Nicole León, la marinera y actriz ecuatoriana que se suma a la mayor flotilla civil contra el bloqueo de Gaza
La ecuatoriana, radicada en Valencia, es parte de una iniciativa que busca romper el cerco impuesto a Gaza por Israel. Ella cuenta pormenores del viaje a la zona palestina, devastada y oficialmente declarada por la ONU en hambruna.

Nicole León, actriz ecuatoriana radicada en España, participa en la Global Sumud Flotilla, la iniciativa que busca romper el cerco impuesto a Gaza por Israel.
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MADRID. La ecuatoriana Nicole León viaja rumbo a Gaza a bordo del velero Adara, cuyo nombre significa “pureza” en árabe. A sus 30 años, esta marinera viaja junto a otras 22 personas que son parte de la Global Sumud Flotilla, la iniciativa que busca romper el cerco impuesto a Gaza por Israel desde 2007, reforzado tras el 7 de octubre de 2023, cuando Hamás entró en el sur de Israel, mató a 1.200 personas y tomó como rehenes a 251.
Desde Túnez, donde esperan a más embarcaciones para seguir la travesía, Nicole atiende una llamada de PRIMICIAS y explica que no puede “permanecer indiferente frente al genocidio del pueblo palestino”. Como mujer latinoamericana, añade, se identifica con la causa palestina porque proviene de “territorios que también sufrieron la colonización, el saqueo y las dictaduras”, y recalca que “la neutralidad ante el conflicto es complicidad”.
Aunque participa con la bandera de Ecuador, su delegación principal es la española ya que reside en Valencia desde hace nueve años. Entre los nombres más conocidos en esta flotilla están la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau, la activista sueca Greta Thunberg y el actor irlandés Liam Cunningham, célebre por su papel en Game of Thrones.
Nicole se describe como actriz y escritora, además de marinera. Su arte, asegura, está dedicado a “denunciar la cultura de la violación”. Ha dirigido una película sobre violencia de género en Ecuador y publicó hace tres años su autobiografía El grito de mis heridas, donde relata cómo el arte le permitió sobrevivir a abusos sexuales.
Su camino en el mar empezó en Estados Unidos, adonde emigró para apoyar a su familia. Sin experiencia previa, trabajó en un yate y descubrió el mundo náutico. Luego, ya en España, obtuvo el título de marinera de puente en la Marina Mercante. Eso le permitió embarcarse en travesías de hasta siete meses por Europa, aunque admite que “es muy duro trabajar para millonarios” y que lo hace porque no puede “vivir sólo del arte”.
Cuando supo en España que se organizaba una nueva flotilla rumbo a Gaza, decidió postularse. Hoy navega en el Adara, junto a un grupo integrado casi exclusivamente por mujeres latinoamericanas. En su barco se encarga de los turnos de guardia, la organización de la comida y la reparación de equipos. “Esto refuerza la idea de que esta no es una causa lejana”, subraya, y menciona que hay otra ecuatoriana en una embarcación que partió desde Turquía.
La flotilla “Sumud” (palabra que viene de un vocablo árabe que se traduce como “perseverancia” o “constancia”) reúne a más de 6.000 personas de 44 nacionalidades que viajan en unos 70 barcos. Su plan es llegar a mediados de septiembre a Gaza, aunque en las últimas 24 horas, dos embarcaciones han sido atacadas por drones supuestamente israelíes en el puerto de Túnez, según la denuncia de los activistas.
Riesgo real ante posible abordaje de fuerzas israelíes
Nicole se encuentra bien, aunque no sabe cuándo podrán retomar el viaje. La travesía es exigente. “Son muchas horas navegando, con recursos limitados, sin duchas, sin baños adecuados, enfrentando condiciones climáticas complejas”. Pero insiste en que esas incomodidades no se comparan con “el horror que viven nuestros hermanos palestinos todos los días”.

La tripulación sabe que corre un riesgo real. Han recibido instrucciones de no ejercer resistencia en caso de ser abordados por las fuerzas israelíes. Su estrategia es la resistencia no violenta. “Mantenerse firmes, documentar lo que ocurra y denunciar la ilegalidad del bloqueo”.
El cerco sobre Gaza, impuesto en 2007, ha transformado a la Franja en un enclave de hambre y devastación. El 22 de agosto de 2025, la ONU declaró oficialmente la existencia de hambruna, tras confirmarse privación extrema de alimentos, desnutrición aguda y una mortalidad en aumento.
Una larga historia de flotillas
Desde 2008, las llamadas flotillas de la libertad han intentado romper el bloqueo marítimo. La más recordada es la del Mavi Marmara en 2010 que fue abordada por comandos israelíes que mataron a diez activistas e hirieron a decenas. Fue un punto de quiebre que marcó la tensión en torno a estas iniciativas.
Desde entonces, cada misión —2011, 2015, 2018— ha sido interceptada, con denuncias de torturas y malos tratos. Este año tres barcos —Conscience, Madleen y Handala— intentaron llegar a Gaza, pero todos fueron detenidos. El primero fue atacado con drones frente a Malta; el segundo, con Greta Thunberg a bordo, interceptado a 160 km de la Franja; el tercero, detenido en julio.
Los activistas denunciaron malos tratos, descargas eléctricas y condiciones insalubres en las cárceles. Amnistía Internacional advirtió que interceptar barcos civiles en aguas internacionales viola de forma flagrante el derecho internacional.
Ahora, Nicole León y la Flotilla Global Sumud navegan en ese mismo mar, con la esperanza de que su perseverancia —ṣumūd— logre abrir una grieta en el muro invisible que encierra a Gaza.
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