas del proyecto de transporte fluvial que estudiará la Prefectura de Guayas
El Consejo Provincial invertirá unos USD 350.000 para analizar el potencial del plan Hidrovía, que expertos califican como una necesidad para Guayaquil, pero advierten que “no se trata de soplar y hacer botellas”.

Comerciantes descargan productos en el muelle Caraguay, una de las rutas, ubicada en el sur de Guayaquil, que será estudiada por la prefectura del Guayas dentro del plan Hidrovía. 1 de agosto de 2025.
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Metrovía, Aerovía y, quién sabe, Hidrovía. Guayaquil -y toda la provincia- podría tener su tercer transporte de pasajeros y cumplir lo que la prefecta del Guayas, Marcela Aguiñaga, ha descrito como “un gran sueño para la provincia”.
El primer paso arrancó el 10 de julio de 2025 con la publicación del proceso para contratar una consultora que haga el “estudio de factibilidad para la implementación del proyecto integral de hidrovía para el transporte fluvial público de pasajeros y de carga en Guayas”.
A un costo de USD 349.566 y con un plazo de 120 días, hasta diciembre, la consultora elegida por la prefectura estudiará la viabilidad del proyecto ‘Hidrovía’, un plan que -según la entidad- “surge de la necesidad de crear nuevos medios de transporte ante el crecimiento poblacional”.

Con la hidrovía se prevé “evitar la congestión vehicular y los accidentes de tránsito en las vías”. Además, la prefectura cree que “con el dragado, para el mantenimiento continuo de la hidrovía, se mantendrá la navegabilidad y se tendrá una mejor gestión de las cuencas hídricas del Guayas”.
Esta provincia se ubica en una cuenca hidrográfica conformada por los ríos Guayas, Daule, Babahoyo, Yaguachi y sus vertientes, los que hoy se usan como transporte artesanal. Así, la isla Puná se conecta, por ejemplo, con Guayaquil a través de embarcaciones que parten desde Posorja y del sector Caraguay, en el sur de la ciudad.
En un desembarcadero informal, al que se llega atravesando el mercado municipal Caraguay, decenas de isleños buscan regresar a Puná abordando pequeños botes, a un costo de USD 7 el pasaje, en un trayecto que toma de tres a cuatro horas.

“Vengo una vez cada dos o tres meses, porque tengo cita médica en Guayaquil, mi hija viene cada semana para comprar mercadería que lleva a vender en Puná”, contó Sandra Benítez, de 56 años, mientras esperaba abordar una canoa que recorre pequeñas islas habitadas como Chupado Chico, Chupado Grande, Conchal, Punta Piedra, en el majestuoso río.
Sentado sobre una piedra, en ese muelle artesanal, Eleodoro Alvarado, de 65 años, se considera un testigo de ese ir y venir de pasajeros que se embarcan diariamente en una travesía alejada de la contaminación, del tráfico urbano y en la que predomina el aire puro y la naturaleza.
“Tengo 50 años cargando cangrejos, desde 1971, en que llegué pequeño del campo, yo me siento campesino y guayaquileño. Me crie en Santa Lucía, conozco todo eso, Daule, Balzar, El Empalme, Quevedo”.
Eleodoro Alvarado, exdirigente de la Asociación de Cargadores de Cangrejos de la Caraguay.

