Jueves, 28 de marzo de 2024

'Habilidad con los caballos', a galope por la poesía de Roy Sigüenza

Autor:

Eduardo Varas

Actualizada:

25 Oct 2020 - 0:11

"Habilidad con los caballos" es una deuda que el mercado editorial tenía con el poeta Roy Sigüenza y que ahora se puede saldar, con una edición que hace justicia.

Autor: Eduardo Varas

Actualizada:

25 Oct 2020 - 0:11

"Habilidad con los caballos" es una deuda que el mercado editorial tenía con el poeta Roy Sigüenza y que ahora se puede saldar, con una edición que hace justicia. - Foto: PRIMICIAS

Con un libro que recopila 30 años de obra del poeta orense, Severo Editorial y USFQ Press realizan un acto de justicia no solo a Sigüenza sino a los lectores del país.

Hay varias razones para celebrar esta publicación. 

La principal, obviamente, es tener en un solo volumen la obra de quizás uno de los poetas vivo más importantes del país. Porque eso es Roy Sigüenza (Portovelo, 1958). Habilidad con los caballos, lo prueba.

Poesía que suena, recorrido que va “in crescendo”, porque el libro está estructura en sentido cronológico.

Lo primero que Sigüenza publicó -Cabeza quemada, en 1990- es lo primero que se lee. Memorial de la boca -textos inédito entre 2019-2020- es lo que cierra el libro. La experiencia al leer así es mayúscula. Lo que lleva a un siguiente motivo para festejar que el libro exista.

Y tiene que ver con la posibilidad de establecer ese desplazamiento por una obra que funciona al tener bien asentado sus temas y búsquedas, pero que estéticamente va enfrentándose a nuevas inquietudes desde lo formal. 

Porque lo primero que estalla y seduce en la obra de Sigüenza es la musicalidad y el ritmo que sus poemas cargan. La selección de una palabra como "seduce" no es gratuita. La poesía de Sigüenza es seducción por cómo suena, por los seres que la pueblan, por el universo que explota en cada volumen que integra esta colección.

En términos generales -y como bien lo señala la poeta María Auxiliadora Balladares en el texto que acompaña la publicación-: “Los héroes de estos poemas lo son a pesar de ellos mismos (...) apenas van donde sus propias pulsiones eróticas los lleven”.

Hay algo que se remueve alrededor de la idea del erotismo en la obra de Sigüenza.

Porque es corporal, es ausencia, memoria, es mundo, contacto con el resto, con la geografía, con las distancias, con el agua, con otros seres. El erotismo presente se divide en varios pedazos, para recorrer la vida que se decanta en los poemas.

Una vida que encuentra en la imagen de los caballos -constante en la obra del poeta- su piedra angular. Que, nuevamente, queda muy bien definida por Balladares: “La habilidad de los caballos alude, entonces, al motivo central de Sigüenza que es el amor de los hombres por los hombres”.

La pasión que hay en este libro no es desmedida. No es un ejercicio que derrame todo de golpe.

En realidad lo que hace Sigüenza es dejar en claro sus intenciones y deseos, para luego abrir espacios para otras imágenes y momentos.

El poder de las mareas

Lo que resuena -luego de la experiencia de leer el libro en su totalidad- es reconocer que de manera muy temprana, Roy Sigüenza consiguió un libro perfecto, como lo es Tabla de mareas, de 1998.

Si Roy Sigüenza fuera The Beatles, este sería su Sgt. Peppers. Ese es el nivel.

Lo cual no deja mal parado a ninguno de los trabajos posteriores. Solo que en Tablas de mareas, el poeta toca algo que lo convierte en imprescindible.

Una especie de confidencia, de compresión de lo que puede ser y será el amor, el deseo, la expectativa.

Los vaivenes están ahí. La sensación de derrota, la sangre, Sodoma como referencia, las aspiraciones, la literatura como espacio para existir. Sigüenza lo es todo en este libro y lo que vendría sigue por el mismo sendero, con igual contundencia.

Solo que en Tablas de mareas hay una especie de declaración de principios.

Que resuena en los siguientes libros -son ocho los que se encuentran en Habilidad con los caballos-, pero con una fuerte mirada propia. Como si con el tiempo, la voz poética que vibra en el verso haya decidido que el camino está en seguir, en observar, en hacer poesía de lo que sucede ante sí. No es que el protagonismo cambiara, solo se acepta que la belleza está también por fuera.

Por eso, en un libro como Cuatrocientos cuerpos -2009- es capaz de contener esa observación como germen de lo bello. Como se lee en el poema Montañita Beach:

“El cuerpo es un surfista: va / 

veloz -en la boca una estrella. /

No tiene la mala costumbre

de llevar un alma. /

Él es el alma: la bandada de pájaros /

del deseo. Y la alegría de la vida”.

La hermosura es leer a otros, leer al mundo. Y sí, leer la obra de Sigüenza.

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