Viernes, 19 de abril de 2024

Cementerio de Elefantes y el terreno de las melodías precisas

Autor:

Eduardo Varas

Actualizada:

27 Jun 2020 - 0:05

El segundo disco de Cementerio de Elefantes transita por varios estilos, siempre con una clara presencia de la voz y melodías de Alejandro Quénedit.

Autor: Eduardo Varas

Actualizada:

27 Jun 2020 - 0:05

El segundo disco de Cementerio de Elefantes transita por varios estilos, siempre con una clara presencia de la voz y melodías de Alejandro Quénedit. - Foto: Diego Corrales / PRIMICIAS

En "Horizonte singular", su nuevo disco próximo a salir, la banda crea canciones que se sostienen por sus melodías, sorpresivamente pop.

Es una totalidad, un viaje que supone un recorrido por la psicodelia que forma parte de la naturaleza de Cementerio de Elefantes.

Aunque, fuera de las definiciones, este disco se trata de algo más. Lo que queda claro apenas arranca a través de un tipo de paréntesis con Singular, esa primera canción.

La que es instrumental. Que dura poco más de un minuto, que funciona como el marco teórico de un álbum que se mueve a través del rock, del soul, del doo wop y del disco porque hay algo que está sucediendo aquí.

De ahí en adelante, desde Alba, el oyente está ante canciones que juegan con tres elementos fundamentales, los que confluyen en poderosas e inesperadas melodías: la métrica, los arreglos y las letras.

En Horizonte singular -este segundo disco de Cementerio de Elefantes- existen dos tipos de canciones, las que hablan de ese otro yo como sujeto de afecto y las que se centran en cómo las herramientas que permiten esas relaciones las afectan.

Atómica reflexiona sobre esos artefactos para lograr cercanía. Algo que en el disco se siente con más fuerza en Bicicleta II (Vergel). Uno de esos temas que suenan ingenuos y firmes, que se puede escuchar en repeat eterno.

¿Qué sería de la música sin esa ingenuidad?

Canciones que también se arriesgan

El mérito de las composiciones de Alejandro Quénedit está en tomarse en serio la conjunción entre letra y música.

En muchos sentidos da la impresión que lo que se canta se conecta de manera precisa con lo que la canción provoca y lo que la melodía busca.

Ya sea en la festiva Belladona -donde el doo wop tiene protagonismo- y en la espacial En estado puro -aquí sí, bienvenida la psicodelia-, lo que sucede en Horizonte singular es único.

Es un riesgo, desde luego. Porque el viaje ofrece matices que se perciben no solo de track a track, sino dentro de las mismas canciones.

Como si el indie nacional se diera la libertad para experimentar con las formas que deben tener los temas.

Es probable que no sea una propuesta que el público en general acepte con interés. En ese sentido quizás sea un tema de darle la oportunidad a este trabajo, producido por Ernesto Karolys e Isaac Zeas.

Porque vale la pena de principio a fin.

Porque las canciones son realmente un ejercicio de composición importante, porque los arreglos de la banda -integrada además por Daniel Pérez, Diego Carvajal, Fernando Cilio y Christian Andrade- elevan la apuesta, porque a veces hay que romper la forma de hacer música, para que la música reviente.

Horizonte singular se podrá escuchar desde el próximo 10 de julio en todas las plataformas de streaming.

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