El punto Caraguay-Puná es una de las nueve rutas que la prefectura del Guayas ha propuesto para el análisis de la consultora que se encargue del estudio. Esa ruta comprende cinco estaciones o paradas y parte desde el mercado Caraguay hasta Puná Nueva.
“Es una ruta que ya existe, desembarco mojado se llama. Es muy necesaria para cargar y descargar productos que vienen de Puná, ahí sí se necesita, porque hay harto tráfico. De Puná vienen muchas cosas y también llevamos, por ejemplo, cangrejos, pescado”, explica el decano de la facultad de Ingeniería Marítima y Ciencias del Mar, de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), Alejandro Chanabá.
En cambio, el experto cuestiona la ruta Cerrito de los Morreños – Contecon, en el Golfo de Guayaquil, también considerada dentro del estudio de factibilidad que hará la consultora, pues el académico advierte que esa ruta enfrenta problemas de seguridad.
“Cerro Morreño es un enjambre de piratas, esa ruta, por temas de seguridad, no se puede hacer, tendrían que ir en cada viaje escoltados por la Armada. Es muy peligroso, se roban los motores, la carga no tanto, solo los camarones. Yo no propondría esa ruta, no es rentable, a menos que la subsidie el gobierno”.
Alejandro Chanabá, decano de la facultad de Ingeniería Marítima y Ciencias del Mar, de la Espol.
La propuesta de la prefectura comprende nueve rutas que se analizarán en el estudio de factibilidad y que son las siguientes:
- Ruta 1: Puerto Hondo-Contecon (4 estaciones)
- Ruta 2: Cristo del Consuelo-Guasmo Sur (5 estaciones, 1 compartida)
- Ruta 3: Cerrito Los Morreños-Contecon (2 estaciones, 1 compartida)
- Ruta 4: Puná-Caraguay (5 estaciones)
- Ruta 5: (Río Babahoyo) Samborondón-Caraguay (4 estaciones, 1 compartida)
- Ruta 6: Puente Lucía-Caraguay (7 estaciones, 1 compartida)
- Ruta 7: Puente Cinco de Junio-Puente Perimetral (4 estaciones, 1 compartida)
- Ruta 8: Posorja-Puná (2 estaciones, 1 compartida)
- Ruta 9: Puerto Azul-Tres Bocas (2 estaciones, 1 compartida)
Demanda turística
En el estudio de factibilidad de la hidrovía también se analizará la demanda turística que tendría el proyecto y las rutas que tendrían mayor potencial, para lo que prevé que se hagan encuestas en el Malecón 2000, en parques, hoteles y centros que acaparan visitantes y público en general.
Cecibel Bacilio, una madre de familia de 47 años y que vive en la cooperativa San Pedro (Sector Bellavista), respalda el proyecto de transporte fluvial en Guayaquil. Junto a sus hijas Nayna, de 5 años, y Tayté, de 7 años, recorría el Puente Cinco de Junio, ruta contemplada entre las nueve que ha propuesto la prefectura.
“Me parece que sería una buena idea, se le devolvería la vida al río, hay gente que puede utilizarlo para el comercio, pero también para paseo, es una buena opción para salir en familia”.
Cecibel Bacilio, madre de familia

El duraneño Alfredo Carrasco, presidente del Observatorio de Servicios Básicos de este cantón, también aplaudió la iniciativa de la hidrovía y recomendó su implementación por tres razones: “No contamina, tiene seguridad y es más rápido. Se evitaría la congestión en el puente de la Unidad Nacional, en la mañana se demora casi una hora cruzarlo”.
“Durán tiene un muelle que nunca desapareció, que está ahí, en el centro, en el malecón de la fritada. Sería ideal habilitarlo y que tenga costos accesibles, no como la aerovía, que cuesta USD 0,70 y que no se puede compartir la tarjeta con otras personas”.
Alfredo Carrasco, presidente del Observatorio de Servicios Básicos de Durán
Con ellos coincide el decano de la Espol: “Es lo que hay que hacer, la hidrovía, si queremos que Guayaquil resurja y retome su historia de transporte fluvial, pero hay mucho que trabajar ahí”.

Estudios complejos
El académico cuestiona el presupuesto y el tiempo destinado para el estudio, y además se pregunta por qué no se busca a las universidades para desarrollar este proyecto que comprende estudios complejos de batimetría, para medir la profundidad del río en algunos tramos e identificar áreas de sedimentación.
“Se tiene que determinar la rapidez con la que se acumulan los sedimentos, qué rutas obstruyen el canal, hacer estudios para diseñar las embarcaciones más adecuadas para este tipo de río, cómo hacer los muelles, si se quiere hacer algo inclusivo se tiene que hacer un atracadero que pueda subir y bajar con la marea”, explicó Chanabá.

Solo para diseñar los muelles se requieren equipos especiales que identifiquen las zonas donde hay roca sólida que permita sentar las bases, además de analizar el comportamiento de la marea para evitar estragos como en el último invierno, que causó grandes afectaciones, pese a que no correspondía a fenómenos como el del Niño.
“También hay que hacer estudios de mercado, para determinar el valor que se cobraría para que sea rentable, dimensionar el tipo de motores, porque en ocasiones (la embarcación) irá en contra o a favor de la corriente, diseñar espacios para llevar carga”.
Alejandro Chanabá, decano de la facultad de Ingeniería Marítima y Ciencias del Mar, de la Espol.
El proyecto le daría muchos réditos a la ciudad y a la provincia, dice el experto al celebrar que se intente implementar la hidrovía, pero recalca que no se trata de “soplar y hacer botellas”, sino de hacerlo técnicamente para que el plan de la prefecta Marcela Aguiñaga realmente se convierta en un “gran sueño de la provincia”.
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