A raíz de la colonización, la tradición del Arrastre de Caudas llegó a América, en concreto a ciudades como Lima o Quito, aunque se mantiene únicamente en la capital del Ecuador, convirtiéndola en una experiencia única.
El Arrastre de Caudas, arraigado en la historia de la tradición romana, encuentra su origen en el tributo rendido por el ejército a los generales caídos en batalla o por enfermedad. En este ritual fúnebre, el cuerpo del líder se cubría con un manto negro y se deslizaba a lo largo de todos los soldados, marcando así un sentido homenaje.
Con la desintegración del imperio romano, muchas de sus costumbres encontraron refugio en la Archidiócesis de Sevilla, donde esta práctica evolucionó hacia una conmemoración de la Semana Santa.
Aunque en sus inicios el Arrastre era una celebración que abarcaba de lunes a sábado durante la Semana Santa, con el tiempo, la tradición se consolidó en una única ceremonia anual: el Miércoles Santo, llevada a cabo en la Catedral Metropolitana de Quito.
Este acontecimiento se distingue por ser la única celebración funeraria en honor a Cristo dentro de la tradición católica. Por ende, constituye una vivencia sin igual para los fieles que participan en ella.
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¿En qué consiste el Arrastre de Caudas?
La palabra “cauda”, proveniente del latín y que significa “cola”, define la esencia de la ceremonia, donde jóvenes solteros o priostes arrastran una bandera de varios metros de longitud. Acompañados de figuras como almas santas y cucuruchos, estos participantes encarnan la devoción de una celebración rica en simbolismo.
En esta solemne ocasión, seis clérigos, conocidos como Los Primados, desempeñan un papel destacado. Seleccionados por su larga trayectoria al servicio de la iglesia, con una edad promedio de 80 años, estos religiosos participan en la ceremonia como símbolo de dedicación al pueblo.
Vestidos con trajes blancos que simbolizan la pureza de su labor, portan capas con capuchas negras, representando la purificación de los pecados. Arrodillados sobre cojines de terciopelo rojo al pie del altar, presencian el traslado de la reliquia Lignum Crucis por el diácono.
‘Lignum Crucis’ es una reliquia resguardada por los clérigos quiteños. Esta está compuesta de oro y piedras preciosas, y en su centro tiene cuenta con fragmentos de la auténtica Cruz de Cristo.
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Por otra parte, en el altar se encuentra el Arzobispo de Quito, ataviado con una túnica dorada y blanca. La autoridad eclesiástica está acompañada de dos canónigos vestidos de blanco y púrpura, este último color simboliza la penitencia.
Durante el evento, diversas ceremonias simbólicas tienen lugar, como la entrega de llaves y sombreros a los jóvenes priostes, designados como guardianes del sepulcro de Jesús, así como las siete palabras y el descendimiento de la cruz.
Cabe mencionar que el Arrastre de Caudas, era una tradición para el alto clero, pero se abrió al público cuando las autoridades se enteraron de que Quito es el único lugar donde se celebra actualmente y se proyecta en pantallas gigantes.
Sin duda, el Arrastre de Caudas es una ceremonia ideal para conmemorar la Semana Santa de manera diferente y única.
