Viernes, 19 de abril de 2024

Bardo José, la realidad entre la psicodelia y el 'synth pop'

Autor:

Eduardo Varas

Actualizada:

16 Ene 2021 - 0:05

Con ‘Realidades no ordinarias Vol 2’, Bardo José se sigue moviendo por un terreno entre el 'new wave' y el pop de sintetizadores, esta vez con mucho más misticismo.

Con 'Realidades no ordinarias Vol . 2', Bardo José ofrece un segundo disco que hace crecer a un proyecto que ya venía bien encaminado desde 2018.

Autor: Eduardo Varas

Actualizada:

16 Ene 2021 - 0:05

Con 'Realidades no ordinarias Vol . 2', Bardo José ofrece un segundo disco que hace crecer a un proyecto que ya venía bien encaminado desde 2018. - Foto: PRIMICIAS

Con ‘Realidades no ordinarias Vol 2’, Bardo José se sigue moviendo por un terreno entre el 'new wave' y el pop de sintetizadores, esta vez con mucho más misticismo.

Como término, “Bardo” se lo utiliza como sinónimo de poeta, el que cantaba en las gestas de los antiguos celtas. Hay un sentido épico en el uso de la palabra. Y, de cierta manera, cuando se acompaña de un nombre tan común como “José”, el resultado es casi un juego.

Una paradoja que tiene sustento en los sonidos que Ignacio Burneo -la cabeza y motor detrás de Bardo José- genera. Porque se mueven en un tira y afloja entre lo mundano, lo directo y sencillo y aquello que puede definirse a una mayor profundidad. 

Se puede ser ambas cosas simultáneamente. Sobre todo cuando la música está llena de texturas de sintetizadores, que emulan un viaje. Y hay mucho de viaje en la propuesta de Bardo José.

Eso estaba presente en Bardo José Vol. 1, el disco de 2018. Y dos años después, con Realidades no ordinarias Vol. 2 sigue ahí, pero con una giro adicional. Todo es ambiente, y ese ambiente está en función de algo que se va derramando en las letras de las canciones, o en esa impresión de que lo único que interesa es la melodía, más allá de lo que se dice.

De acuerdo al material promocional que el sello discográfico Clvb de Pesca Records ha entregado a los medios, este sería un “trabajo maduro lleno de sensaciones”. Hay mucho de verdad en esto. Sobre todo porque la base del disco tiene que ver con Las enseñanzas de Don Juan, de Carlos Castaneda, el antropólogo / escritor / figura de la contracultura en los 70… y para otros un normalizador del consumo de peyote. Puede quedarse con la etiqueta que más le parezca.

Y la verdad es que Castaneda -y ese libro en particular- es importante para la música de los últimos 50 años. Es casi como hablar de Robert Johnson y su presencia cada vez que alguien toma una guitarra. 

Bardo José entra en un diálogo que funciona hasta como viaje en el tiempo. No se trata de la novedad, se trata de cómo, una vez más, la lectura de este libro genera nuevas canciones.

Porque Castaneda resuena en músicos como Luis Alberto Spinetta, Jon Anderson -de Yes-, John Lennon y en Carlos Santana, entre otros.

Así, ese traslado místico, alrededor de un guía sabio que sabe por dónde moverse y qué proveer, tiene sentido en este disco. Incluso cuando este dato deja de tener relevancia, o porque la paradoja se convierte en algo más. Ese tránsito por un espacio natural se sostiene por sonidos que tienen que ver con lo electrónico, con el 'new wave', con un pop sintetizado que, a medida que se avanza por el disco, abraza con más fuerza.

El viaje a través de los beats

En La idea -el séptimo tema del disco- Burneo canta “La idea del inevitable fin que a todos nos espera”. Ahí se marca el sentido de cómo aquello finito es lo que le da forma al viaje. A un disco que ofrece paradas por varios lugares de reposo.

Cada canción es una postal.

El pop sintetizado, los beats que marcan y ese minimalismo electrónico están al servicio de una sensación que crece a medida que avanzan los temas, o que se escucha el disco. Porque de entrada esto no aparece. Y la música que quiere definir un traslado debe escucharse varias veces.

Realidades no ordinarias Vol. 2 es un álbum que crece, que apuesta por una psicodelia -Castaneda y las sustancias alucinógenas no quedan de lado- como columna vertebral. Y ese crecimiento hace que impacte. No es que las primeras canciones no tengan lo suyo -como Hace tiempo y Las flores-, pero al llegar al tema que le da título al disco -que cuenta con la colaboración de Boris Vian- hay algo más que parece explotar.

Un sentido festivo, un reconocimiento de lo que rodea, de los conceptos que se mueve. Una realidad no ordinaria hace referencia a la observación, a un desajuste sistemático de la percepción. Sin importar la tensión que pueda surgir -fielmente retratada en dos maravillosos temas instrumentales: Cuervos y Amanecer-, pero sí enfocada en una posición ante la existencia.

Regreso a La idea. Quizás el mejor tema del conjunto, no solo por lo que dice, sino por ese cambio presente en la armonía del estribillo. Casi como si doblara la apuesta.

Este es un trabajo que cuenta con otras colaboraciones, como Fiebre -Fernanda Bertero- y Método MC -en la estelar Plan de hoy-. Lo que deja asentada la certeza de que un viaje, un recorrido, es también una experiencia colectiva.

Puede escuchar el disco en el siguiente enlace:

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